Un espacio de menos de diez metros cuadrados parece
insuficiente para que convivan ocho hombres, por lo que será un alivio saber
que esto raramente ocurre. En primer lugar, porque las legiones siempre andan
cortas de efectivos, y segundo, muchos campamentos mantienen una actitud tolerante
hacia los legionarios que pasan alguna que otra noche fuera de sus muros.
Aunque no pueden casarse, muchos emprenden relaciones permanentes con mujeres
de las ciudades cercanas. Las autoridades lo aceptan, sobre todo porque muchos
de los hijos surgidos de estas relaciones acaban por convertirse a su vez en
legionarios.
También hay que tener en cuenta que los romanos -y no
solo los legionarios- son bastante ajenos al concepto del espacio personal. Los
romanos apenas van a sus habitaciones a dormir. Comen, se bañan y se reúnen con
sus conocidos en lugares públicos, e incluso ir al retrete se convierte en una
excusa para pasar un rato con los amigos, para quejarse de la repugnante cena
de la noche anterior o para enterarse de los chismes del día.
Además, el espacio disponible se multiplica porque
buena parte de los efectivos de la legión estará ausente. En provincias donde
impere la paz, muchos hombres habrán sido enviados a misiones fuera del
campamento, misiones entre las que se incluyen algunas tan divertidas como:
• Escoltar a un dignatario de visita por la provincia.
• Vigilar peajes y controles de carretera.
• Sudar con cincel y martillo, mientras se reparan
estas mismas carreteras.
• Proteger aldeas de los bandidos o de las incursiones
bárbaras.
• Proteger caravanas de mercaderes por caminos
peligrosos.
• Hacer trabajos de construcción en las ciudades de la
region.
• Formar parte de un vexillatio destacado como
apoyo a otra legión que se
encuentre en campana.
Estas frecuentes ausencias suponen que para algunos
legionarios el campamento no es mas que una base a la que hay que volver a
informar cada cierto tiempo. Veáse por ejemplo el informe de T. Flavio Celer,
de la III Cyrenaica, emitido a principios de la década de los ochenta, del s. I
d. C.:
Partida hacia el silo de Neapolis (febrero del 80).
Vuelta al campamento.
Servicio con la guarnición del rio (durante el 81).
Vuelta al campamento.
Servicio con los comisionados del grano (junio del
83).
Vuelta al campamento.
La legión sirve como reserva de hombres bien
adiestrados, desde albañiles hasta herradores y secretarios, y es común que un
funcionario del gobierno que precise de esos servicios se dirija a la legión para
obtenerlos. El legado legionario, que también es un político, estará por lo
general mas que dispuesto a proporcionárselos dentro del intercambio de favores
que tanto caracteriza la vida social en Roma. A los legionarios tampoco les
importa, porque cualquier salida del rígido sistema de la legión y cualquier
escapada de la rutina diaria son bienvenidas (excepto cuando se trata de
construir carreteras).
Para un especialista, un immunis, sea médico,
mozo de cuadra u oficinista, la legión no es mas que un puesto de trabajo al
que se acude por la mañana y en el que se trabaja hasta que cae la noche. Esta
rutina se ve interrumpida de vez en cuando por acciones militares, pero estas
no son mas que molestias ocasionales, compensadas por la seguridad ofrecida por
la omnipresente estructura militar, que garantiza un empleo, comidas regulares,
atención medica y una pensión.
Mas o menos cada tres meses, la legión en pleno cambia
esta rutina diaria por una excursión llamada ambulatura. Primero, las
tropas se acantonan en orden de batalla, incluida la caballería. A continuación,
marchan hasta algún paraje situado a unos quince kilómetros del campamento,
alternando entre paso de desfile y paso ligero, mientras la caballería practica
maniobras de escolta, escaramuza y carga. Una vez que este agradable paseo
llega a su destino final la legión lucha enérgicamente contra un enemigo
imaginario, formando líneas de combate, cargando (normalmente
cuesta arriba, para hacer un poco mas de ejercicio) y reorganizándose.
Una vez que se haya ensayado el cambio de formación de línea a cuadro y de
cuadro a cuna las maniobras habrán terminado, y la legión regresara al campamento
con los oficiales azuzando a los hombres para que tarden todavía menos que a la
ida.
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