La
batalla de Lingones fue un enfrentamiento militar librado entre el Imperio
romano y los alamanes, acabando con la victoria de los romanos.
En
277 los alamanes, francos, lugiones, burgundios y vándalos
cruzaron el Rin e invadieron la Galia, pero el emperador Marco Aulerio Probo
consiguió efectuar una campaña que para el año siguiente había dado muerte a
400.000 bárbaros según las crónicas romanas, reclutando a 16.000 hombres para
guarnecer la frontera, salvando 70 ciudades del saqueo, forzando a los invasores a devolver el botín e incluso
considerando intentar conquistar Germania, idea que abandono. En 281 permitió a 100.000 bastarnos instalarse en Tracia.
Dos
años después, el emperador Marco Aulerio Caro derrotó en Pannonia una incursión
de sármatas, matando a 16.000 y capturando a 20.000 «de ambos sexos».
Los
alamanes habían cruzado el Rin e invadido la provincia romana de la Germania
Superior. Fue entonces que el césar Constantino Cloro salió a interceptarlos en
las cercanías de Lingones (actual Langres), pero
la feroz carga de los invasores le forzó a retirarse al interior de la ciudad
junto a su ejército, apenas escapando de la captura. Afortunadamente, poco
después llegaron tropas de refuerzo.
Posteriormente,
a salvo tras los muros de Lingones, Cloro dio un enérgico discurso a sus
hombres y les inspiró para salir afuera y contraatacar. La victoria de los romanos fue absoluta tras seis horas de
combate. Poco después, Cloro volvió a
vencerlos en Vindonissa.
Existe
discrepancia sobre la fecha de la batalla. Aunque se tiende a fecharla en 298,
algunos autores, basados en los datos que da Eutropio, dicen que sucedió en
302.
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