Padres
conscriptos, el día anterior al nones de octubre se entabló una batalla en
Arausio. Los germanos nos aniquilaron. Han muerto ochenta mil soldados.
Digo
ochenta mil soldados, y no sólo eso: los muertos de las tropas auxiliares son
veinticuatro mil más, y no cuento los muertos de la caballería.
Los
cinco mil soldados con sus auxiliares y todos los animales perecieron en el
campamento de Aurelio. El legado Marco Aurelio Escauro fue hecho
prisionero por los germanos y de él hicieron víctima ejemplar. Le quemaron
vivo, padres conscriptos. Y según me ha dicho un testigo presencial, murió con
gran entereza y valor.
Todos
los que estáis presentes sois responsables, porque en la delegación que
enviasteis no había ningún senador con categoría consular, y yo, un simple ex
pretor, era el único magistrado curul de los seis. Como consecuencia, Quinto
Servilio Cepio se negó a tratar con nosotros de igual a igual por linaje y
alcurnia. Ni por experiencia. No, él interpretó nuestra insignificancia,
nuestra poca influencia, como indicio de que el Senado le respaldaba en su
desacato a Cneo Malio Máximo. ¡Y con toda la razón, padres conscriptos!
¡Si hubieseis querido que Quinto Servilio obedeciese la ley, subordinándose al
cónsul del año, habríais enviado una delegación de categoría consular! Pero no
lo hicisteis. Enviasteis deliberadamente cinco pedarii y un ex pretor a tratar
con uno de los miembros de esta cámara más antiguos y más obstinadamente
elitistas.
La
rencilla entre Quinto Servilio Cepio y Cneo Malio Máximo impidió la unión de
sus fuerzas y, en lugar de disponer de un sólido ejército de no menos de
diecisiete legiones y más de cinco mil caballos, Roma puso en el campo de
batalla dos ejércitos a veinte millas de distancia entre sí, con el más pequeño
cerca del avance germano y alejado del cuerpo de caballería. Quinto Servilio
Cepio me dijo en persona que no pensaba compartir su triunfo con Cneo Malio
Máximo y que había situado expresamente su ejército demasiado al norte del de
Cneo Malio para que éste no pudiera participar en el combate.
Aun
dejando a un lado la desastrosa querella entre ambos, padres conscriptos, lo
cierto es que ni Quinto Servilio ni Cneo Malio poseen suficiente talento
militar para vencer a los germanos. No obstante, de los dos comandantes, es
Quinto Servilio quien más reproches merece, pues no sólo fue tan deleznable
general como Cneo Malio, sino que además despreció la ley. ¡Se puso por encima
de la ley, la consideró un simple adminículo para inferiores! Un auténtico
romano, Marco Emilio Escauro, príncipe del Senado, pone la ley por encima de
todo, consciente de que bajo su imperio no existen diferencias sociales, sino
un sistema de comprobaciones y equilibrios que hemos expresamente dispuesto
para que nadie se considere por encima de sus semejantes. Pero Quinto Servilio
Cepio se comportó como el primer hombre de Roma. ¡Pero según la ley, él no
puede ser primer hombre de Roma! Así, yo os digo que Quinto Servilio
transgredió la ley, mientras que Cneo Malio es simplemente un general inepto.
Arausio
es un desastre peor que el de Cannas, colegas senadores. Ha perecido la flor y
nata de Roma. Lo sé porque estaba allí. Puede que hayan sobrevivido trece mil
soldados, y éstos, las tropas más bisoñas, huyeron sin orden ni concierto,
abandonando armas y corazas en el campo para cruzar el Rhodanus a nado. Aún
siguen desperdigados y errabundos por el margen occidental del río, y por
algunos informes que he recibido, se hallan tan atemorizados por los germanos,
que prefieren ocultarse a correr el riesgo de que los recuperen para volver a
alistarlos en el ejército romano. Tratando de detener esa fuga masiva, el
tribuno Sexto Julio César fue arrollado por sus propias tropas. Me
complace informar que vive, pues yo mismo le hallé en el campo de batalla,
donde había sido dado por muerto por los germanos. Yo y mis compañeros, un
total de veintinueve, fuimos los únicos que pudimos socorrer a los heridos;
durante casi tres días no nos ayudó nadie. Aunque la mayoría de los caídos en
el campo de batalla eran cadáveres, no cabe duda de que han muerto algunos que podrían
haber salvado la vida de haber habido alguien a mano que los auxiliase.
Vuestro
hijo, Quinto Cecilio Metelo el Numidico, ha sobrevivido indemne, pero no es un
cobarde. Salvó al cónsul Cneo Malio y a algunos de su estado mayor. Sin
embargo, si han perecido los dos hijos de Cneo Malio. De los veinticuatro
tribunos militares electos, sólo han salvado la vida tres, Marco Livio
Druso, Sexto Julio César y Quinto Servilio Cepio hijo. Marco Livio y Sexto
Livio están gravemente heridos. Quinto Servilio hijo, que mandaba la legión de
tropas más bisoñas cerca del río, se salvó cruzándolo a nado, ignoro en qué
circunstancias de integridad personal.
Pero
estas bajas no son nada comparadas con el hecho de que ningún centurión
veterano de ninguno de los dos ejércitos ha sobrevivido. ¡Roma se ha quedado
sin oficiales, padres conscriptos! El gran ejército de la Galia Transalpina no
existe......Nunca existió, por culpa de Quinto Servilio Cepio.
¿Y
dónde se hallan en este momento los germanos? os estáis preguntando. ¿Estaban
muy al sur de Arausio cuando sali para traer la noticia? imagino que os
preguntáis. Sinceramente, no lo sé,
padres conscriptos. Cuando concluyó la batalla, que sólo duró cuestión de una
hora, los germanos volvieron grupas hacia el norte, por lo visto para recoger
sus carros, mujeres y niños, que habían dejado al norte del campamento de
caballería. Pero cuando yo salí no habían vuelto. Hablé con un germano que
Marco Aurelio Escauro había tenido de intérprete cuando vinieron los jefes
germanos a parlamentar, a quien al capturar y reconocer como germano no
hicieron daño, y, según él, los bárbaros discutieron y se dividieron en tres
grupos. Por lo visto ninguno de estos tres grupos se siente con suficiente
valor para continuar solo hacia el sur por nuestro territorio y se dirigen a
Hispania por diversas rutas a través de las tierras de los galos cabelludos.
Pero esa rencilla la indujo el vino romano cobrado en el botín y no puede
preverse si será duradera. Tampoco es muy seguro que el intérprete dijera la verdad
o parte de la verdad. Dice que se escapó y regresó porque ya no quiere ser
germano, pero pudiera ser que los propios germanos le enviasen para disipar
nuestros temores y hacer más fácil presa en nosotros. Lo único que puedo
deciros con certeza es que cuando yo partí no había indicios de movimiento
germano hacia el sur . Y eso es todo, por el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario