sábado, 31 de enero de 2015

SÉNECA DICE SOBRE LA OPINIÓN





No haré cosa alguna por la opinión, sino harélas todas por la conciencia, pues creeré que lo que haga, viéndolo yo, lo hago siendo testigo de ello todo el pueblo.


viernes, 30 de enero de 2015

PLATÓN DICE SOBRE LA PREVISIÓN





























 La previsión es la virtud de estar preparado a los acontecimientos futuros.


EPÍCTETO DICE SOBRE EL PLACER





No se llega a campeón sin sudar.


PITACO DE MITILENE DICE SOBRE LA PALABRA





Que la palabra no se adelante al pensamiento.



SÉNECA DICE SOBRE LA PÉRDIDA





 Dejarse afectar de un dolor inacabable por la pérdida de un ser muy caro es sandia flojedad; no afectarse de ninguno es dureza humana. La transacción más cuerda entre la estima y la razón es sentir la añoranza y sofocarla. 




SERVILIA CEPIONIS, ENAMORADA Y EMBARAZADA DE CAYO JULIO CÉSAR, SUEÑA EN CASARSE CON ÉL


 

Así que aquella tarde no había ido a verle llena de emoción y dispuesta a contarle la noticia con la esperanza de provocar en él gozo alguno o de añadir algún sentimiento de posesión de él; y había hecho bien predisponiéndose para no tener esperanzas. César no estaba ni complacido ni contrariado; como le había dicho, aquello era asunto de ella, no tenía nada que ver con él. ¿Había acariciado ella la esperanza, aunque fuese en el fondo, de que César quisiera reclamar aquel hijo? Creía que no, no se dirigía a su casa consciente de estar decepcionada o deprimida. Como César no tenía esposa, sólo una unión habría necesitado el trámite legal del divorcio: la de Silano y ella. Pero había que ver cómo Roma había condenado a Sila por divorciarse de Elia. No es que a Sila le hubiera importado, una vez que la joven esposa de Escauro había quedado libre -tras la muerte de su marido- para casarse con él. Y a César tampoco le habrían importado los rumores. Pero César tenía un sentido del honor del que Sila carecía. Oh, no era un sentido del honor particularmente estricto, estaba demasiado rodeado de lo que él pensaba de sí mismo y de lo que quería ser. César se había establecido su propio modelo de conducta que abarcaba todos los aspectos de la vida. No sobornaba a los jurados, no practicaba la extorsión en su provincia, no era un hipócrita. Y todo ello era, ni más ni menos, la evidencia de que lo haría todo del modo más difícil; no recurriría a las técnicas diseñadas para hacer más fácil el progreso político. La confianza que César tenía en sí mismo era indestructible, y nunca dudaba ni por un momento de su capacidad para llegar hasta donde se proponía. Pero, ¿reclamar este hijo como suyo y pedirle a ella que se divorciase de Silano para poder casarse antes de que naciera el niño? No, eso ni siquiera se le pasaría por la cabeza a César. Y Servilia sabía exactamente por qué. Por la única razón de que ello demostraría a sus iguales en el Foro que estaba a merced de un inferior: una mujer.

 

Servilia deseaba desesperadamente casarse con él, desde luego, aunque no para que César reconociera la paternidad del hijo que estaba en camino. Quería casarse con él porque lo amaba con el alma tanto como con el cuerpo, porque Servilia reconocía en César a uno de los grandes romanos, a un marido digno que nunca defraudaría las esperanzas sobre actuaciones militares y políticas puestas en él, a un marido cuyo linaje y dignitas no podían hacer otra cosa que reforzar los de ella. Él era un Publio Cornelio Escipión el Africano, un Cayo Servilio Ahala, un Quinto Fabio Máximo el Contemporizador, un Lucio Emilio Paulo. Perteneciente a la auténtica aristocracia patricia -la quintaesencia de un romano-, César poseía un intelecto, una energía, una decisión y una fuerza inmensos. Un marido ideal para una mujer de la familia de los Servilios Cepiones. Un padrastro ideal para su amado Bruto.


( C. McC. )


SERVILIA CEPIONIS DICE SOBRE EL AMOR Y EL ODIO



He observado que cuando las personas se tienen simpatía son incapaces de actuar como debieran. Por ejemplo, posponen decirse cuatro verdades por miedo, al parecer, a que éstas causen heridas. El amor y el odio permiten decirse las cuatro verdades.





