jueves, 29 de marzo de 2018

DISCURSO DEL SENADOR MARCO AURELIO COTA PARA INFORMAR AL SENADO SOBRE LA DERROTA ROMANA DE AURASIO



Padres conscriptos, el día anterior al nones de octubre se entabló una batalla en Arausio. Los germanos nos aniquilaron. Han muerto ochenta mil soldados.

 

Digo ochenta mil soldados, y no sólo eso: los muertos de las tropas auxiliares son veinticuatro mil más, y no cuento los muertos de la caballería.

 

Los cinco mil soldados con sus auxiliares y todos los animales perecieron en el campamento de Aurelio. El legado Marco Aurelio Escauro fue hecho prisionero por los germanos y de él hicieron víctima ejemplar. Le quemaron vivo, padres conscriptos. Y según me ha dicho un testigo presencial, murió con gran entereza y valor.

 

Todos los que estáis presentes sois responsables, porque en la delegación que enviasteis no había ningún senador con categoría consular, y yo, un simple ex pretor, era el único magistrado curul de los seis. Como consecuencia, Quinto Servilio Cepio se negó a tratar con nosotros de igual a igual por linaje y alcurnia. Ni por experiencia. No, él interpretó nuestra insignificancia, nuestra poca influencia, como indicio de que el Senado le respaldaba en su desacato a Cneo Malio Máximo. ¡Y con toda la razón, padres conscriptos! ¡Si hubieseis querido que Quinto Servilio obedeciese la ley, subordinándose al cónsul del año, habríais enviado una delegación de categoría consular! Pero no lo hicisteis. Enviasteis deliberadamente cinco pedarii y un ex pretor a tratar con uno de los miembros de esta cámara más antiguos y más obstinadamente elitistas.

 

La rencilla entre Quinto Servilio Cepio y Cneo Malio Máximo impidió la unión de sus fuerzas y, en lugar de disponer de un sólido ejército de no menos de diecisiete legiones y más de cinco mil caballos, Roma puso en el campo de batalla dos ejércitos a veinte millas de distancia entre sí, con el más pequeño cerca del avance germano y alejado del cuerpo de caballería. Quinto Servilio Cepio me dijo en persona que no pensaba compartir su triunfo con Cneo Malio Máximo y que había situado expresamente su ejército demasiado al norte del de Cneo Malio para que éste no pudiera participar en el combate.

 

Aun dejando a un lado la desastrosa querella entre ambos, padres conscriptos, lo cierto es que ni Quinto Servilio ni Cneo Malio poseen suficiente talento militar para vencer a los germanos. No obstante, de los dos comandantes, es Quinto Servilio quien más reproches merece, pues no sólo fue tan deleznable general como Cneo Malio, sino que además despreció la ley. ¡Se puso por encima de la ley, la consideró un simple adminículo para inferiores! Un auténtico romano, Marco Emilio Escauro, príncipe del Senado, pone la ley por encima de todo, consciente de que bajo su imperio no existen diferencias sociales, sino un sistema de comprobaciones y equilibrios que hemos expresamente dispuesto para que nadie se considere por encima de sus semejantes. Pero Quinto Servilio Cepio se comportó como el primer hombre de Roma. ¡Pero según la ley, él no puede ser primer hombre de Roma! Así, yo os digo que Quinto Servilio transgredió la ley, mientras que Cneo Malio es simplemente un general inepto.

 

Arausio es un desastre peor que el de Cannas, colegas senadores. Ha perecido la flor y nata de Roma. Lo sé porque estaba allí. Puede que hayan sobrevivido trece mil soldados, y éstos, las tropas más bisoñas, huyeron sin orden ni concierto, abandonando armas y corazas en el campo para cruzar el Rhodanus a nado. Aún siguen desperdigados y errabundos por el margen occidental del río, y por algunos informes que he recibido, se hallan tan atemorizados por los germanos, que prefieren ocultarse a correr el riesgo de que los recuperen para volver a alistarlos en el ejército romano. Tratando de detener esa fuga masiva, el tribuno Sexto Julio César fue arrollado por sus propias tropas. Me complace informar que vive, pues yo mismo le hallé en el campo de batalla, donde había sido dado por muerto por los germanos. Yo y mis compañeros, un total de veintinueve, fuimos los únicos que pudimos socorrer a los heridos; durante casi tres días no nos ayudó nadie. Aunque la mayoría de los caídos en el campo de batalla eran cadáveres, no cabe duda de que han muerto algunos que podrían haber salvado la vida de haber habido alguien a mano que los auxiliase.

 

Vuestro hijo, Quinto Cecilio Metelo el Numidico, ha sobrevivido indemne, pero no es un cobarde. Salvó al cónsul Cneo Malio y a algunos de su estado mayor. Sin embargo, si han perecido los dos hijos de Cneo Malio. De los veinticuatro tribunos militares electos, sólo han salvado la vida tres, Marco Livio Druso, Sexto Julio César y Quinto Servilio Cepio hijo. Marco Livio y Sexto Livio están gravemente heridos. Quinto Servilio hijo, que mandaba la legión de tropas más bisoñas cerca del río, se salvó cruzándolo a nado, ignoro en qué circunstancias de integridad personal.

 

Pero estas bajas no son nada comparadas con el hecho de que ningún centurión veterano de ninguno de los dos ejércitos ha sobrevivido. ¡Roma se ha quedado sin oficiales, padres conscriptos! El gran ejército de la Galia Transalpina no existe......Nunca existió, por culpa de Quinto Servilio Cepio.

 

¿Y dónde se hallan en este momento los germanos? os estáis preguntando. ¿Estaban muy al sur de Arausio cuando sali para traer la noticia? imagino que os preguntáis.  Sinceramente, no lo sé, padres conscriptos. Cuando concluyó la batalla, que sólo duró cuestión de una hora, los germanos volvieron grupas hacia el norte, por lo visto para recoger sus carros, mujeres y niños, que habían dejado al norte del campamento de caballería. Pero cuando yo salí no habían vuelto. Hablé con un germano que Marco Aurelio Escauro había tenido de intérprete cuando vinieron los jefes germanos a parlamentar, a quien al capturar y reconocer como germano no hicieron daño, y, según él, los bárbaros discutieron y se dividieron en tres grupos. Por lo visto ninguno de estos tres grupos se siente con suficiente valor para continuar solo hacia el sur por nuestro territorio y se dirigen a Hispania por diversas rutas a través de las tierras de los galos cabelludos. Pero esa rencilla la indujo el vino romano cobrado en el botín y no puede preverse si será duradera. Tampoco es muy seguro que el intérprete dijera la verdad o parte de la verdad. Dice que se escapó y regresó porque ya no quiere ser germano, pero pudiera ser que los propios germanos le enviasen para disipar nuestros temores y hacer más fácil presa en nosotros. Lo único que puedo deciros con certeza es que cuando yo partí no había indicios de movimiento germano hacia el sur . Y eso es todo, por el momento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario