Momo
(en griego antiguo Μωμος Mômos, ‘burla’, ‘culpa’; en latín momus) era, en la
mitología griega, la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza
irónica. Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación
malintencionada y crítica injusta.
Hesíodo
contaba que Momo era un hijo de Nix, la noche (Teogonía, 214). Luciano de
Samosata recordaba (en el diálogo ampliado Hermotimus, 20) que se burló de
Hefesto por haber fabricado a los hombres sin puertas en sus pechos a través de
las cuales se pudiera conocer si sus pensamientos y sentimientos eran verdaderos.
Incluso se burló de Afrodita, aunque todo lo que pudo hallar fue que era
parlanchina y llevaba sandalias chirriantes (Filostrato, Epístolas). Debido a
sus constantes críticas, fue exiliado del Monte Olimpo.
Se lo
representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con
un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la
locura.
Aparece
ocasionalmente como personaje en la obra de Luciano de Samosata, y en el siglo
XV en el Momus sive de principe (1450), una sátira picaresca y política del
humanista León Battista Alberti muy leída e influyente, en algunas ocasiones
atribuida a Luciano; la traducción castellana de esta sátira la publicó en 1553
Agustín de Almazán en Alcalá de Henares con el título de La moral y muy
graciosa historia del Momo, de la cual se hizo una refundición moralizante en
1666 con el título de la Historia moral del dios Momo: enseñanza de príncipes y
súbditos y libros de caballerías, publicada en Madrid por el padre Benito
Remigio Noydens (1630-1685). En el Viage de Sannio (1585) del poeta Juan de la
Cueva. El matemático y mitógrafo Juan Pérez de Moya dice de él en su
Philosophia secreta:
El
Momo fingieron los poetas ser un dios muy holgazán, que no acostumbraba
entender en otra cosa sino en reprehender las obras y trabajos ajenos, así de
los hombres como de los dioses
Baltasar
Gracián lo presenta en la segunda parte de su Criticón en su capítulo "El
texado de vidrio y Momo tirando piedras". La índole del personaje lo hizo
ser frecuente motivo artístico y alegórico de la literatura emblemática. Cuando
Sir Francis Bacon escribió un ensayo titulado Of Building (XLV), afirmó en él
que «Aquél que construye una buena casa sobre un mal asiento, se condena a
prisión a sí mismo... No es sólo el mal aire lo que hace malo el asiento, sino
los malos caminos, los malos mercados y, si se consulta con Momo, los malos
vecinos.» Laurence Sterne rumió sobre las posibilidades de la ventana de Momo
al alma en un típico excurso incoherente en Tristram Shandy.
En
las fiestas de Carnaval de varias ciudades hispanohablantes se rinde homenaje
al dios Momo con diversos actos. Específicamente, en las ciudades de
Barranquilla (Colombia) y Montevideo (Uruguay), durante el Carnaval se hace
alusión al dios Momo. También aparece la figura del dios Momo en el Carnaval de
Cádiz (España) donde adquiere un gran protagonismo los días de Carnaval y hasta
su quema durante esta fiesta.
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