Ptolomeo XI Alejandro II (Griego: Πτολεμαίος Αλέξανδρος), rey de la dinastía Ptolemaica de Egipto durante algunos días
del año 80 a. C.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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sábado, 13 de julio de 2019
PTOLOMEO XI
domingo, 16 de junio de 2019
EL CÓNSUL PUBLIO CORNELIO LÉNTULO ESPÍNTER
Publio Cornelio Léntulo Espínter (en latín, Publius
Cornelius P. f. L. n. Lentulus Spinther), apodado así por su parecido con un
popular actor de ese nombre, fue un político romano del siglo I a. C. Provenía
de una antigua familia patricia romana de la gens Cornelia. Cuestor en 74 a.
C., edil curul en 63 a. C., bajo el consulado de Cicerón, pretor urbano en 60
a. C., gracias a su amistad con César fue enviado como propretor a Hispania y
nombrado pontífice. Cónsul en 57 a. C., ayudó a Cicerón a regresar del exilio y
a recuperar sus bienes. De 56 a 53 a. C. se le encargó el gobierno de Cilicia,
encomendándosele restaurar en el trono de Egipto a Ptolomeo XII Auletes, acción
que no llegó a ejecutar. Obtuvo un triunfo que celebró en 51 a. C.
A pesar de su amicitia con César, durante la segunda
guerra civil pesaron más sus lazos con Cicerón y Pompeyo Magno, alineándose con
el heterogéneo partido anticesariano. Capturado en Corfinio, César lo liberó al
poco, yendo a reunirse con Pompeyo. Combatió en Farsalia, y tras la derrota
pompeyana se trasladó a Rodas, donde murió al cabo de un año, tal vez por orden
del propio César.
Publio Cornelio Léntulo Espínter consiguió su primer
cargo público en 63 a. C. (el año del consulado de Marco Tulio Cicerón) cuando
fue votado para el cargo de edil curul. Como edil curul, Espínter asistió a
Cicerón en la desarticulación de la conspiración de Lucio Sergio Catilina. En
este cargo se distinguió por el esplendor de los juegos que ofreció (aunque la
verdadera grandeza estribaba en las rayas moradas que usó en su toga,
ofendiendo a muchos romanos a quienes el morado les parecía un símbolo de la
realeza, por tanto contrario al modelo de un buen romano, aunque ganándose las
simpatías del pueblo llano).
A pesar del escándalo la carrera de Espínter no
sufrió, y fue elegido pretor en el 60 a. C.. Fue durante su pretura, en los
juegos Apollinaris que, por primera vez, colocó un toldo sobre el teatro y
adornó las escenas con plata.
Posteriormente en 59 a. C. como propretor recibió el
gobierno de la Hispania Citerior. Como gobernador de la provincia, cargo en el
que permaneció hasta 58 a. C.,67 Léntulo Espínter recibió en un primer
momento el apoyo de Cayo Julio César. Como propretor en Hispania, Publio
Cornelio Léntulo acuñó una moneda en la que estaban su nombre y su apodo,
siendo Espínter ahora su apodo oficial, que le distinguía de los otros miembros
homónimos de su rama de la gens Cornelia.
Espínter volvió a recibir el apoyo de Cayo Julio
César, cuando se presentó a la elección del más alto cargo público de la Roma
Republicana, el consulado en 57 a. C. Con el apoyo de César, la campaña
electoral de Espínter fue exitosa y fue elegido como uno de los dos cónsules de
57 a. C., junto a Quinto Cecilio Metelo Nepote. En el primer día de su
consulado (1 de enero de 57) propuso llamar del exilio a Marco Tulio Cicerón. A
partir de entonces el orador habló de él en amables y agradecidos términos
dando las gracias en una larga carta dirigida a Léntulo Espínter. A pesar de
su deuda con Julio César tomó partido por la aristocracia aunque se opuso a
promover a Gneo Pompeyo a cargo de la Superintendencia del mercado del grano.
