Aparte
de estúpidas sin importancia, las mujeres son bienes muebles, propiedad de los
maridos que las toman y de las cuales a veces esos hombres ni consiguen
adaptarse a ellas por lo que tienen de necias. Por eso en la vida y en el mundo
los hombres cuentan, y las mujeres no. Y a cambio de que las protegemos y les
procuramos la mejor vida posible, dejan que seamos nosotros quienes decidamos y
gobernemos en el orden de todas las cosas.
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