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lunes, 6 de abril de 2020

TERPANDRO


 

Terpandro (en griego Τέρπανδρος, Térpandros) (Lesbos, primera mitad del siglo VII a. C.) fue un poeta y músico griego, inventor de la escala diatónica.

 

Su nombre significa «deleitador de hombres». La leyenda asegura que pacificó Esparta por medio de la música por mandato del Oráculo de Delfos. Ganó el premio en la primera festividad de Apolo Cárneo (676 a. C.). Fundó en Esparta la escuela citarédica.​

 

Vivió en el siglo VII a. C. y pudo haber sido contemporáneo de Calino, Arquíloco y Tales de Creta. Fue famoso por componer ligeras canciones con que los griegos amenizaban la vida doméstica y que solían solazar la mesa. Estas canciones populares no se consideraban ocupación indigna de los hombres eminentes: las hicieron personas tan respetables como Solón, Platón y Aristóteles.

 

Terpandro pasa también por ser e inventor del barbitón y del heptacordio (lira de siete cuerdas), añadiendo tres cuerdas más a la lira de cuatro. Créese igualmente que aplicó a las composiciones líricas el canto y un acompañamiento seguido, lo que distinguió en adelante esta poesía de la elegía política y de la poesía yámbica, que no requerían más ayuda que el antiguo recitado rapsódico.

 

Este insigne músico griego que descubrió para la Antigua Grecia la cuarta y la séptima notas, amplió así la escala pentatónica conocida hasta entonces, con lo que creó el diatonismo que perduró en el mundo occidental hasta hoy.

 

Fue acusado ante el senado de Esparta por haber añadido a su lira las cuerdas que producían los nuevos sonidos. Se dice que el Senado aceptó discutir la acusación, que dividió las opiniones: unos pedían pena de cárcel, y otros, menos severos o tal vez más cultos, creían que bastaba con imponerle una multa. Otra cosa indigna fue que al presentarse Terpandro con su lira, que llevaba ya siete cuerdas, a competir en los Juegos Olímpicos donde se disputaban los premios grandes personalidades como Sófocles, Esquilo y otros eminentes griegos, el jurado, conservador también, lo obligó a romper las cuerdas de los nuevos sonidos.

 

Sin embargo, los beneficios de los sonidos sexto y séptimo fueron evidentes. En primer lugar, con ellos nacieron, a la vez, nuestra escala diatónica mayor y los semitonos.

 

En aquella escala, no había ningún intervalo que correspondiera a lo que hoy llamamos semitonos, pues de do a re había un tono; de re a fa un intervalo mayor que éste; de fa a sol un tono y de sol a la otro tono. Al conquistar Terpandro los sonidos sexto y séptimo quedaron en esta forma: fa, do, sol, re, la, mi y si, y al colocarlos por grados conjuntos do, re, mi, fa, sol, la, si, más la repetición de la base do, resultaron la escala llamada diatónica y los semitonos entre las notas mi-fa y si-do, lo que demuestra que el semitono surgió sin la idea de dividir el tono.

 

Curioso es que, después de veintiséis siglos, los músicos no hayan descubierto todavía el origen de la escala diatónica mayor, lo que comprueba de manera absoluta lo dicho por Gevaert: «En música empieza apenas el período de la reflexión».


domingo, 22 de octubre de 2017

ALIATES


Aliates (siglo VI a. C.), fue el cuarto rey de Lidia de la dinastía mermnada. Su reinado duró desde aproximadamente el 600 a. C. hasta el 560 a. C.
 
Tras Giges, Ardis y Sadiates II, Aliates fue el cuarto rey de Lidia. Su nombre puede que derive de la palabra lidia walwi ("león"). El padre y abuelo de Aliates habían consolidado el reino en la Anatolia occidental, y Aliates se embarcó en una política de conquista. En honor a la verdad, sus campañas anuales contra Mileto habían empezado seis años antes de que se convirtiera en nuevo rey. Desconocemos si fue él mismo como príncipe o su padre como rey quien había tomado la decisión de atacar.
 