A finales de su consulado, Espínter fue elegido como
gobernador proconsular de Cilicia. Obtuvo un decreto a favor de la
restauración de Ptolomeo XII Auletes como rey de Egipto y se preparaba para ir
a este país cuando una estatua de Júpiter fue destruida por un rayo (diciembre)
en el Monte Albano, y consultados los libros sibilinos y un oráculo, la
restauración mediante la fuerza fue prohibida. Catón, que acababa de
convertirse en tribuno de la plebe, era un enemigo de Léntulo y apoyó al
oráculo, que probablemente había sido pensado principalmente contra Pompeyo, y
ordenó a los quindecemviros de leerlo en público. El asunto fue llevado ante el
Senado, donde Léntulo tuvo el apoyo de Hortensio y de Lúculo, y el partido
aristocrático dirigido por Bíbulo optó por una solución intermedia, pidiendo
enviar a tres embajadores a Egipto, propuesta que fue rechazada. El nuevo
cónsul Marcelino procuró aplazar la cuestión sine die y así quedó hasta 55 a.
C., cuando el gobernador de Siria Aulo Gabinio ignoró la autoridad del senado y
efectuó la restauración.
Inmediatamente después del fin de su consulado,
Espínter fue elegido por el Senado como proconsul de Cilicia (y Chipre), cargo
que ejerció desde el año 56 a. C. hasta julio de 53 a. C.. Se convirtió en un
buen gobernador proconsular cuidando de los mejores intereses de sus súbditos y
no enriqueciéndose a sus expensas. Como gobernador de una rica provincia en el
Este, Léntulo acuñó unas grandes monedas de plata (cistóforos) en Apameia,
Frigia, que portaban su nombre - P LENTVLVS P F IMPERATOR -. Estas monedas
tenían unos 25 mm de diámetro y su peso estaba en torno a 10,65 gramos. Además
realizó una campaña en las montañas Amanus con un notable éxito; Cicerón apoyó
su reclamación de los honores de un triunfo que no le fueron otorgados hasta 51
a. C. cuando Cicerón estaba a Cilicia.
Debido al rencor que guardaba a César (al que
consideraba un hombre bastante arrogante), cada vez tendió a apoyar más a la
facción del senado liderada por Cneo Pompeyo Magno. Este progresivo
distanciamiento con César hizo que cuando estalló la guerra civil entre los
aliados de Cneo Pompeyo Magno y Cayo Julio César en 49 a. C., Publio Cornelio
Léntulo Espínter se alió sin dudarlo con Pompeyo, donde obtuvo el comando de 10
cohortes en Picenum. Al acercarse el enemigo, Léntulo huyó y se unió a Domicio
Enobarbo en Corfinium. Cuando César llegó al lugar y Pompeyo se negó a acudir
en su ayuda, Léntulo fue autorizado por la guarnición a entablar negociaciones
con César. El general lo recibió favorablemente, le dejó marcharse con sus
amigos, y tomó a sus tropas a su servicio.
Después de su breve retiro en Puteoli se reincorporó
pronto al ejército de Pompeyo en Grecia.
En 48 a. C., el ejército principal de Pompeyo se
enfrentó al de César en la batalla de Farsalia, donde antes de la batalla, lo
encontramos disputando con Metelo Escipión, y con Domicio, que quien tenía el
mejor derecho a suceder a César como pontifex maximus. Esta batalla resultó una
derrota definitiva y aplastante para las fuerzas pompeyanas, Pompeyo huyó a
Egipto, (donde fue inmediatamente decapitado por el faraón egipcio Ptolomeo
XIII) en una verdadera equivocación en su intento de congraciarse con César.
Espínter huyó a Rodas, donde primero se le rechazó la admisión, pero
inmediatamente se le concedió asilo.
