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lunes, 29 de octubre de 2018

EL CÓNSUL MAMERCO EMILIO LÉPIDO LIVIANO


 


Mamerco Emilio Lépido Liviano (en latín, Mamercus Aemilius Mam. f. M. n. Lepidus Livianus) fue un político y militar romano del siglo I a. C.

 

Nació en el seno del matrimonio entre Marco Livio Druso, el célebre censor y Cornelia Escipión. No obstante, sería adoptado por los Aemilii Lepidi, como lo demuestra su apellido Livianus. Obviando su marcada tendencia conservadora apoyó a su hermano Marco Livio Druso cuando le nombraron tribuno de la plebe e intentó obtener la ciudadanía romana para todos los habitantes de Italia. Tras la muerte de su hermano participó en la guerra social. Mamerco resultó ser un hábil militar y derrotó al líder de los marsos, Quinto Popedio Silo, que había asesinado al cuñado de su hermano, Quinto Servilio Cepio.

 

Apoyó a Sila durante el conflicto entre éste y Cayo Mario. Cuando Sila volvió a la capital y derrotó a Cinna y Carbón se encontraba entre sus principales adeptos. Se le menciona como una de las personas influyentes que convenció a Sila para perdonar la vida del joven Julio César. Es probable que le nombraran princeps senatus durante la dictadura de Sila.

 

Fracasó en obtener el consulado en su primer intento, porque se suponía, que a pesar de ser muy rico, había rechazado la magistratura de edil curul porque demandaba hacer muchos gastos.

 

Fue nombrado cónsul en 77 a. C., un año después de la muerte del dictador, con Décimo Junio Bruto Albino como colega. Antes de morir, Sila le casó con su hija Cornelia Sila. Fruto de este matrimonio nació Emilia Lepida, luego esposa de Metelo Escipión.

 

Lépido Liviano aparece en la obra de Colleen McCullough, La Corona de Hierba.


jueves, 12 de abril de 2018

EL CÓNSUL CAYO NORBANO BALBO



 Cayo o Gayo Norbano Balbo a​ (m. 81 a. C.) fue un político y militar romano miembro del partido mariano.
 
Nació probablemente alrededor del año 129 o 128 a. C.​ En 95 a. C., como tribuno de la plebe, acusó a Quinto Servilio Cepión de traición cuando este perdió todo su ejército frente a los cimbrios (105 a. C.) y también del robo del oro de Tolosa (106 a. C.). Cepión fue condenado y partió hacia el exilio a la ciudad de Esmirna.
 
Al año siguiente (94 a. C.), el propio Norbano fue acusado de traición por Publio Sulpicio Rufo bajo la lex Appuleia, debido a los disturbios que se provocaron a raíz del juicio de Cepión, pero la elocuencia con la que parlamentó en su defensa Marco Antonio el Orador, abuelo del triunviro Marco Antonio, con quien Norbano había servido como cuestor, le procuró la absolución.​
 
En 90 a. C. fue pretor y en 89 a. C. como propretor en la provincia de Sicilia, Norbano tuvo éxito en la defensa de la isla frente a los aliados italianos en la guerra social.​ En 88 a. C., durante su propretura, fue en ayuda de la ciudad de Rhegium que estaba a punto de caer en manos de los samnitas e italianos que planeaban invadir Sicilia aprovechando la conmoción civil en Roma.​
 
 Durante la guerra civil entre Cayo Mario y Sila, tomó parte por el primero. Obtuvo el cargo de cónsul en 83 a. C. junto a Lucio Cornelio Escipión. Fue derrotado por Sila en la batalla del Monte Tifata cerca de Capua, cuando este, después de regresar de Grecia (y habiendo desembarcado en Brundisium), marchaba por la Campania.
 Las tropas recientemente reclutadas de Norbano nada pudieron hacer contra los veteranos de Sila; unos seis mil soldados de Norbano murieron mientras Sila sólo perdió setenta hombres. La batalla la sitúa Apiano en Canusium de Apulia, pero probablemente se trate de un error por Casilinum, una ciudad a orillas del Volturno.
 
Al año siguiente, 82 a. C., Norbano se reunió con el cónsul Carbón en la Galia Cisalpina, pero los dos ejércitos unidos fueron derrotados completamente por Quinto Cecilio Metelo Pío en la batalla de Favencia. 
Esta batalla fue el golpe mortal al partido mariano en Italia. Rápidamente comenzó la deserción entre las filas de los populares. Albinovano, comandando Ariminum, invitó a Norbano y a los principales oficiales a un banquete; el primero sospechó una traición y declinó la invitación, pero los demás aceptaron y fueron asesinados.
 
