viernes, 30 de noviembre de 2018

MARCO PORCIO CATÓN EL CENSOR DICE SOBRE EL MATRIMONIO



No busques una esposa tan sólo por su dote, ni quieras retenerla cuando no la soportes.












PÍTACO DE MITELENE DICE SOBRE HABLAR



El que no sabe callar lo que debe, no sabe hablar lo que debe.










PERIANDRO DE CORINTO DICE SOBRE LA PREVENCIÓN




Sé previsor con todas las cosas.



FÍSICA, por Aristóteles

 

 

FÍSICA, por Aristóteles




 



MARCO PORCIO CATÓN EL CENSOR DICE SOBRE LA DISCRECIÓN



No te metas con nadie por lo que dice o hace, no sea que se burlen de ti según tu ejemplo.





martes, 27 de noviembre de 2018

REPRIMENDA DEL DICTADOR CÉSAR EN EL SENADO A LOS TRIBUNOS DE LA PLEBE LUCIO CESETINO FLAVO Y CAYO EPIDIO MARULO POR LANZAR RUMORES DE QUE CÉSAR QUIERE SER REY DE ROMA


Lucio Cesetio Flavo y Cayo Epidio Marulo ¡venid!.¡Ahora mismo, al centro de la sala!.

 

¡Estoy harto de que me hagáis quedar en ridículo!. ¿Me oís?. ¿Me entendéis?. ¡Harto! . Y no pienso soportarlo ni un minuto más. Flavo, Marulo, deshonráis vuestro puesto.

 

¿Hasta dónde se ha rebajado el tribunal de la plebe, cuando algunos de sus componentes como vosotros creen que pueden comportarse como un par de vándalos alborotadores?. Si alguien ciñe una cinta blanca a una imagen mía, quitadla por todos los medios. ¡Con ello ganaríais mi aprobación!. Pero convertirlo en un escándalo delante de mil personas, ésa es una conducta inaceptable para cualquier magistrado romano, hasta para el más impávido de los demagogos que se haya hecho llamar alguna vez tribuno de la plebe. Y si alguna persona de la multitud hace un comentario ingenioso, dejadla. Una respuesta suave o un chiste le harán quedar en ridículo. Lo que hicisteis los dos en la Vía Apia es desmesurado: convertisteis una vulgar scurra del gentío en un circo. ¿De qué pensabais acusarle?. ¿De alta traición?. ¿De baja traición?. ¿De impiedad?. ¿Asesinato?. ¿Robo?. ¿Desfalco?. ¿Soborno?. ¿Extorsión?. ¿Violencia?. ¿Incitación a la violencia?. ¿Quiebra?. ¿Brujería?. ¿Sacrilegio?. Que yo sepa, ésos son todos los delitos según la legislación romana. Hacer un comentario provocativo en público no constituye un delito. Difamar a otros hombres no constituye un delito. Si lo fuera, Marco Cicerón estaría permanentemente en el exilio por haber llamado a Lucio Piso mamón y torbellino de codicia, entre otras cosas. Lo mismo que determinados miembros de esta Cámara, por llamar a algunos de sus colegas desde comedores de heces hasta violadores de sus propios hijos. ¿Cómo os atrevéis a convertir un incidente sin importancia en un gran crimen?. ¿Cómo os atrevéis a vilipendiarme armando tal alboroto por una nadería?. ¡Esto se acabó!. ¿Me habéis oído?. ¿Me habéis oído bien?. Si un solo miembro de este cuerpo vuelve tan siquiera a sugerir... y no digo ya a expresar abiertamente, que quiero ser rey de Roma, que se ande con cuidado. Rex es una palabra. Tiene implicaciones, pero no es una realidad en nuestra esfera romana. ¿Rex?. ¿Rex?. Si quisiera ser un dirigente absoluto a perpetuidad, ¿para qué molestarme en llamarme Rex?.¿Por qué no César, sencillamente?. César también es una palabra. Podría tener el mismo significado que rey. Así pues: ¡cuidado!. Como dictador, puedo arrebataros vuestra ciudadanía romana y vuestras propiedades. Puedo mandaros azotar y decapitar. ¡Para eso no necesito ser Rex!. Creedme, padres conscriptos, me están entrando tentaciones. ¡Tentaciones! Eso es todo. Estáis despedidos. ¡Fuera!.


DESCENDENCIA DE OCTAVIO AUGUSTO



Augusto era bisabuelo a la edad de cincuenta y cuatro años; y tatarabuelo antes de morir, a la edad de setenta y seis.







CLAUDIO DICE SOBRE ÉL MISMO



Se supone que soy un tonto de remate, y cuanto más leo más tonto me creen.