Según Sexto Aurelio Víctor, más tarde cayó en las
manos de César y fue asesinado. Este hecho está justificado por una fuente
contemporánea que explica que quizá su hijo, P. Cornelius P. f. P. n. Lentulus
Spinther, se uniera a los asesinos de César, Cayo Casio Longino y Marco Junio
Bruto acuñando monedas para ellos durante la guerra civil en contra de las
fuerzas de Marco Antonio y Cayo Julio César Octaviano Augusto. Su hijo también
adoptó el apodo de Espínter, que puso junto a su nombre al acuñar moneda.
lunes, 10 de diciembre de 2018
AULO GABINIO SISENA
Aulo
Gabinio Sisena (en latín, Aulus Gabinius Sisenna), también conocido como Sisena fue un soldado que vivió en la República romana en el siglo
I aC.
Sisena
nació y se crio en Roma. Era hijo del general y político plebeyo Aulo Gabinio y
de su mujer Lolia, de la gens Lolia, quizás hija de Marco Lolio Palicano,
tribuno de la plebe en 71 aC.
Sisena
acompañó a su padre a Siria en 57 aC, cuando
Gabinio se desempeñó como procónsul en aquella provincia. Sisena quedó en Siria
con unas cuantas tropas, mientras Gabinio colaboraba en restituir al faraón
greco egipcio Ptolomeo XII Auletes. Cuando Cayo Memio arengó a la gente contra
Gabinio, Sisena se arrojó a los pies de Memio rogando por su padre. Memio no
suavizó su postura ante esa súplica y trató indignamente a Sisenna, del que
nada más se sabe después de ese momento.
sábado, 18 de agosto de 2018
PODER ECONÓMICO DEL FARAÓN EGIPCIO EN LOS TIEMPOS DE LA ROMA REPUBLICANA
En el Egipto de los Tolomeos, la
principal fuente de los ingresos reales no era la capital Alejandría (la ciudad
más grande del mundo, con tres millones de habitantes, cuando en Roma apenas no
llegaba al millón), sino el propio Egipto interior del río Nilo. Allí, donde
los soberanos habían existido desde quién sabía cuántos miles de años, todo
pertenecía al faraón. La tierra, las cosechas, las bestias y las aves de los
campos y las granjas, las abejas, los impuestos, tributos y tarifas. El faraón sólo
compartía la producción de hilo, que era competencia de los sacerdotes; éstos
recibían un tercio de los ingresos generados por este hilo, el mejor del mundo.
Egipto era el único lugar del mundo donde se tejía un hilo tan tenue que quedaba
diáfano como un cristal ligeramente empañado, solamente en Egipto se teñía de
tan mágicos colores, y solamente en Egipto el hilo tenía una blancura tan extraordinaria.
Otra fuente de ingresos era tan única como lucrativa: Egipto producía
papel a partir del papiro, que abundaba en el Delta, y el faraón también era
dueño del papel. Por tanto las rentas del faraón antes de que Egipto pasara a
dominio romano, ascendían a más de doce mil talentos de oro anuales, divididos
en dos erarios: el privado y el público. Seis mil talentos en cada uno. Con el
erario público el faraón pagaba a sus gobernadores de distrito, sus burócratas,
su policía, la policía del río, su ejército, su armada, sus trabajadores, sus
campesinos. Incluso cuando el Nilo no se desbordaba, esas rentas públicas bastaban
para comprar grano a países extranjeros. Los fondos privados pertenecían
plenamente al faraón y no podían destinarse a nada más que a las necesidades y
deseos personales del faraón, como las construcciones de sus palacios y sus
tumbas. En sus arcas se acumulaba la producción nacional de oro, piedras
preciosas, porfirio, ébano, marfil, especias y perlas.