Norbano huyó a Rodas, donde se suicidó en medio de la plaza del mercado, mientras los rodenses debatían si entregarle o no a Sila.




martes, 10 de abril de 2018

MARCO LIVIO DRUSO DICE SOBRE CAYO MARIO




Aunque a algunos de mi clase les deje perplejos, por una vez no coincido con la opinión de mis iguales. Yo voté por Cayo Mario...  Pero es que no sólo voté por Cayo Mario, sino que se lo aconsejé a casi todos mis amigos y clientes. Yo estuve en Aurasio y vi con mis propios ojos lo que sucede cuando el elitismo senatorial se antepone al buen sentido romano. Y os digo sinceramente que si Cayo Mario fuese bizco como César Estrabo, tan descarado como Pompeyo Estrabo, tan bajo de cuna como un trabajador del puerto de Roma, tan vulgar como el caballero Sexto Perquetieno... aun así le votaría. No creo que exista un militar de su talla, y yo no toleraría que nombraran por encima de él a un cónsul que le tratase como Quinto Servilio Cepio trató a Cneo Malio Máximo.



viernes, 30 de marzo de 2018

DISCURSO DEL PRETOR MANIO AQUILIO EN EL SENADO SOLICITANDO EL MANDO SUPREMO PARA CAYO MARIO EN ARAS DE HACER FRENTE A LA INVASIÓN GERMANA TRAS LA DERROTA ROMANA DE AURASIO



Publio Rutilio, Marco Emilio, padres conscriptos, coincido con el cónsul en que sólo hay un hombre con capacidad para sacarnos de apuros, y estoy de acuerdo en que ese hombre es Cayo Mario. Pero la solución que nuestro estimado cónsul propone no es la adecuada. No podemos restar posibilidades a Cayo Mario con un imperium proconsular limitado a la Galia Transalpina. En primer lugar, ¿qué sucederá si la guerra trasciende de la Galia Transalpina? ¿Qué sucederá si se extiende a la Galia itálica, a Hispania o a la propia Italia? ¡Pues que el mando pasaría automáticamente al gobernador correspondiente o al cónsul del año!.  Cayo Mario cuenta con muchos enemigos en esta cámara. Y yo, para empezar, no estoy muy seguro de que esos enemigos antepongan el interés de Roma a sus rencores. La negativa de Quinto Servilio Cepio a colaborar con Cneo Malio Máximo constituye inequívoco ejemplo de lo que sucede cuando un miembro de la antigua nobleza antepone su dignitas a la dignitas de Roma.

 

 Sí, príncipe del Senado, ya sé que me habéis dicho que Quinto Servilio mantuvo su dignitas idéntica a la de Roma. Hacéis muy bien en corregirme y os agradezco la rectificación. ¡La dignitas de Roma y la de Quinto Servilio Cepio son idénticas! Pero ¿por qué sostener que la dignitas de Cayo Mario sea inferior a la de Quinto Servilio Cepio? ¡Qué duda cabe de que la contribución personal de Cayo Mario es bastante alta, si no más alta, a pesar de que sus antepasados no tuvieran nada! ¡La carrera personal de Cayo Mario es ilustre! ¿Piensa, por ello, algún miembro de esta cámara que Cayo Mario anteponga Arpinum a Roma? ¿Cree seriamente algún miembro de esta cámara que Cayo Mario piensa en Arpinum como si no fuese una parte integrante de Roma? ¡Todos nosotros tenemos antepasados que fueron hombres nuevos! ¡Hasta Eneas, que llegó al Lacio desde la lejana Ilión! ¡El era un hombre nuevo! Cayo Mario ha sido pretor y cónsul, ennobleciéndose con ello, y sus descendientes serán nobles hasta el final de los tiempos.

 

Veo hoy aquí a varios padres conscriptos que llevan el nombre de Porcio Catón. Pues su abuelo era un hombre nuevo. Sin embargo, ¿no consideramos hoy a estos Porcios Catones pilares de esta cámara, nobles descendientes de un hombre que en su día causaba el mismo efecto en romanos con el nombre de Cornelio Escipión, del mismo modo que Cayo Mario lo causa hoy en otros con el nombre de Cecilio Metelo?

