Quinto
Cecilio Metelo Céler (en Latín, Quintus Caecilius Q. f. Q. n. Metellus Celer;
100 a. C.-59 a. C.) fue un político y militar romano, cónsul en el año 60 a. C.
Era
probablemente hijo del cónsul del año 98 a. C., Quinto Cecilio Metelo Nepote, y
hermano de Quinto Cecilio Metelo Nepote, cónsul a su vez en el año 57 a. C. La
duda en el parentesco deriva tanto de Cicerón como de Asconio, porque llaman a
Metelo Céler frater (hermano o primo) de Metelo Nepote el Joven y Asconio añade
que era hijo de Metelo Nepote el Viejo, nieto de Metelo Baleárico y bisnieto de
Metelo Macedónico.
En 66
a. C. sirvió como legatus del ejército de Gneo Pompeyo en Asia durante la
tercera guerra mitridática y rechazó un ataque de los albaneses del Cáucaso
dirigidos por su rey Oroeses.
Regresó
a Roma y fue elegido pretor en el año 63 a. C., año en el que Cicerón fue
cónsul. Apoyó al partido aristocrático. Impidió la condena de Cayo Rabirio mediante
la eliminación de la bandera militar del monte Janículo.
Durante
la conspiración de Catilina, tuvo a su cargo los distritos de los picentinos y
de los senones. Bloqueó los pasos de los Apeninos por lo que obligó a Catilina
a encarar al cónsul Antonio que avanzaba sobre Etruria.
En el
año 62 a. C. fue propretor con el título de procónsul de la provincia de la
Galia Cisalpina debido a que Cicerón había renunciado a ser su gobernador, pues
no estaba dispuesto a abandonar Roma. A pesar de que Metelo y Cicerón habían
sido estrechos colaboradores, él se enojó mucho cuando el orador atacó a su
hermano Nepote.
En el
61 a. C. Metelo fue elegido cónsul. Por su influencia, impidió la celebración
de la Compitalia, que un tribuno de la plebe quería celebrar en oposición de un
senatus consultum que lo prohibía. A final de año bloqueó, junto con otros
(entre ellos Marco Porcio Catón), las peticiones de los publicanos para pagar
menos impuestos por las tierras de Asia. Su petición fue rechazada, pero Julio
César les concedió lo solicitado posteriormente, en 59 a. C., mediante un
proyecto de ley presentado en los comicios para tal fin.
Fue
cónsul en el 60 a. C. junto con Lucio Afranio, partidario de Gneo Pompeyo.
Pompeyo estaba ansioso por obtener la ratificación de sus actos en Asia y de
conseguir una asignación de tierras para sus soldados, pero Afranio no era un
hombre de capacidad y energía suficientes para llevar a cabo estos deseos.
Metelo frustró todos sus planes, ya que Pompeyo era considerado en ese momento el
enemigo más formidable de la aristocracia. Fue esta oposición lo que llevó a
Pompeyo a los brazos de César y, por lo tanto, preparó la caída de la
República. Metelo se opuso a la ley agraria del tribuno Lucio Flavio hasta el
punto de ordenar el tribuno su encarcelamiento, pero ni así consiguió doblegar
su oposición y finalmente la ley fue retirada.
Actuó
con tanta energía y decisión a favor de la aristocracia que Cicerón lo llamó
egregius consul y, aunque al principio no se opuso a la adopción de Clodio en
una familia plebeya por no dar importancia al asunto, al darse cuenta de que
Clodio iba a favorecer la causa del partido democrático, Metelo se opuso a su
plan usando todo su poder a pesar de que estaba casado con Clodia, hermana de
Publio Clodio Pulcro.
Como
existía una amenaza de guerra en las Galias, el Senado determinó que los
cónsules debían por sorteo asumir la gobernación de dichas provincias, pero
Metelo, al parecer, no llegó a salir de Roma en el año 59 a. C. Murió tan
repentinamente ese año, que se supuso que había sido envenenado por su esposa
Clodia, hija de Apio Claudio Pulcro y Cecilia Metela. Su esposa era una
auténtica libertina, amante de su hermano Clodio, de Celio, del poeta lírico
Cayo Valerio Catulo (que la mencionaba en sus poemas como Lesbia) y de muchos
otros. Metelo fue tal vez padre de Cecilia Metela.
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