Según el historiador griego Heródoto de Halicarnaso, Aliates atacaba el territorio milesio año tras año, pero se limitaba a saquear campos y cultivos. El lidio sabía que era inútil el asedio a Mileto con el dominio del mar que esta ciudad tenía, así que durante las campañas dejaba intactas las casas de los milesios, para que estos, conservando un lugar donde vivir, siguieran cultivando y Aliates pudiera llevarse algo al año siguiente.
 
Tras la quinta campaña, las dos partes sellaron un acuerdo de paz. Los términos exactos de este tratado son inciertos, pero Mileto permaneció independiente y los lidios ofrecieron reconstruir uno de los templos milesios. Lo que ganó Aliates con el tratado se desconoce, pero está claro que algo tuvo que recibir a cambio. Sus campañas anuales habían sido muy fáciles y la guerra, en su conjunto, era exitosa y barata. Quizás recibió algo como una concesión de comercio, o una alianza militar, o quizás Aliates simplemente necesitaba asegurar su frontera occidental porque en el este estaba a punto de estallar una guerra nueva contra los medos. Independientemente de los acuerdos alcanzados, Aliates envió grandes ofrendas al Oráculo de Delfos.
 
Hasta ese momento, Aliates había tenido éxito donde su bisabuelo Giges había fracasado: los lidios capturaron Esmirna (confirmado por arqueólogos). A pesar de que un ataque posterior a Clazómenas no tuvo el resultado esperado, los lidios controlaban ya dos puertos (Esmirna y Colofón), y ejercían cierta influencia en Mileto. Esto significa que controlaban los ríos Meandro, Caistro y Hermos. También eran los amos de la Tróade.
 
 En el este, Aliates conquistó la antigua capital del reino frigio Gordio, construyendo una fortaleza. La expansión lidia había alcanzado la Anatolia central, lo que dio paso a nuevos problemas. Por ejemplo, los cimerios, quienes habían tomado Frigia en el pasado, aún permanecían activos como amenaza. Aliates fue capaz de derrotarlos, aunque es posible que su victoria no fuera tan espectacular como debía parecer a sus contemporáneos. Tras sus primeras incursiones, las tribus nómadas normalmente se asentaban perdiendo agresividad. Probablemente los cimerios se habrían convertido en sedentarios por aquellos tiempos, por lo que Aliates simplemente fanfarroneó acerca de que había derrotado a un peligroso enemigo.
 
Los medos fueron otro enemigo. En el 612 a. C., habían derrotado a los asirios en alianza con los babilonios. Nínive había sido saqueada y los medos y babilonios se dividieron el imperio que tiempo atrás había unificado por completo el Oriente Próximo. Más tarde, el rey medo Ciáxares entró en el Asia Menor desde el este, a través de Armenia, invadiendo Capadocia. Durante cinco años lucharon medos y lidios repartiéndose por igual las victorias sin resultado definitivo.
 
Según Heródoto, en el transcurso de una batalla el 28 de mayo del 585 a. C., se produjo un eclipse total de sol (predicho con anterioridad por Tales de Mileto a los jonios). Acabado este, ambos bandos decidieron sellar la paz, la cual fue negociada por Siennesis, rey de Cilicia, y por Labineto de Babilonia (Labineto es probablemente el mismo hombre que posteriormente se convertiría en el último rey de Babilonia, Nabónido). Para legitimar el tratado, Arienis, hija de Aliates, fue dada en matrimonio a Astiages, hijo de Ciáxares.
 