 

Es Cayo Mario y no otro quien debe ostentar el mando supremo contra los germanos ¡Independientemente de donde se plantee la guerra! Por consiguiente, no basta con investir a Cayo Mario con imperium proconsular limitado a la Galia Transalpina.

 

Como es evidente, Cayo Mario no se halla aquí para dar su opinión, y el tiempo corre como un corcel desbocado. Cayo Mario debe ser cónsul. Es el único modo de concederle el poder que va a necesitar. ¡Hay que hacerle candidato a las próximas elecciones consulares... candidato in absentia!

 

¿Puede alguien aquí negar que los hombres de las centurias son lo mejor del pueblo?.  Pues yo os digo, ¡dejad que decidan los hombres de las centurias! ¡Que elijan cónsul a Cayo Mario in absentia o que no lo elijan!.  Porque la decisión de conceder el mando supremo es de suma responsabilidad para que la adopte esta cámara. Y también lo es para la Asamblea de la plebe o para todo el pueblo. ¡Yo os digo, padres conscriptos, que la decisión de otorgar el mando supremo en la guerra contra los germanos debe trasladarse a esa capa del pueblo romano que más cuenta, los ciudadanos de primera y segunda clase que voten en su propia asamblea comitia centuriata!. Gracias.



DISCURSO DEL CÓNSUL URBANO PUBLIO RUTILIO RUFO EN EL SENADO PROPONIENDO MEDIDAS URGENTES DE NUEVOS ALISTAMIENTOS A LAS LEGIONES, TRAS CONOCER LA DERROTA DE AURASIO



 

No es ocasión para entrar en debate, padres conscriptos. Ni para recriminaciones y más enfrentamientos. Hoy es día de acción.

 

Mañana son los idus de octubre y eso quiere decir que ha concluido la temporada de campañas. Pero nos queda muy poco tiempo si queremos evitar que los germanos invadan Italia en cualquier momento, como parece probable. He formulado un plan de actuación que voy a presentaros, pero antes voy a hacer una solemne advertencia. Al menor signo de discusión, disensión o cualquier otra forma de partidismo en la cámara, presentaré el plan al pueblo y haré que lo apruebe la Asamblea de la plebe. Así, os privaré, conscriptos padres, de vuestra prerrogativa a dirigir los asuntos relativos a la defensa de Roma.

 

La conducta de Quinto Servilio Cepio es exponente de la gran debilidad de la institución senatorial, es decir, su negativa a admitir que la casualidad, la fortuna y la suerte a veces se concatenan y hacen surgir hombres de las capas sociales más bajas con grandes dotes que todos nosotros consideramos inherentes al linaje y a la tradición para gobernar al pueblo de Roma y tener el mando de sus ejércitos.

 

Vamos a necesitar todos los hombres útiles de toda Italia, eso desde luego. Desde los del censo por cabezas hasta las órdenes y clases del Senado, ¡todos los hombres útiles! Por lo tanto os pido un decreto pidiendo a la Asamblea de la plebe que redacte inmediatamente una ley prohibiendo a todo el que tenga entre diecisiete y treinta y cinco años abandonar las costas de Italia o cruzar el Arnus y el Rubico hacia la Galia itálica. Mañana quiero que haya correos dispuestos para dirigirse al galope a todos los puertos de la peninsula con órdenes para que ninguna nave acepte hombres libres útiles como marineros ni pasajeros. Eludir el servicio militar se penará con la muerte, tanto por parte del que lo eluda como del que lo consienta.

 

Todo el personal disponible será enviado a reclutar soldados de todas las clases desde el censo por cabezas hasta la senatorial. Y eso significa, padres conscriptos, que los que entre vosotros tengan treinta y cinco años o menos irán inmediatamente destinados a las legiones, independientemente del número de campañas en que hayáis servido anteriormente. Si aplicamos la ley con energía, conseguiremos soldados. Si no, mucho me temo que no obtengamos los precisos. Quinto Servilio limpió las últimas bolsas de pequeños propietarios en toda Italia y Cneo Malio alistó a casi setenta mil proletarios del censo por cabezas como soldados o tropas auxiliares. Así que tendremos que tener en cuenta los ejércitos que tengamos en otros países. En Macedonia sólo disponemos de dos legiones, las dos auxiliares y a las que posiblemente sea imposible desplazar. En Hispania, dos legiones en la provincia Ulterior y una en la Citerior; dos de ellas son romanas y la otra de tropas auxiliares, y no sólo tienen que permanecer allí, sino que deben reforzarse notablemente ya que los germanos se proponen invadir Hispania.