Las flotas que partían hacia el Cuerno de África en busca de la
mayor parte de aquellas riquezas pertenecían al faraón. No era extraño, pues,
que los Tolomeos como Auletes, privados del título de faraón, lo anhelaran, y a
que Alejandría era una entidad por completo separada de Egipto. Si bien el rey
y la reina ingresaban en forma de impuestos buena parte de los beneficios de la
ciudad, no eran propietarios de ella ni de sus bienes, ya fueran los barcos,
las fábricas de vidrio o las compañías de mercaderes. Tampoco tenían derecho a
la tierra en que se hallaba la urbe. Alejandría había sido fundada por Alejandro
Magno, que se las daba de griego pero era macedonio de la cabeza a los pies. El
Intérprete, el Registrador y el Contable, principales funcionarios de la corte,
recaudaban todos los ingresos públicos
de Alejandría y los utilizaban en gran medida en su propio interés, mediante un
sistema de privilegios y prebendas que incluían el palacio.
Habiendo experimentado las dinastías asirias, kuchitas y persas
antes de la llegada de Tolomeo, el mariscal de Alejandro Magno, los sacerdotes
de Ptah en Menfis habían llegado a un acuerdo con él y le habían entregado el
erario público egipcio a condición de que en el Egipto del Nilo se invirtiera
la cantidad suficiente para mantener la prosperidad de su pueblo y sus templos.
Si el Tolomeo era también faraón, disponía asimismo de los fondos privados. Sólo
que éstos no saldrían de las cámaras del tesoro de Menfis a menos que el faraón
en persona fuera a retirar la suma que necesitara.
Así pues, cuando Cleopatra
huyó de Alejandría no imitó a su padre zarpando del Gran Puerto sin dinero; fue
a Menfis donde los sacerdotes la reconocían como la legítima faraona, y obtuvo
el dinero necesario para contratar a un ejército de mercenarios con el que
derrocar a su hermano el faraón Tolomeo XIII Teos Filopator, con la ayuda de
Cayo Julio César que deseaba convertir a Egipto en el suministrador del grano
que Roma necesitaba para cubrir sus necesidades alimenticias.
lunes, 13 de agosto de 2018
PTOLOMEO XIII TEOS FILÓPATOR
Ptolomeo XIII Teos Filópator (Griego: Πτολεμαίος Θεός Φιλοπάτωρ), faraón de la dinastía
Ptolemaica de Egipto; gobernó de 51 a 47 a. C.
Hijo de Ptolomeo XII Auletes; cuando apenas
contaba diez años de edad, tras morir su padre heredó el trono, conjuntamente
con su hermana, la célebre Cleopatra VII, con la que se desposó, bajo la
tutoría de Potino. Cleopatra, aspiraba a ocupar el poder en solitario,
con la ayuda de su primer ministro Dioiketes, siguiendo el ejemplo de su
madre y su hermana.
En el año 48 a. C. el eunuco Potino, intentó deponer
a Cleopatra, estallando la guerra entre ambos hermanos. En esta situación llegó
a Egipto Pompeyo, derrotado por César tras la batalla de
Farsalia. Potino, para congraciarse con César y obtener su apoyo en la
guerra contra Cleopatra, ordenó asesinar a Pompeyo, quien fue decapitado por
soldados romanos que estaban establecidos allí.
Pero César no reaccionó como esperaban Potino y
Ptolomeo, e hizo ejecutar al primero, restableciendo a Cleopatra de nuevo como
reina, ofreciendo a Ptolomeo la isla de Chipre. Ante esto, Ptolomeo se alzó en
armas, y César organizó un ejército de veinte mil hombres para sitiar
Alejandría. César venció el cerco, pero el fuego de las naves se extendió a la
ciudad, incendiándose gran parte de la Biblioteca de Alejandría. Finalmente
derrotado, en su huida se ahogó en el Nilo.
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miércoles, 17 de mayo de 2017
EL CÓNSUL PUBLIO CORNELIO LÉNTULO ESPÍNTER
Publio Cornelio Léntulo Espínter (en latín, Publius
Cornelius P. f. L. n. Lentulus Spinther), apodado así por su parecido con un
popular actor de ese nombre, fue un político romano del siglo I a. C. Provenía
de una antigua familia patricia romana de la gens Cornelia. Cuestor en 74 a.