La frontera entre Lidia y Media fue establecida en el río Halys. Heródoto ofrece una lista de naciones que estaban sujetas al dominio del hijo de Aliates, Creso:
 
Todas las naciones que moran más acá del río Halys, fueron conquistadas por Creso y sometidas a su gobierno, a excepción de los Cilicios y de los Licios. Su imperio se componía por consiguiente de los de los Lidios, Frigios, Misios, Mariandinos, Cálibes, Paflagonios, Tracios, Tinos y Bitinios; como también de los Carios, Jonios, Dorios, Eolios y Pánfilos.
 
A pesar de que la lista se refiere a la situación hacia el 550 a. C., es probable que la mayor parte de estas tribus fueran conquistadas ya por Aliates. Los misios, mariandinos, cálibes, paflagonios, tracios, tinos y bitinios vivían en la Tróade y a lo largo de las orillas meridionales del mar Negro y ya estaban sujetos al dominio de Aliates. Los dorios, jonios y eolios eran los griegos del Asia Menor. Los carios habían sido aliados de los lidios, pero es probable que quedaran sujetos a la jurisdicción lidia tras un matrimonio diplomático (la madre de Creso era caria). Esto nos deja sólo con los pánfilos como nueva conquista. Quizás fueran subyugados por Creso, aunque el reinado de 40 años de Aliates deja margen suficiente como para una campaña en Panfilia.
 
Aliates tuvo al menos dos esposas: una mujer caria que dio a luz a Arienis y Creso (su sucesor), y una mujer griega que fue la madre de Pantaleón. Cuando Aliates falleció, no estaba claro quien debía sucederle y el resultado fue una disputa civil entre hermanastros.
 
De igual forma que el resto de reyes de la familia, Aliates fue enterrado en el cementerio real de Bin Tepe, en la llanura de Sardes.



sábado, 28 de enero de 2017

DORIEO DE ESPARTA


 

 Dorieo (griego antiguo Δωριεύς), († 510 a. C.)1 2 fue un hijo de Anaxandridas II, rey de Esparta, de la familia de los Agíadas.
 
Heródoto menciona que Dorieo tenía más méritos para ostentar la realeza que Cleómenes I, su hermanastro, pero que los espartiatas en virtud de la norma (nomos) elevaron al trono a Cleómenes. Las esperanzas y desesperación de Dorieo estaban directamente relacionadas con que no podía dejar de respetar la decisión. Aunque de hecho se trataba de un caso excepcional, ya que el rey Anaxandridas, padre de los pretendientes, había, de manera atípica, sido autorizado a tener dos esposas. La pregunta desde entonces es si la madre de Cleómenes podía ser considerada como esposa legítima, al igual que la futura madre de Dorieo, o si no era más que una esposa secundaria. La noticia de que la primera esposa estaba encinta no implicaba que el nasciturus tuviera preferencia sobre Cleómenes. Además, hay que hacer notar que la segunda mujer de Anaxandridas era una descendiente del famoso éforo y sabio Quilón.
 
 Soliviantado por tener que ser súbdito de su hermano, se llevó a un grupo de espartiatas a fundar una colonia, sin haber consultado previamente al Oráculo de Delfos a qué lugar había de ir a establecerla. Dirigió sus naves a Libia, y los tereos, quienes según Heródoto descendían de los espartanos, le hicieron de guías dado su conocimiento de las costas nororientales de África. Se instaló en Cínipe, a orillas de un río en la zona del Golfo de Sidra. A los dos años regresó al Peloponeso, al ser expulsado por los libios macas y los cartagineses.
 
Allí Antícares de Eleón, que debía ser un chrēsmólogos,un adivino que tenía una colección de oráculos que en el siglo VI a. C. se atribuían a Layo, le aconsejó que colonizase la región del monte Erice, en el extremo noroccidental de Sicilia. Le aseguró que todo este territorio pertenecía a los Heráclidas. Dorieo fue a Delfos para consultar si lograría colonizar dicha zona, y la Pitia le respondió afirmativamente. Al mando del contingente de colonos puso rumbo a Italia, costeándola, llegó a Sicilia y fundó en la región de dicho monte la ciudad de Heraclea.
 