 

Hay tres aspectos de la guerra en Africa que deseo mencionar. El primero es su acertada conclusión, con un enemigo totalmente batido, un rey enemigo con su familia que en estos momentos se encuentra en Roma como rehén en casa de nuestro noble Quinto Cecilio Metelo el Meneítos... oh, os ruego que me perdonéis, Quinto Cecilio, el Numídico, quería decir. Bien, que se encuentra aquí en Roma. El segundo aspecto es la existencia de un ejército de seis legiones formadas por proletarios, sí, pero estupendamente entrenados, valientes y con excelentes oficiales, desde los centuriones más jóvenes y cadetes tribunos hasta los legados. Y cuenta con una fuerza de caballería de dos mil jinetes igualmente avezados y valientes. El tercer aspecto, padres conscriptos, es un hombre. Un solo hombre. Me refiero, naturalmente, al procónsul Cayo Mario, comandante en jefe del ejército de Africa y único artífice de una victoria tan absoluta que merece parangón con las victorias de Escipión Emiliano. El peligro en Africa para los ciudadanos de Roma, sus propiedades, su provincia y el abastecimiento de trigo ha desaparecido. De hecho, Cayo Mario nos ha legado una Africa tan pacificada que ni siquiera es necesario dejar allí una legión para guarnecerla.

 

Roma necesita un general más que soldados y centuriones. Como dijo en cierta ocasión el propio Cayo Mario en esta misma cámara, millares y millares de soldados romanos han perecido en los pocos años que van desde la muerte de Cayo Graco... ¡única mente por la incompetencia de los hombres que los mandaban a ellos y a los centuriones! Y cuando Cayo Mario dijo estas palabras, Italia tenía cien mil hombres más de los que tiene en este momento. ¿Y cuántos soldados, centuriones y fuerzas auxiliares ha perdido Cayo Mario? ¡Prácticamente ninguno, padres conscriptos! Hace tres años llevó seis legiones a Africa y aún cuenta con esas seis legiones en perfecto estado. ¡Seis legiones veteranas, seis legiones con centuriones!

 

¡Cayo Mario es la solución a la necesidad que tiene Roma de un general competente!. Habéis escuchado a Marco Aurelio Cota decir que había habido una rencilla entre los germanos, y que de momento parece que han desistido de migrar a través de la provincia de la Galia Transalpina. Creo que no deberíamos quedarnos tan tranquilos por ese informe. Debemos tomarlo con escepticismo y que no nos haga incurrir en mayores necedades. No obstante, un hecho parece cierto: disponemos de este invierno para prepararnos. Y la primera fase de preparación debe ser nombrar a Cayo Mario procónsul en la Galia, con un imperium que no se le derogue hasta que venzamos a los germanos.

 

Ya sé que Metelo el Numídico se opone a dar a Cayo Mario el gobierno de la Galia Transalpina con imperium proconsular de varios años, pero dada la gravísima magnitud de nuestros apuros, necesitamos un general de la categoría de Cayo Mario. Sé que algunos, incluído el príncipe del Senado Marco Aurelio Escauro deseais dar el mando supremo a Quinto Cecilio el Meneitos, pero yo no os lo recomiendo. Me explico: Quinto Cecilio estuvo dos años en Africa perdiendo el tiempo; lo sé porque yo estaba allí. Yo he servido con Quinto Cecilio, y lo de Meneítos es un buen epíteto para él, porque es tan indeciso calculando como una mujer veleidosa. Y también he colaborado con Cayo Mario, y quizá no sea pedir demasiado que algunos miembros de esta cámara recuerden que yo mismo no soy de despreciar en el terreno militar. ¡A mi se me habría debido dar el mando en la Galia Transalpina y no a Cneo Malio Maximo! Pero eso es agua pasada y no tengo tiempo que perder en reproches.