CICERÓN DICE SOBRE LA COMPRENSIÓN




Hay que entender no sólo a lo cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo por que lo siente.


DIADUMENOS





Copia en mármol de un bronce de Policleto ( siglo -V). Este escultor del periodo clásico plasmó en sus obras el ideal griego de belleza masculina. La escultura se encuentra en el Museo Nacional de Atenas. 


CAYO JULIO CÉSAR DICE A MARCO LICINIO CRASO SOBRE LOS TRIBUNOS DE LA PLEBE




Tú sabes muy bien, Marco, que las personas adecuadas nunca son elegidas tribunos de la plebe .El nuevo colegio es la acostumbrada mezcla de buenos, malos, indiferentes, siniestros e intrigantes. Pero creo que serán más activos que el grupo de este año, así que el Foro estará muy ajetreado alrededor de año nuevo.



PROPÓSITO DE CNEO POMPEYO MAGNO DE BARRER DE PIRATAS EL MARE NOSTRUM, TRAS OBTENER DEL SENADO UN IMPERIUM MAIUS



Senadores, voy a dejar todo el Mediterráneo completamente barrido y limpio de piratas. Este es mi compromiso. He estudiado todos y cada uno de los aspectos, desde el mayor hasta el más pequeño. Mapas, espías, barcos, dinero, hombres. Sé muy bien cómo llevar a cabo el trabajo. 


LA AMBICIÓN DE CAYO JULIO CÉSAR EN CONVERTIRSE EN "EL PRIMER HOMBRE DE ROMA"

 

En realidad existía sólo un camino seguro para ir hacia donde César se dirigía: el camino del mando militar. Pero antes de que pudiera llegar legalmente a general de uno de los ejércitos de Roma, tendría que ascender por lo menos a pretor, y para asegurarse de que lo eligieran como uno de esos ocho hombres que supervisan los tribunales y el sistema de justicia, hacía falta pasar los siguientes seis años en la ciudad.

 Solicitando el voto, haciendo propaganda electoral, luchando por adaptarse a la caótica escena política, procurando que su persona se mantuviese en primer plano, acumulando influencia, poder, clientes, el apoyo de caballeros pertenecientes a la esfera del comercio, de seguidores de todas clases. Tal como él era y únicamente por sí mismo, no como miembro de los boni o de cualquier otro grupo, que insistían en que sus miembros pensaran todos igual, o mejor, que no se molestasen en pensar en absoluto.

 

Aunque la ambición de César iba mucho más allá de ser el líder de su propia facción; quería convertirse en una institución llamada el Primer Hombre de Roma. Primus inter pares, el primero entre iguales, el que reunía lo bueno de todos los hombres. Quería convertirse en el que poseyera mayor auctoritas, mayor dignitas; el Primer Hombre de Roma era la influencia personificada. Cualquier cosa que dijera se escuchaba, y nadie podía derribarlo porque no era ni rey ni dictador; sustentaba su posición en el más puro poder personal, era lo que era por sí mismo, no a través de ningún cargo, y no tenía un ejército a sus espaldas. El viejo Cayo Mario lo había hecho al estilo antiguo al conquistar a los germanos, porque no poseía antepasados para decirles a los hombres que merecía ser el Primer Hombre de Roma. Sila sí tenía antepasados, pero no se ganó el título porque hizo de sí mismo un dictador. Simplemente era Sila, gran aristócrata, autócrata, ganador de la impresionante corona de hierba, general invicto. Una leyenda militar incubada en la arena política, eso era el Primer Hombre de Roma.

 

Por eso el hombre que fuera el Primer Hombre de Roma no podía pertenecer a ninguna facción; tenía que constituir una facción él mismo, estar en primera posición en el Foro Romano no como secuaz de nadie, sino como el más temible aliado. En la Roma de aquel tiempo ser un patricio lo hacía más fácil, y César lo era. Sus remotos antepasados habían sido miembros del Senado cuando éste no consistía más que en un simple centenar de hombres que aconsejaban al rey de Roma. Antes de que Roma existiera siquiera, sus antepasados habían sido reyes a su vez de Alba Longa, en el monte Albano. Y antes de eso su treinta y nueve veces bisabuela había sido la propia diosa Venus; ella era la madre de Eneas, rey de Dardania, el que había navegado hasta la Italia latina y había fundado un nuevo reino en lo que un día sería la sede del dominio de Roma. El hecho de provenir de tan brillante árbol genealógico predisponía a la gente a considerar que un hombre debía ser líder de su facción; a los romanos les gustaban los hombres con antepasados ilustres, y cuanto más augustos fueran esos antepasados, más posibilidades tenía un hombre de crear su propia facción.