Refiere Heródoto que en la guerra que sostuvieron los sibaritas y los crotoniatas, prestó ayuda a estos últimos y les ayudó a conquistar Síbaris (510/510 a. C.),según afirmaban los primeros, pero los crotoniatas sostenían que no cooperó con ellos. En apoyo de sus afirmación, los sibaritas aducían que Dorieo erigió un templo en honor de Atenea Cratia, después de haber participado en la conquista de la ciudad. Por su parte los crotoniatas alegaban que al espartano no se le concedió ninguna recompensa ni prerrogativas. En el curso de una batalla contra los cartagineses y egesteos murió junto con sus compañeros espartiatas,Tésalo, Parébatas, Céleas y Filipo de Crotona.
 
El historiador de Halicarnaso concluye que la causa de la muerte de Dorieo se debió a su extralimitación: la pregunta al Oráculo de Delfos de si lograría apoderarse de la región a la que pensaba ir, fue contestada afirmativamente, pero no especificó la meta de su viaje; por lo que con la conquista de Síbaris se veía cumplida la predicción. Su pretensión de adueñarse después de la región de Erice era, de hecho, extralimitarse.

martes, 7 de julio de 2015

LA PITIA O PITONISA



La Pitia, comúnmente conocido como: El Oráculo de Delfos. Era el nombre de cualquier sacerdotisa, en toda la historia del Templo de Apolo en Delfos, situado en la ladera del monte Parnaso, por debajo de la fuente de Castalia (la nueva sacerdotisa fue seleccionada tras la muerte de la actual). La Pitia fue ampliamente reconocida por sus profecías inspiradas por Apolo. El Delfos (oráculo) fue establecido en el s. VIII a.C. a pesar de que pudo haber estado presente de alguna forma en la época micénica tardía de 1.400 a.C. y fue abandonado, y no hay evidencia que Apolo se hiciera cargo de la capilla de una dedicación anterior a Gaia. La última respuesta registrada fue de 395 d.C. al emperador Teodosio I, después que él había ordenado a los templos paganos cesar la operación.

 

Pitia o Pitonisa

Se sabe que la elección de este personaje se hacía sin ninguna distinción de clases. A la candidata sólo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario. Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. Sin embargo, en los tiempos de decadencia sólo hubo una, suficiente para los pocos y espaciados oráculos que se requerían.

Los consultantes tenían una entrevista con ella unos días antes del oráculo. Este hecho está perfectamente documentado en las noticias que dan los autores de la Antigüedad. El oráculo se celebraba un día al mes, el día 7 que se consideraba como la fecha del nacimiento de Apolo. Los consultantes eran de todo tipo, desde grandes reyes hasta gente pobre. En primer lugar se ofrecía un sacrificio en el altar que había delante del templo. A continuación se pagaban las tasas correspondientes y por último el consultante se presentaba ante la Pitia y hacía sus consultas oralmente, según se cree.

Se conoce muy poco sobre el rito que se seguía en el oráculo. Se sabe que la Pitia se sentaba en un trípode que estaba en un espacio llamado aditon, al fondo del templo de Apolo Pitio. Αδυτων significa "fondo del santuario" y τo αδυτoν significa "lugar sagrado de acceso prohibido".


En el oráculo de Dódona se hacían las consultas grabadas en laminillas de plomo de las que se han encontrado bastantes ejemplares en las excavaciones. La Pitia daba respuestas (el verdadero oráculo) que un sacerdote recogía y escribía en forma de verso. Después se le entregaba al consultante. En un primer momento, las sentencias de la pitonisa se hacían en verso, pero a mucha gente le parecía extraño que, siendo Apolo el dios de la música, tuvieran las predicciones tan mala calidad rítmica y melódica. Así que pronto la pitonisa comenzó a predecir en prosa.