 

¡Os repito, padres conscriptos, que la apurada situación de Roma exige urgentemente que cese ese alcahueteo de unos cuantos en la cima de este noble árbol! Os lo repito, padres conscriptos, a los que os sentáis en el tercio medio de los dos lados de esta cámara, a los que os sentáis en el tercio posterior de ambos lados de esta cámara, que sólo hay un hombre con capacidad para conjurar este peligro! ¡Y que ese hombre es Cayo Mario! ¡Qué importa que no figure en el registro genealógico! ¿Qué más da que no sea un romano descendiente de romanos? ¡Quinto Servilio Cepio es un romano auténtico y mirad dónde nos ha dejado! ¿Sabéis dónde nos ha dejado? ¡En la pura mierda!

 

Honorables miembros de esta cámara, hombres de bien, compañeros senadores! ¡Os suplico que en esta ocasión dejéis a un lado vuestros prejuicios! ¡Tenemos que dar a Cayo Mario poder proconsular en la Galia Transalpina todo el tiempo que sea preciso hasta que los germanos retrocedan a Germania!. Gracias a todos, y que los dioses nos acompañen.


jueves, 29 de marzo de 2018

DISCURSO DEL SENADOR MARCO AURELIO COTA PARA INFORMAR AL SENADO SOBRE LA DERROTA ROMANA DE AURASIO



Padres conscriptos, el día anterior al nones de octubre se entabló una batalla en Arausio. Los germanos nos aniquilaron. Han muerto ochenta mil soldados.

 

Digo ochenta mil soldados, y no sólo eso: los muertos de las tropas auxiliares son veinticuatro mil más, y no cuento los muertos de la caballería.

 

Los cinco mil soldados con sus auxiliares y todos los animales perecieron en el campamento de Aurelio. El legado Marco Aurelio Escauro fue hecho prisionero por los germanos y de él hicieron víctima ejemplar. Le quemaron vivo, padres conscriptos. Y según me ha dicho un testigo presencial, murió con gran entereza y valor.

 

Todos los que estáis presentes sois responsables, porque en la delegación que enviasteis no había ningún senador con categoría consular, y yo, un simple ex pretor, era el único magistrado curul de los seis. Como consecuencia, Quinto Servilio Cepio se negó a tratar con nosotros de igual a igual por linaje y alcurnia. Ni por experiencia. No, él interpretó nuestra insignificancia, nuestra poca influencia, como indicio de que el Senado le respaldaba en su desacato a Cneo Malio Máximo. ¡Y con toda la razón, padres conscriptos! ¡Si hubieseis querido que Quinto Servilio obedeciese la ley, subordinándose al cónsul del año, habríais enviado una delegación de categoría consular! Pero no lo hicisteis. Enviasteis deliberadamente cinco pedarii y un ex pretor a tratar con uno de los miembros de esta cámara más antiguos y más obstinadamente elitistas.

 

La rencilla entre Quinto Servilio Cepio y Cneo Malio Máximo impidió la unión de sus fuerzas y, en lugar de disponer de un sólido ejército de no menos de diecisiete legiones y más de cinco mil caballos, Roma puso en el campo de batalla dos ejércitos a veinte millas de distancia entre sí, con el más pequeño cerca del avance germano y alejado del cuerpo de caballería. Quinto Servilio Cepio me dijo en persona que no pensaba compartir su triunfo con Cneo Malio Máximo y que había situado expresamente su ejército demasiado al norte del de Cneo Malio para que éste no pudiera participar en el combate.

 

Aun dejando a un lado la desastrosa querella entre ambos, padres conscriptos, lo cierto es que ni Quinto Servilio ni Cneo Malio poseen suficiente talento militar para vencer a los germanos. No obstante, de los dos comandantes, es Quinto Servilio quien más reproches merece, pues no sólo fue tan deleznable general como Cneo Malio, sino que además despreció la ley. ¡Se puso por encima de la ley, la consideró un simple adminículo para inferiores! Un auténtico romano, Marco Emilio Escauro, príncipe del Senado, pone la ley por encima de todo, consciente de que bajo su imperio no existen diferencias sociales, sino un sistema de comprobaciones y equilibrios que hemos expresamente dispuesto para que nadie se considere por encima de sus semejantes. Pero Quinto Servilio Cepio se comportó como el primer hombre de Roma. ¡Pero según la ley, él no puede ser primer hombre de Roma! Así, yo os digo que Quinto Servilio transgredió la ley, mientras que Cneo Malio es simplemente un general inepto.