C., edil curul en 63 a. C., bajo el consulado de Cicerón, pretor urbano
en 60 a. C., gracias a su amistad con César fue enviado como propretor a
Hispania y nombrado pontífice. Cónsul en 57 a. C., ayudó a Cicerón a regresar
del exilio y a recuperar sus bienes. De 56 a 53 a. C. se le encargó el gobierno
de Cilicia, encomendándosele restaurar en el trono de Egipto a Ptolomeo XII
Auletes, acción que no llegó a ejecutar. Obtuvo un triunfo que celebró en
51 a. C.
A pesar de su amicitia con César, durante la segunda
guerra civil pesaron más sus lazos con Cicerón y Pompeyo Magno, alineándose con
el heterogéneo partido anticesariano. Capturado en Corfinio, César lo
liberó al poco, yendo a reunirse con Pompeyo. Combatió en Farsalia, y tras la
derrota pompeyana se trasladó a Rodas, donde murió al cabo de un año, tal vez
por orden del propio César.
Publio Cornelio Léntulo Espínter consiguió su primer
cargo público en 63 a. C. (el año del consulado de Marco Tulio Cicerón) cuando
fue votado para el cargo de edil curul. Como edil curul, Espínter asistió a
Cicerón en la desarticulación de la conspiración de Lucio Sergio Catilina. En
este cargo se distinguió por el esplendor de los juegos que ofreció (aunque la
verdadera grandeza estribaba en las rayas moradas que usó en su toga,
ofendiendo a muchos romanos a quienes el morado les parecía un símbolo de la
realeza, por tanto contrario al modelo de un buen romano, aunque ganándose las
simpatías del pueblo llano).
A pesar del escándalo la carrera de Espínter no
sufrió, y fue elegido pretor en el 60 a. C.. Fue durante su pretura, en los
juegos Apollinaris que, por primera vez, colocó un toldo sobre el teatro y
adornó las escenas con plata.
Posteriormente en 59 a. C. como propretor recibió el
gobierno de la Hispania Citerior. Como gobernador de la provincia, cargo en el
que permaneció hasta 58 a. C.,6 7 Léntulo Espínter recibió en un primer momento
el apoyo de Cayo Julio César. Como propretor en Hispania, Publio Cornelio
Léntulo acuñó una moneda en la que estaban su nombre y su apodo, siendo
Espínter ahora su apodo oficial, que le distinguía de los otros miembros
homónimos de su rama de la gens Cornelia.
Espínter volvió a recibir el apoyo de Cayo Julio César,
cuando se presentó a la elección del más alto cargo público de la Roma
Republicana, el consulado en 57 a. C. Con el apoyo de César, la campaña
electoral de Espínter fue exitosa y fue elegido como uno de los dos cónsules de
57 a. C., junto a Quinto Cecilio Metelo Nepote. En el primer día de su
consulado (1 de enero de 57) propuso llamar del exilio a Marco Tulio Cicerón. A
partir de entonces el orador habló de él en amables y agradecidos términos
dando las gracias en una larga carta dirigida a Léntulo Espínter. A pesar de su
deuda con Julio César tomó partido por la aristocracia aunque se opuso a
promover a Gneo Pompeyo a cargo de la Superintendencia del mercado del
grano.