Uno de los enigmas con el que se enfrentan los estudiosos del tema es el gran número de aciertos que tuvo el oráculo de Delfos. La fe en él era total, incluso si se equivocaba, porque en ese caso se decía que el fallo era la interpretación de lo dicho y no el oráculo en sí.

Durante siglos ha corrido una leyenda en forma de verdad histórica acerca del oráculo y el estado de la Pitonisa. Dicha leyenda se difundió a partir de los autores cristianos de los siglos III y IV, como Orígenes y San Juan Crisóstomo. Eran tiempos en que la época de la Grecia clásica se veía como un acérrimo paganismo al que había que ridiculizar. De esta manera los escritores inventaron algo que a través de los siglos tuvo siempre mucho éxito. Lo describían así:

El trípode de la Pitonisa o Pitia se hallaba sobre una grieta muy profunda de la roca. Por esa grieta emanaban unos gases tóxicos que hacían que la mujer entrara rápidamente en un estado de embriaguez y desesperación con grandes tiritonas, es decir, entraba en trance, desgreñada y arrojando espuma por la boca. Además masticaba hojas de laurel, lo que ayudaba a alcanzar ese estado psicosomático.

Lo cierto es que no se ha encontrado hasta el momento ninguna descripción sobre el momento del oráculo en los escritores griegos o latinos. Ningún autor pagano ha descrito nunca una escena de consulta, ni siquiera Plutarco en su obra Diálogos píticos. Por otra parte, los estudios arqueológicos y geológicos recientes hechos en la zona del templo de Apolo aseguran que en la roca no existe la fisura profunda de que se habla en la leyenda.





martes, 9 de septiembre de 2014

LA DIOSA JUSTICIA ( TEMIS )

En la mitología griega, Temis (en griego Θεμις Themis, que significa ‘ley de la naturaleza’ más que ‘autoridad humana’) es mencionada por Hesíodo entre los seis hermanos y las seis hermanas hijos de Gea y Urano.
 
 Entre estos Titanes del mito primordial, pocos fueron venerados en santuarios específicos en la época clásica, y Temis era tan antigua que los seguidores de Zeus afirmaban que fue con él con quien tuvo a las tres Parcas.
 
 Un fragmento de Píndaro, sin embargo, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis, y que de hecho brotaron con Temis de los manantiales del Océano que circundaba el mundo, y lo acompañaron por el brillante camino solar a ver a Zeus en el Olimpo. Con Zeus concibió a las Horas, Eunomia, Dice e Irene. Temis estuvo presente en Delos como testigo del nacimiento de Apolo.
 
Temis, la del ‘buen consejo’, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo.
 
 Temis no era colérica: ella, ‘la de preciosas mejillas’, fue la primera en ofrecer a Hera una copa cuando volvió al Olimpo afligida por las amenazas de Zeus.
 
Temis presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llamados themistopoloi, ‘sirvientes de Temis’. Tal era la base del orden en el Olimpo también. Hera se dirigía a ella como ‘Señora Temis’.
 
El nombre de Temis podría haber sido sustituido por Adrastea al nacer Zeus en Creta. Ella construyó el Oráculo de Delfos, y ella misma era pitonisa. Temis fue una de las deidades que estaban tras el Oráculo de Delfos, que recibió de Gea y le dio a Febe.
 
La equivalente romana de uno de los aspectos de la helénica Temis, como la personificación del derecho divino de la ley, fue Iustitia. Sus orígenes están en las abstracciones civiles de la forma de pensar romana, más que en la mitología arcaica, por lo que intentar comparaciones no resulta lógico.


Representada como una mujer impasible, con los ojos vendados y llevando una balanza y una cornucopia, la imagen esculpida a la entrada de los juzgados es Iustitia, y no Temis. Se la representa sobre un león para señalar que la justicia debe estar acompañada de la fuerza.



 ESCULTURAS DE LA DIOSA JUSTICIA ( TEMIS ):