Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
"El Etrusco. La leyenda de los inmortales" es una novela histórica escrita por Mika Waltari. La trama se desarrolla en la antigua Roma y sigue la vida de Lario Turmo, un etrusco que se convierte en un héroe troyano al igual que Eneas.
A continuación, se presentan algunos detalles adicionales sobre el libro:
Sinopsis : La novela cuenta la historia de Lario Turmo, un etrusco que se convierte en un héroe troyano al igual que Eneas. La trama se desarrolla en la antigua Roma y presenta una serie de eventos que cambian el curso de su vida, incluyendo su lucha contra los romanos y su amor por una mujer llamada Tanaquil.
Autor : Mika Waltari es el autor de la novela. Fue un escritor finlandés que también escribió otras obras de ficción histórica y ensayos. En 1955 recibió el Premio Nacional de Literatura de Finlandia.
Recepción : No se encontraron resultados relevantes sobre la recepción de la novela.
En resumen, "El Etrusco. La leyenda de los inmortales" es una novela histórica que cuenta la historia de Lario Turmo, un etrusco que se convierte en un héroe troyano al igual que Eneas. La trama se desarrolla en la antigua Roma y presenta una serie de eventos que cambian el curso de su vida, incluyendo su lucha contra los romanos y su amor por una mujer llamada Tanaquil.
El libro SINUHÉ, EL EGIPCIO, tampoco es de desperdicio, aunque trata de una época en la que Roma todavía no estaba formada, y en la que podemos seguir un argumento de guerras de religión y un capitalismo en una sociedad como la de aquella época, la egipcia, en la que todavía no se utilizaba la moneda (que fue un invento de los griegos). También la podéis descargar de forma segura desde mi biblioteca particular desde el siguiente enlace, totalmente libre de virus o de cualquier otra anomalía (libro de muy alta recomendación por parte del cónsul de Roma) : SINUHÉ, EL EGIPCIO, DE MIKA WALTARI
Os adjunto la película, que es extranjera, ya que no encontré una versión en español, aunque el libro es muchísimo mejor que la película:
Yo Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro. No para cantar las alabanzas de los dioses porque estoy cansado de los dioses. No para alabar a los faraones, porque estoy cansado de sus actos. Escribo para mí solo. No para halagar a los dioses, no para halagar a los reyes, ni por miedo del porvenir ni por esperanza. Porque durante mi vida he sufrido tantas pruebas y pérdidas que el vano temor no puede atormentarme y cansado estoy de la esperanza en la inmortalidad como lo estoy de los dioses y de los reyes. Es, pues, para mí solo para quien escribo, y sobre este punto creo diferenciarme de todos los escritores pasados o futuros.
Porque todo lo que se ha escrito hasta ahora lo fue para los dioses o para los hombres. Y sitúo entonces a los faraones también entre los hombres porque son nuestros semejantes en el odio y en el temor, en la pasión y en las decepciones. No se distinguen en nada de nosotros, aun cuando se sitúen mil veces entre los dioses. Son hombres semejantes a los demás.
Tienen el poder de satisfacer su odio y de escapar a su temor, pero este poder no les salva de la pasión ni de las decepciones, y cuanto ha sido escrito lo ha sido por orden de los reyes, para halagar a los dioses o para inducir fraudulentamente a los hombres a creer en lo que ha ocurrido. O bien para pensar que todo ha ocurrido de manera diferente de la verdad. En este sentido afirmo que desde el pasado más remoto hasta nuestros días todo lo que ha sido escrito se escribió para los dioses y para los hombres .
Todo vuelve a empezar y nada hay nuevo bajo el sol; el hombre no cambia aun cuando cambien sus hábitos y las palabras de su lengua. Los hombres revolotean alrededor de la mentira como las moscas alrededor de un panal de miel, y las palabras del narrador embalsaman como incienso, pese a que esté en cuchillas sobre el estiércol en la esquina de la calle, pero los hombres rehúyen la verdad.
Yo, Sinuhé, hijo de Senmut , en mis días de vejez y de decepción estoy hastiado de la mentira. Por esto escribo para mí solo lo que he visto con mis propios ojos o comprobado como verdad. En esto me diferencio de cuantos han vivido antes que yo o vivirán después de mí. Porque el hombre que escribe y, más aún, el que hace grabar su nombre y sus actos sobre la piedra, vive con la esperanza de que sus palabras serán leídas y que la posteridad glorificará sus actos y su cordura. Pero nada hay que elogiar en mis palabras, mis actos son indignos de elogio, mi ciencia es amarga para el corazón y no complace a nadie. Los niños no escribirán mis frases sobre la tablilla de arcilla para ejercitarse en la escritura. Los hombres no repetirán mis palabras para enriquecerse con mi saber. Porque he renunciado a toda esperanza de ser jamás leído o comprendido.
En su maldad, el hombre es más cruel y más endurecido que el cocodrilo del río. Su corazón es más duro que la piedra. Su vanidad, más ligera que el polvo de los caminos. Sumérgelo en el río, una vez secas sus vestiduras será el mismo que antes. Sumérgelo en el dolor y la decepción; cuando salga será el mismo de antes. He visto muchos cataclismos en mi vida, pero todo está como antes y el hombre no ha cambiado. Hay también gente que dice que lo que ocurre nunca es semejante a lo que ocurrió, pero esto no son más que vanas palabras.
Yo, Sinuhé, he visto a un hijo asesinar a su padre en la esquina de una calle. He visto a los pobres levantase contra los ricos, los dioses contra los dioses. He visto a un hombre que había bebido vino en copas de oro inclinarse sobre el río para beber agua con la mano. Los que habían pesado el oro mendigaban por las callejuelas, y sus mujeres, para procurar pan a sus hijos, se vendían por un brazalete de cobre a negros pintarrajeados.
No ha ocurrido, pues, nada nuevo ante mis ojos, pero todo lo que ha sucedido acaecerá también en el porvenir. Lo mismo que el hombre no ha cambiado hasta ahora, tampoco cambiará en el porvenir. Los que me sigan serán semejantes a los que me han precedido. (…)