A finales de su consulado, Espínter fue elegido como
gobernador proconsular de Cilicia. Obtuvo un decreto a favor de la restauración
de Ptolomeo XII Auletes como rey de Egipto y se preparaba para ir a este país
cuando una estatua de Júpiter fue destruida por un rayo (diciembre) en el Monte
Albano, y consultados los libros sibilinos y un oráculo, la restauración
mediante la fuerza fue prohibida. Catón, que acababa de convertirse en
tribuno de la plebe, era un enemigo de Léntulo y apoyó al oráculo, que
probablemente había sido pensado principalmente contra Pompeyo, y ordenó a los
quindecemviros de leerlo en público. El asunto fue llevado ante el Senado,
donde Léntulo tuvo el apoyo de Hortensio y de Lúculo, y el partido
aristocrático dirigido por Bíbulo optó por una solución intermedia,
pidiendo enviar a tres embajadores a Egipto, propuesta que fue rechazada. El
nuevo cónsul Marcelino procuró aplazar la cuestión sine die y así quedó hasta
55 a. C., cuando el gobernador de Siria Aulo Gabinio ignoró la autoridad
del senado y efectuó la restauración.
Inmediatamente después del fin de su consulado,
Espínter fue elegido por el Senado como proconsul de Cilicia (y Chipre), cargo
que ejerció desde el año 56 a. C. hasta julio de 53 a. C.. Se convirtió en un
buen gobernador proconsular cuidando de los mejores intereses de sus súbditos y
no enriqueciéndose a sus expensas. Como gobernador de una rica provincia en el
Este, Léntulo acuñó unas grandes monedas de plata (cistóforos) en Apameia,
Frigia, que portaban su nombre - P LENTVLVS P F IMPERATOR -. Estas monedas
tenían unos 25 mm de diámetro y su peso estaba en torno a 10,65 gramos. Además
realizó una campaña en las montañas Amanus con un notable éxito; Cicerón apoyó
su reclamación de los honores de un triunfo que no le fueron otorgados hasta 51
a. C. cuando Cicerón estaba a Cilicia.
Debido al rencor que guardaba a César (al que
consideraba un hombre bastante arrogante), cada vez tendió a apoyar más a la
facción del senado liderada por Cneo Pompeyo Magno. Este progresivo
distanciamiento con César hizo que cuando estalló la guerra civil entre los
aliados de Cneo Pompeyo Magno y Cayo Julio César en 49 a. C., Publio Cornelio
Léntulo Espínter se alió sin dudarlo con Pompeyo, donde obtuvo el comando de 10
cohortes en Picenum. Al acercarse el enemigo, Léntulo huyó y se unió a Domicio
Enobarbo en Corfinium. Cuando César llegó al lugar y Pompeyo se negó a acudir
en su ayuda, Léntulo fue autorizado por la guarnición a entablar negociaciones
con César. El general lo recibió favorablemente, le dejó marcharse con sus
amigos, y tomó a sus tropas a su servicio.
Después de su breve retiro en Puteoli se reincorporó
pronto al ejército de Pompeyo en Grecia.
En 48 a. C., el ejército principal de Pompeyo se
enfrentó al de César en la batalla de Farsalia, donde antes de la batalla, lo
encontramos disputando con Metelo Escipión, y con Domicio, que quien tenía el
mejor derecho a suceder a César como pontifex maximus. Esta batalla resultó una
derrota definitiva y aplastante para las fuerzas pompeyanas, Pompeyo huyó a
Egipto, (donde fue inmediatamente decapitado por el faraón egipcio Ptolomeo
XIII) en una verdadera equivocación en su intento de congraciarse con César).
Espínter huyó a Rodas, donde primero se le rechazó la admisión, pero
inmediatamente se le concedió asilo.
Según Sexto Aurelio Víctor, más tarde cayó en
las manos de César y fue asesinado. Este hecho está justificado por una fuente
contemporánea que explica que quizá su hijo, P. Cornelius P. f. P. n. Lentulus
Spinther, se uniera a los asesinos de César, Cayo Casio Longino y Marco Junio
Bruto acuñando monedas para ellos durante la guerra civil en contra de las
fuerzas de Marco Antonio y Cayo Julio César Octaviano Augusto. Su hijo también
adoptó el apodo de Espínter, que puso junto a su nombre al acuñar moneda.
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