martes, 27 de noviembre de 2018

REPRIMENDA DEL DICTADOR CÉSAR EN EL SENADO A LOS TRIBUNOS DE LA PLEBE LUCIO CESETINO FLAVO Y CAYO EPIDIO MARULO POR LANZAR RUMORES DE QUE CÉSAR QUIERE SER REY DE ROMA


Lucio Cesetio Flavo y Cayo Epidio Marulo ¡venid!.¡Ahora mismo, al centro de la sala!.

 

¡Estoy harto de que me hagáis quedar en ridículo!. ¿Me oís?. ¿Me entendéis?. ¡Harto! . Y no pienso soportarlo ni un minuto más. Flavo, Marulo, deshonráis vuestro puesto.

 

¿Hasta dónde se ha rebajado el tribunal de la plebe, cuando algunos de sus componentes como vosotros creen que pueden comportarse como un par de vándalos alborotadores?. Si alguien ciñe una cinta blanca a una imagen mía, quitadla por todos los medios. ¡Con ello ganaríais mi aprobación!. Pero convertirlo en un escándalo delante de mil personas, ésa es una conducta inaceptable para cualquier magistrado romano, hasta para el más impávido de los demagogos que se haya hecho llamar alguna vez tribuno de la plebe. Y si alguna persona de la multitud hace un comentario ingenioso, dejadla. Una respuesta suave o un chiste le harán quedar en ridículo. Lo que hicisteis los dos en la Vía Apia es desmesurado: convertisteis una vulgar scurra del gentío en un circo. ¿De qué pensabais acusarle?. ¿De alta traición?. ¿De baja traición?. ¿De impiedad?. ¿Asesinato?. ¿Robo?. ¿Desfalco?. ¿Soborno?. ¿Extorsión?. ¿Violencia?. ¿Incitación a la violencia?. ¿Quiebra?. ¿Brujería?. ¿Sacrilegio?. Que yo sepa, ésos son todos los delitos según la legislación romana. Hacer un comentario provocativo en público no constituye un delito. Difamar a otros hombres no constituye un delito. Si lo fuera, Marco Cicerón estaría permanentemente en el exilio por haber llamado a Lucio Piso mamón y torbellino de codicia, entre otras cosas. Lo mismo que determinados miembros de esta Cámara, por llamar a algunos de sus colegas desde comedores de heces hasta violadores de sus propios hijos. ¿Cómo os atrevéis a convertir un incidente sin importancia en un gran crimen?. ¿Cómo os atrevéis a vilipendiarme armando tal alboroto por una nadería?. ¡Esto se acabó!. ¿Me habéis oído?. ¿Me habéis oído bien?. Si un solo miembro de este cuerpo vuelve tan siquiera a sugerir... y no digo ya a expresar abiertamente, que quiero ser rey de Roma, que se ande con cuidado. Rex es una palabra. Tiene implicaciones, pero no es una realidad en nuestra esfera romana. ¿Rex?. ¿Rex?. Si quisiera ser un dirigente absoluto a perpetuidad, ¿para qué molestarme en llamarme Rex?.¿Por qué no César, sencillamente?. César también es una palabra. Podría tener el mismo significado que rey. Así pues: ¡cuidado!. Como dictador, puedo arrebataros vuestra ciudadanía romana y vuestras propiedades. Puedo mandaros azotar y decapitar. ¡Para eso no necesito ser Rex!. Creedme, padres conscriptos, me están entrando tentaciones. ¡Tentaciones! Eso es todo. Estáis despedidos. ¡Fuera!.


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