No dejó de dar órdenes de matar hasta que no se le acabaron los enemigos, que los contaba por miles, y aún les parecía poco considerándolos sediciosos del Estado Romano a todos ellos. Los mataba para reprimir odios grandes con gran miedo y sin mirar tranquilo ni siquiera aquellas mismas manos a las que se confía.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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domingo, 15 de mayo de 2022
viernes, 11 de enero de 2019
SILA, DICTADOR DE ROMA, DICE SOBRE LAS EJECUCIONES DE SUS ENEMIGOS SIN JUICIO PREVIO
Es decisión mía que mueran los
proscritos. No voy a despilfarrar el dinero y el tiempo del Estado en juicios a
personas que son evidentemente culpables y traidores. Sus propiedades pasaran a
manos del Estado y se venderán en subasta. Y todo hombre o mujer que vea a uno
de los que figuran en la lista, no sufrirá represalias si lo ejecuta, e incluso
con ello se ganará dos talentos de plata a cargo del erario público.
Supongo que en mi ley Cornelia de
Proscripciones he tenido en cuenta todas las eventualidades: las propiedades de
la familia de todo proscrito pasaran a ser propiedad del Estado sin que pudieran transferirse a nombre de ningún vástago por inocente que fuese;
quedaran invalidados los testamentos de los proscritos, y no podrán heredar las
personas que se citen en ellos; los proscritos podrán legalmente ser asesinados
por cualquier hombre o mujer que se cruce en su camino, fuese hombre o mujer
libre, liberto o esclavo; la recompensa por asesinato o apresamiento de un
proscrito será de dos talentos de plata, a pagar por el Tesoro con cargo a las
propiedades confiscadas, habiendo de figurar este pago en los libros contables
públicos; los esclavos quedaban libres como recompensa, los libertos se
incorporaran a una de las tribus rurales, y todos los hombres -civiles o
militares- que, con posterioridad a la ruptura de la tregua por Escipión
Asiageno, hubiesen apoyado a Carbón o al hijo de Mario, serán declarados enemigos
públicos; todos los que ofreciesen ayuda o su amistad a un proscrito quedaban
despojados e interdictos de cargos curules, y se les prohibirá la compra de
toda propiedad confiscada o llegar a apoderarse de ella por otros medios; los
hijos y nietos de los que ya habían muerto serán castigados en la misma medida
que los hijos y nietos de los que aún vivían. Ahora bien, ese proceso de
proscripción cesará dentro de seis meses después, tiempo más que suficiente
para limpiar a Roma de todos sus enemigos, y para que se recupere el Tesoro de
Roma.
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