GERMÁNICO DICE SOBRE OCTAVIO AUGUSTO



Octavio Augusto es leal a tres cosas: a tus amigos, a Roma y a la verdad.


lunes, 26 de noviembre de 2018

SÉNECA DICE SOBRE LOS BAÑOS PÚBLICOS


¡Contemplad!. Ruido estruendoso por todas partes. Vivo encima de unos baños públicos. Imagínate la gran variedad de gritos desesperantes que pueden llegar a mis oídos. Oigo a los culturistas ejercitando sus brazos levantando pesas de plomo, esforzándose, o al menos fingiendo esforzarse; oigo sus gruñidos y gemidos al levantar el peso y cuando sueltan el aliento los oigo resollar y respirar entrecortadamente. Luego tengo que soportar a un tipo más vago, que se conforma con un masaje barato con aceite; oigo el ruido de las manos golpeando sus hombros, los diferentes sonidos según le masajeen con la mano abierta o con el hueco. Y todavía hay más, ¡si un jugador de pelota se une al escándalo contando los puntos que logra ya es el colmo!. Súmale a esto la gente vulgar gritándose unos a otros, el ladrón al que cogen con las manos en la masa y al tipo al que le gusta oír su propia voz resonando por los baños junto a otros que cantan, aunque éstos al menos tienen voces decentes. ¡Y aún hay más!. Los que se lanzan a la piscina de golpe provocando un horrible estruendo. Piensa además en esos esclavos que se dedican a depilar axilas gritando continuamente para anunciarse con su chillona y estridente voz, y que no cesan a menos que estén efectivamente depilándole a alguien la axila, haciéndoles entonces gritar a ellos. En medio de todo esto están los gritos entremezclados de muchos vendedores: el vendedor de pasteles, el de salchichas, el confitero, los vendedores de comida, todos anunciando sus productos con sus gritos característicos. Mientras tanto, fuera del apartamento, preciso, coches de caballos traqueteando, mazazos procedentes de un taller cercano, un afilador de sierras trabajando allí al lado y, para acabarlo de arreglar, un vendedor de flautas que no sabe cantar, así que se limita a gritar todo el rato.








DION CRISÓSTOMO DESCRIBE LA TUMULTOSA VIDA CALLEJERA DE LAS CIUDADES ROMANAS


A menudo vemos cómo, incluso en medio de una gran y agitada muchedumbre, el individuo no tiene dificultad en realizar su trabajo; por el contrario, el hombre que toca la flauta o enseña a un alumno a tocar, se concentra en ello, a veces dando clase en plena calle, y ni la multitud ni el barullo de los transeúntes le distraen en absoluto. Lo mismo sucede con el bailarín o el maestro de danza; está inmerso en su trabajo, totalmente ajeno a los que pelean, venden y hacen otras cosas; y también pasa lo mismo con el arpista y el pintor. Pero he aquí el caso más extremo de todos: los profesores de enseñanza elemental se sientan en la calle con sus alumnos y, en medio del estruendo, nada les impide enseñar y aprender. Recuerdo haber visto una vez, paseando por el Hipódromo,  mucha gente reunida en un mismo punto, cada uno haciendo algo diferente: uno tocando la flauta, otro bailando, otro haciendo juegos malabares, otro leyendo un poema en voz alta, otro cantando y otro explicando un cuento o un mito, y, a pesar de todo, ni uno solo de ellos impedía a los demás que se ocupase de sus asuntos y realizase el trabajo que tenía entre manos.




SANTIAGO APÓSTOL DICE SOBRE EL ORIGEN DE LAS GUERRAS


¿De dónde vienen esas guerras, de dónde esos conflictos entre vosotros?. ¿Quién hace la guerra sino los malos deseos que tenéis dentro?.  Codiciáis lo que no tenéis y entonces matáis, discutís y peleáis.






ARTEMIDORO DICE SOBRE LOS JUECES


Un juez es alguien que hace lo que quiere sin tener que responder ante nadie y fácilmente pervertible por los sobornos, la fuerza y el favoritismo; e involucrarse en un juicio significa problemas, infelicidad, pesados gastos y que se revelarán secretos.

domingo, 25 de noviembre de 2018

EPITAFIO DE MERCADER ROMANO EN BRINDISI



Si no es mucha molestia, transeúnte, levántate y lee éste. A menudo he recorrido el inmenso mar en una embarcación ligera y he llegado a muchas tierras. Éste es el fin que urdió para mí el destino al nacer. Aquí me he librado de mis preocupaciones y trabajos. Aquí no temo a las estrellas ni a las nubes ni al fiero mar, ni temo que mis gastos superen mis ganancias.




ARTEMIDORO DICE SOBRE LA PRÁCTICA DE SEXO



La naturaleza ha enseñado al hombre que la postura «cara a cara» es la única natural; todas las demás posturas son aberraciones que los hombres aprenden fruto de la indecencia, el libertinaje y la embriaguez. Claro que todos los animales tienen sus propios hábitos sexuales «naturales». Por tanto, lo adecuado es que los hombres adopten como postura sexual correcta la de «cara a cara»; el resto son inventadas y propias de los excesos de la lujuria y la embriaguez.

( Artemidoro en "Sueños" )