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lunes, 3 de junio de 2019

QUINTO SEPTIMIO FLORENTE TERTULIANO DICE SOBRE LAS PROSTITUTAS DEL TEATRO



Las prostitutas, sacrificadas en el altar de la lujuria pública, son sacadas a escena, bastante incómodas por la presencia de otras mujeres —las únicas personas de la comunidad de las que se ocultan—; desfilan ante los rostros de gente de todas las clases y de todas las edades; se revelan sus domicilios, sus precios y sus especialidades, incluso ante aquéllos que no necesitan dicha información, y, lo que es peor, se revela a gritos lo que debería permanecer oculto en las sombras y en sus oscuras cuevas; pero guardaré silencio sobre ello. ¡Que el Senado se ruborice!. ¡Que todo el mundo se avergüence!. Esas mujeres, asesinas de su propia decencia, pasan vergüenza una vez al año, temerosas de que sus actos se expongan ante todo el mundo.









martes, 14 de mayo de 2019

ROBERT C. KNAPP DICE SOBRE LAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL DURANTE LA ANTIGÜEDAD



En los tiempos modernos, la prostitución acarrea un peligro muy real para la salud de la prostituta y del cliente: las enfermedades de transmisión sexual. Las prostitutas del mundo grecorromano no tenían que preocuparse tanto en este sentido. Por supuesto, la ETS más mortífera de todas, el sida, no existía en la Antigüedad, y no se conocía la sífilis. A pesar de que a lo largo de los años ha habido una encendida discusión entre los historiadores de la medicina que sostienen que la sífilis es una enfermedad del Nuevo Mundo que surgió en América fruto del intercambio colombino, los que afirman que existen pruebas de que se originó en el Viejo Mundo, e incluso quienes defienden ambos orígenes se manera concomitante, análisis óseos realizados en esqueletos antiguos han demostrado de manera concluyente que en la Antigüedad no existía sífilis en Occidente. Fuesen cuales fuesen los síntomas atribuidos a dicha enfermedad, pueden atribuirse a enfermedades similares. De manera que una prostituta no tenía que preocuparse por este azote concreto de los prostíbulos. Es posible que la gonorrea, la segunda enfermedad de transmisión sexual más temida, existiera en la época romana, pero, dado que no deja señales en los huesos, la osteología no puede ayudarnos, y las referencias de los autores médicos no son concluyentes. Sin embargo, de los textos de dichos autores se desprende claramente que sí existían dos enfermedades venéreas más leves (aunque también dolorosas y dañinas), concretamente el herpes genital (clamidia) y las verrugas genitales (condilomas); sin embargo, curiosamente, ningún escritor médico relaciona directamente éstas u otras infecciones con el contacto sexual. Por muy molestas que fuesen estas enfermedades, una prostituta podía ejercer su oficio sin temor a que su vida se viera amenazada por enfermedades de transmisión sexual. Al menos en este sentido, la vida en la Antigüedad era más segura que hoy en día.





















domingo, 10 de junio de 2018

TRIBUTOS DE CALÍGULA PARA RECAUDAR IMPUESTOS


 

El emperador Calígula estableció un impuesto fijo sobre todos los comestibles que se vendían en Roma; exigió de los litigantes, donde quiera que se juzgase un pleito, la cuadragésima parte de la cantidad en litigio y estableció penas contra aquellos a quienes se comprobara que habían transigido o desistido de sus pretensiones; a los mozos de carga se los gravo con el octavo de su ganancia diaria, a las prostitutas con el precio de uno de sus actos, añadiendo a este articulo de la ley, que igual cantidad se exigiría de todos aquellos hombres y mujeres que vivían de la prostitución; hasta al matrimonio le señalo impuesto.


( Suetonio en "Los doce Césares" )


miércoles, 21 de junio de 2017

SEXO EN VENTA: LAS PROSTITUTAS


 

Tú con las rosas, rosado es tu encanto; pero ¿qué vendes, a ti misma, las rosas, o ambas cosas?

 

Se fuese esclavo o libre, la habilidades de los romanos invisibles marcaban a menudo su vida. La fuerza física para la construcción, cavar o arar determinaba la vida de un joven, ya fuera trabajando por su cuenta o como esclavo de otro. Un hombre mayor podía emplear una habilidad —remendar zapatos, trabajar el hierro o cuidar viñas— en su propio interés o en el de su amo.

 

Una mujer adulta podía llevar una casa y cuidar de una familia, ayudar en una tienda o realizar trabajos de artesanía, de nuevo libremente o como esclava.

 

Una niña o una joven podían aspirar a casarse o a ser explotadas sexualmente en beneficio de alguien. Del mismo modo que un hombre joven utilizaba su fuerza física para cubrir las necesidades de trabajo, el cuerpo de una mujer podía ser usado para cubrir las necesidades de sexo. A menudo se trataba de una vida no deseada, peligrosa y degradante; sin embargo, tanto la esclavitud como la pobreza exigían algo productivo de una mujer joven. Su capacidad de proporcionar sexo concordaba con las lujuriosas exigencias de los hombres en una cultura que guardaba celosamente la castidad de las mujeres casadas. Esta situación favorecía un próspero negocio al que muchos amos de esclavas y mujeres libres —y sus familias— no podían renunciar.

( Robert C. Knapp, en "Los olvidados de Roma")








domingo, 21 de mayo de 2017

DEMÓSTENES DESCRIBE A LAS MUJERES GRIEGAS


 Nosotros tenemos hetairas para el placer, prostitutas para cuidar de las necesidades de nuestros cuerpos y esposas para guardar a nuestros hijos legítimos y ser fieles guardianes de nuestro hogares.






sábado, 6 de mayo de 2017