 

Así era como César comprendía que tenía que obrar desde entonces hasta el momento de ostentar el cargo de cónsul, para el que todavía le quedaban nueve años. Tenía que predisponer a los hombres a considerarlo digno de convertirse en el Primer Hombre de Roma. Lo cual no significaba conciliar a sus iguales, sino dominar a aquellos que no eran sus iguales. Sus iguales lo temerían y lo odiarían, como ocurría con todos los que aspiraban a ser el Primer Hombre de Roma. Sus iguales lucharían contra su ambición con uñas y dientes, sin detenerse ante nada con tal de hacerlo caer antes de que fuera demasiado poderoso. Por eso odiaron a Pompeyo el Grande, que se imaginaba a sí mismo el actual Primer Hombre de Roma. Bueno, no duraría. Ese título le pertenecía a César y nada, animado o inanimado, le impediría obtenerlo. Y lo sabía porque se conocía a sí mismo.


( C. McC. )


LA FORTUNA DE MARCO PORCIO CATÓN TENÍA SU ORIGEN EN EL ORO DE TOLOSA


El Oro de Tolosa, encontrado en el fondo de un lago, y que luego el cónsul Quinto Servilio Cepio había logrado robar de un convoy en la Galia narbonesa, estaba compuesto de unos quince mil talentos de oro, y era mucho más oro del que poseía el Tesoro Romano.

 

Mediante ciertos artilugios y telemanejes, los Servilio Cepión lo habían convertido en propiedades de todas clases: ciudades industriales en la Galia Cisalpina (en especial las que fabricaban armamento y equipo para surtir a las legiones), vastos campos de trigo en Sicilia y en la provincia de África, edificios de apartamentos de un extremo a otro de la península Itálica y asociaciones comanditarias en empresas arriesgadas de negocios que el rango senatorial prohibía.

 


Cuando murió Cepión el Cónsul todo pasó al padre de Servilia Cepionis (la madre de Marco Junio Bruto), y cuando éste murió en la guerra italiana pasó al hermano de ella, el tercero que llevó el nombre de Quinto Servilio Cepión en vida de la propia Servilia, y que en realidad era su hermanastro, el hijo que su madre Livia Drusa tuvo con un tal Catón Saloniano, y que en realidad era el conocido Marco Porcio Catón y criado en la casa de Marco Livio Druso, con lo cual él era una de las mayores fortunas de Roma, junto con la de su sobrino Marco Junio Bruto, que heredaba la fortuna de los Servilios por parte de su madre y la de los Junio, por parte de su padre, que juntadas las dos constituían la mayor fortuna de Roma. 


MARCO AURELIO DICE SOBRE LAS COSAS




No admitas nada sin haberlo examinado previamente a fondo y sin haberlo comprendido con claridad.



LA ESTATUA AFRODITA, PAN Y HEROS



Se encuentra en el Museo Nacional de Atenas, y es una obra griega del período helenístico.


La diosa del amor, Afrodita, se defiende de los acosos de Pan empuñando una sandalia. Pan, dios de los pastores, se representaba en parte como un hombre yen parte como un macho cabrio. Revolteando entre los dos personajes aparece Eros, compañero de Afrodita y dios del amor. La temática de este grupo tiene el desenfado que caracteriza numerosas obras de la escultura helenística. Así mismo, la figura semianimal de Pan tiene un aspecto grotesco que aparece frecuentemente en las obras de este período. 


PUBLIO SIRO DICE SOBRE LA PERSECUSIÓN





El que persigue dos liebres no coge ninguna


PROVERBIO PERSA SOBRE LOS OFICIOS



Un zapatero expatriado aparta de él la miseria, mas un rey fuera de su reino está expuesto a morir de hambre. 


SÉNECA DICE SOBRE LA OCUPACIÓN





 A los que tienen ocupaciones no les queda tiempo para pensar en placeres; no hay remedio más seguro que la ocupación para dominar los vicios, que nacen de la ociosidad.