 

Arausio es un desastre peor que el de Cannas, colegas senadores. Ha perecido la flor y nata de Roma. Lo sé porque estaba allí. Puede que hayan sobrevivido trece mil soldados, y éstos, las tropas más bisoñas, huyeron sin orden ni concierto, abandonando armas y corazas en el campo para cruzar el Rhodanus a nado. Aún siguen desperdigados y errabundos por el margen occidental del río, y por algunos informes que he recibido, se hallan tan atemorizados por los germanos, que prefieren ocultarse a correr el riesgo de que los recuperen para volver a alistarlos en el ejército romano. Tratando de detener esa fuga masiva, el tribuno Sexto Julio César fue arrollado por sus propias tropas. Me complace informar que vive, pues yo mismo le hallé en el campo de batalla, donde había sido dado por muerto por los germanos. Yo y mis compañeros, un total de veintinueve, fuimos los únicos que pudimos socorrer a los heridos; durante casi tres días no nos ayudó nadie. Aunque la mayoría de los caídos en el campo de batalla eran cadáveres, no cabe duda de que han muerto algunos que podrían haber salvado la vida de haber habido alguien a mano que los auxiliase.

 

Vuestro hijo, Quinto Cecilio Metelo el Numidico, ha sobrevivido indemne, pero no es un cobarde. Salvó al cónsul Cneo Malio y a algunos de su estado mayor. Sin embargo, si han perecido los dos hijos de Cneo Malio. De los veinticuatro tribunos militares electos, sólo han salvado la vida tres, Marco Livio Druso, Sexto Julio César y Quinto Servilio Cepio hijo. Marco Livio y Sexto Livio están gravemente heridos. Quinto Servilio hijo, que mandaba la legión de tropas más bisoñas cerca del río, se salvó cruzándolo a nado, ignoro en qué circunstancias de integridad personal.

 

Pero estas bajas no son nada comparadas con el hecho de que ningún centurión veterano de ninguno de los dos ejércitos ha sobrevivido. ¡Roma se ha quedado sin oficiales, padres conscriptos! El gran ejército de la Galia Transalpina no existe......Nunca existió, por culpa de Quinto Servilio Cepio.

 

¿Y dónde se hallan en este momento los germanos? os estáis preguntando. ¿Estaban muy al sur de Arausio cuando sali para traer la noticia? imagino que os preguntáis.  Sinceramente, no lo sé, padres conscriptos. Cuando concluyó la batalla, que sólo duró cuestión de una hora, los germanos volvieron grupas hacia el norte, por lo visto para recoger sus carros, mujeres y niños, que habían dejado al norte del campamento de caballería. Pero cuando yo salí no habían vuelto. Hablé con un germano que Marco Aurelio Escauro había tenido de intérprete cuando vinieron los jefes germanos a parlamentar, a quien al capturar y reconocer como germano no hicieron daño, y, según él, los bárbaros discutieron y se dividieron en tres grupos. Por lo visto ninguno de estos tres grupos se siente con suficiente valor para continuar solo hacia el sur por nuestro territorio y se dirigen a Hispania por diversas rutas a través de las tierras de los galos cabelludos. Pero esa rencilla la indujo el vino romano cobrado en el botín y no puede preverse si será duradera. Tampoco es muy seguro que el intérprete dijera la verdad o parte de la verdad. Dice que se escapó y regresó porque ya no quiere ser germano, pero pudiera ser que los propios germanos le enviasen para disipar nuestros temores y hacer más fácil presa en nosotros. Lo único que puedo deciros con certeza es que cuando yo partí no había indicios de movimiento germano hacia el sur . Y eso es todo, por el momento.


domingo, 25 de marzo de 2018

BREVE CARTA DEL CÓNSUL CNEO MALIO MÁXIMO A SU COCÓNSUL QUINTO SERVILIO CEPIO EN VÍSPERAS DE LA BATALLA DE AURASIO



Como supremo comandante del campo, os repito mi orden de trasladaros con el ejército al otro lado del río sin más dilación. Os ruego consideréis esta segunda orden como la última. Si persistierais en desafiarme, procederé contra vos por la vía legal en Roma bajo la acusación de alta traición y vuestra altanera actitud será la prueba.

 

RESPUESTA DE QUINTO SERVILIO CEPIO:


No admito que seáis el comandante supremo de campo. Sí, iniciad los procedimientos contra mí por traición. Yo iniciaré procedimientos por traición contra vos. Como los dos sabemos quién ganará, os exijo que me cedáis inmediatamente el mando.


( C. McC. )