Como comandante del frente
norte, Lucio Julio, creo que ha llegado el momento de informarte de mis planes.
Te escribo ésta en las calendas del Sextilis, acampado cerca de Reate.
Tengo la intención de invadir
las tierras de los marsos ahora que mi ejército está en óptimas condiciones y
estoy totalmente seguro de que se conducirá tan magníficamente como hicieron en
el pasado todos mis ejércitos, por el bien de Roma y de su general.
Creo que coincidirás conmigo,
Lucio Julio, en que necesitamos una victoria, una victoria completa y decisiva
en el frente a mi mando. Roma llama a esta guerra contra los itálicos la guerra
mársica, luego debemos derrotar a los marsos en el campo de batalla y si es
posible infligirles pérdidas que les impidan recuperarse.
Ahora puedo hacerlo, querido
Lucio Julio, pero para llevarlo a cabo necesito la ayuda de mi viejo amigo y
colega Lucio Cornelio Sila. Dos legiones más. Comprendo perfectamente que te
será harto difícil prescindir de los servicios de Lucio Cornelio, y no digamos
de dos legiones. Si no considerase imperativo lo que te pido, no te rogaría
este favor. Pero te aseguro que ese traslado no va a ser definitivo. Digamos
que es un préstamo, no un regalo. Sólo lo necesito dos meses.
Si ves la manera de acceder a
mi petición, tu amabilidad será por el bien de Roma. Si no puedes acceder a
ello, tendré que seguir sentado en Reate pensando otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario