martes, 29 de noviembre de 2022

BREVE DISCURSO DE CALÍGULA ANTE EL SENADO

 

«Venerables Padres, me dirijo hoy a vosotros para aclarar algunos malentendidos. En Roma se ha convertido en una costumbre calumniar el recuerdo de mi apreciado abuelo y antecesor, el emperador Tiberio Augusto. Al hacerlo, muchos se refirieron a mi propia crítica del emperador Tiberio, pero lo que un príncipe puede criticar, no les está permitido a sus súbditos. Por otra parte, hoy se sabe que La mayoría de los crímenes que se le achacan a él fueron cometidos por altos funcionarios y por senadores para imputárselos luego a Tiberio. Esto tiene que terminar. Quien siga enlodando la excelente y cuidadosa gestión de mi apreciado antecesor, será acusado de un delito de lesa  majestad. Yo mismo me ocuparé de que así sea, y no permitiré que ningún jurista se interfiera en mis decisiones. Por lo demás, y cumpliendo con la justicia, he dado orden de reanudar todos los procesos suspendidos tras la muerte de Tiberio.»








PLUTARCO MEDITA SOBRE LA GUERRA CIVIL ROMANA EN LA BATALLA DE FARSALIA ENTRE POMPEYO Y CÉSAR

 

Dada la señal de una y otra parte, cuando las trompetas comenzaron a excitar al encuentro, de los de la muchedumbre cada uno pensó sólo en sí mismo; pero unos cuantos romanos, lo mejor entre ellos, y algunos griegos que se hallaron presentes fuera de la batalla, al ver que se acercaba el momento terrible, se pusieron a meditar sobre el trance a que la codicia y ambición habían traído a la república. Armas de un mismo origen, ejércitos entre sí hermanos, las mismas insignias y el valor y poder de una misma ciudad iban a chocar consigo mismos, demostrando cuán ciega y loca es la condición humana en sus pasiones: porque si querían mandar y gozar tranquilamente de lo adquirido, la mayor y más apreciable parte del mar y de la tierra les estaba sujeta, y si todavía tenían ansia y sed de trofeos y triunfos podían saciarla en las Guerras Párticas y Germánicas. Quedaba además ancho campo a sus hazañas en la Escitia y en la India, pudiéndoles servir de pretexto el dar civilización a naciones bárbaras. Porque ¿qué caballería de los Escitas, qué saetas de los Partos, o qué riquezas de los Indios serían bastantes a contener setenta mil romanos que acometieran armados estas regiones bajo el mando de Pompeyo y de César, cuyos nombres habían llegado a sus oídos antes que supieran que había romanos?. ¡Tantas, tan varias y feroces eran las naciones hasta donde habían penetrado victoriosos!. Y entonces se habían buscado para hacerse uno a otro la guerra, sin que sirviera para contenerlos ni el celo de su propia gloria, por la que se habían olvidado hasta de la compasión que debían tener a la patria, habiéndose apellidado invictos hasta aquel día. Porque el parentesco antes contraído, las gracias de Julia y aquel enlace luego se vio que no habían sido más que unas prendas falaces y sospechosas de una sociedad formada en provecho común, sin que hubiera entrado en ella, ni por mínima parte, la verdadera amistad.







lunes, 28 de noviembre de 2022

EPÍCURO DICE SOBRE LA MUERTE



Acostúmbrate, además, a la idea de que la muerte no nos puede hacer ningún daño. Pues todo lo bueno y lo malo se encuentra en los sentidos; pero, en la muerte, los sentidos quedan anulados. Por esto sólo el verdadero conocimiento de que la muerte no nos puede hacer ningún daño nos proporciona el placer de la transitoriedad de la vida, no porque le añada un tiempo infinito, sino porque anula la añoranza de la inmortalidad. Pues ya no hay nada terrible en la vida para aquel que ha comprendido en lo más profundo que no es horrible la no existencia. Resulta absurdo que alguien diga que no teme a la muerte porque cuando sobrevenga traerá dolor, sino porque el mero presentimiento de ella ya causa dolor. Lo que no nos conmociona cuando la muerte aparece, sólo crea en la espera una verdadera zozobra. Así, pues, la muerte, el más terrible de los males, no puede causarnos ningún daño: pues, mientras vivimos, la muerte no existe, y, cuando la muerte llega, somos nosotros quienes ya no existimos.








CALÍGULA DICE SOBRE LA VIDA

Se dice que nuestra vida es una pelota del destino o, también, que el destino es ciego. A veces el destino tira la pelota aquí, a veces allá, según le plazca









 


lunes, 7 de noviembre de 2022