domingo, 25 de noviembre de 2018

PRIMER DISCURSO DE LUCIO CORNELIO SILA EN EL SENADO COMO CÓNSUL PROMULGANDO MEDIDAS ECONÓMICAS CONTRA LAS DEUDAS TRAS CASI GANAR LA GUERRA MÁRSICA



 Príncipe del Senado, padres conscriptos, no soy orador, por lo que no esperéis bellos discursos. Lo que os daré será una explicación sencilla de los hechos, seguida de un esbozo de las medidas que trataré de tomar para remediar la situación. Podéis debatir los resultados, si lo juzgáis necesario, pero quiero recordaros que la guerra aún no ha concluido satisfactoriamente. Por consiguiente, no quiero seguir en Roma más tiempo del debido. Quiero también advertiros que trataré sin contemplaciones a los miembros de esta augusta Cámara que intenten entorpecer mi labor por vanagloria o intereses personales. No estamos para aguantar la clase de payasadas a que se dedicaba Lucio Marcio Filipo los días anteriores a la muerte de Marco Livio Druso. Espero que lo hayas oído, Lucio Marcio.
 

Ninguno de nosotros ignora la grave situación financiera de Roma, tanto en el área pública como en la privada. Los cuestores urbanos me comunican que el Tesoro está vacío y los tribunos del Tesoro me han dado la cifra de lo que debe Roma a las diversas empresas e individuos de la Galia itálica; una cifra superior a tres mil talentos de plata y que aumenta a diario por dos motivos: primero porque Roma se ve aún obligada a comprar a esas empresas e individuos; segundo, porque el monto principal no se ha pagado, los intereses no se han pagado y no siempre podemos abonar los intereses de los intereses impagados. Los negocios se van a pique. Los que en el sector público han prestado dinero, no pueden cobrar deudas ni intereses, ni intereses sobre los intereses impagados. Y los que han pedido dinero prestado están aún en peores condiciones.

 

Por consiguiente, requiero que esta Cámara envíe un senatus consultum a la asamblea de todo el pueblo representado por sus tribus, patricias y plebeyas, solicitando una lex Cornelia al siguiente efecto: que todos los deudores, ciudadanos romanos o no, queden obligados a pagar únicamente interés simple, es decir interés sólo sobre la deuda contraída, al porcentaje acordado por las partes en el momento del préstamo. Queda prohibido el cobro de interés compuesto y del interés simple a un porcentaje más alto del acordado en principio.

 

Sé que algunos no estáis de acuerdo porque habéis prestado dinero, pero no hay vencedores en una guerra civil. Y esta guerra que ya toca a su fin es una guerra civil. Mi opinión personal es que ningún itálico puede jamás ser romano, pero soy lo bastante romano para respetar las leyes que últimamente se han promulgado para que los itálicos se conviertan en romanos. Roma no obtendrá botín, ni indemnización suficiente para cubrir con una capa de lingotes de plata el suelo del templo de Saturno.

 

Los tesoros de los itálicos están tan agotados como el nuestro. Los nuevos ciudadanos que figurarán en los rollos están cargados de deudas y empobrecidos como los propios romanos. En tales circunstancias, habrá que empezar de nuevo en otra parte, ya que promulgar una anulación general de deudas es impensable. Pero tampoco se puede agobiar a los deudores hasta ahogarlos. En otras palabras, lo lógico y equitativo es reducir los dos términos del binomio. Y eso es lo que pretende la lex Cornelia.


La deuda de Roma a la Galia itálica cae dentro del ámbito de mi lex Cornelia.Todos sabemos que la Galia itálica es muy rica. La guerra en la península no la afectó y ha ganado mucho dinero con esta guerra. Por consiguiente, ella y sus comerciantes pueden perfectamente soportar la anulación de medidas como el interés compuesto. Gracias a Cneo Pompeyo Estrabón, toda la Galia itálica al sur del Padus es ahora totalmente romana y a los principales centros al norte del río se les han otorgado derechos latinos. Yo creo que es muy justo que la Galia itálica reciba el mismo trato que las demás comunidades romanas o latinas.


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