miércoles, 30 de noviembre de 2016

LAS CRUELES DIVERSIONES DE CALÍGULA


Mandó Cayo César, en el mismo día, azotar a Sexto Papinio, hijo de varón consular, a Betilieno Basso, cuestor suyo e hijo de su intendente, y a otros muchos, caballeros romanos o senadores, sometiéndoles después a la tortura, no para interrogarles, sino para divertirse.

 

 Enseguida, impaciente por todo lo que aplazaba sus placeres, que las exigencias de su crueldad pedían sin tregua, paseando entre las alamedas del jardín de su madre, que se extiende entre el pórtico y la ribera, hizo llevar algunas víctimas de aquéllas con matronas y otros senadores, para decapitarles a la luz de las antorchas.

 

Disgustado C. César por la minuciosidad que afectaba en traje y peinado el hijo de Pastor, ilustre caballero romano, le hizo reducir a prisión, y rogándole el padre que perdonase a su hijo, cual si la súplica fuese sentencia de muerte, ordenó en el acto que le llevaran al suplicio. Mas para que no fuese todo inhumano en sus relaciones con el padre, le invitó a cenar aquella misma noche. Pastor acudió sin mostrar el menor disgusto en el semblante.

 

 Después de encargar que le vigilasen, César le brindó con una copa grande, y el desgraciado la vació completamente, aunque haciéndolo como si bebiese la sangre de su hijo… El joven tirano, con su afable y benévolo aspecto, provocando al anciano con frecuentes brindis, le invitaba a desterrar sus penas, y éste, en recompensa, se mostraba regocijado e indiferente a lo que había pasado aquel día. El segundo hijo hubiese perecido, de no quedar el verdugo contento del convidado.


( Séneca )

UN CICERÓN MADURO DICE SER FELIZ



¡Soy feliz!. No es la alegría de la infancia o de la juventud, es la alegría de la madurez, de la tranquilidad y de la conformidad. 



domingo, 27 de noviembre de 2016

ENTUSIASMO DE CLAUDIO POR EL CIRCO DE GLADIADORES


En los espectáculos de gladiadores dados por él o por otros, hacía degollar a todos los que caían, aunque fuese casualmente y, en especial, a los reciarios, cuyo semblante moribundo le gustaba contemplar… Disfrutaba tanto viendo a los gladiadores llamados bestiarios y a los meridiano, que iba a sentarse en el anfiteatro al amanecer y permanecía allí incluso durante el mediodía cuando el pueblo se retiraba a comer.

 ( Suetonio)






 


POEMA DE LUCRECIO SOBRE EL AMOR


El Amor, y tan sólo el Amor de todas nuestras dichas,
en su máxima expresión no hace sino avivar el fuego.

Cuando más lo disfrutamos, mayor es nuestro deseo.