En la mitología griega, Ariadna (en griego Ἀριάδνη, de la forma greco-cretense
arihagne, ‘la más pura’) era una princesa cretense, hija de Minos y Pasífae.
Al nombre de Ariadna se le ha atribuido el
significado de «muy pura», a partir del adjetivo ἁγνὸν. Algunos estudiosos, como David West,
sin embargo, consideran que dicho significado es una invención y han propuesto
otra etimología en la que hacen derivar el nombre de las palabras ugaríticas ar
y adn, cuyo significado vendría a ser «luz del padre o señor».
Minos y Pasífae reinaban en Creta. Tras la muerte de
su hijo Androgeo, Minos decidió atacar Atenas y además lanzó una serie de
maldiciones que provocaron que el territorio ateniense sufriera sequías y
hambre. A cambio de la paz, los atenienses debían enviar siete hombres jóvenes
y siete doncellas cada año para alimentar al Minotauro. Un año, Teseo, hijo de
Egeo, rey de Atenas, marchó voluntario con los jóvenes para liberar a su pueblo
del tributo.
Ariadna se enamoró de Teseo a primera vista, como
otros personajes femeninos que ayudaron a provocar el nuevo orden (un mitema
que fue caracterizado como «de los desertores» por Ruck y Staples), y le ayudó
dándole un ovillo del hilo que estaba hilando o, según otras fuentes, una
corona luminosa para que pudiese hallar el camino de salida del Laberinto tras
matar al Minotauro. Ariadna huyó entonces con Teseo, pero según Homero
«no pudo lograrla, porque Artemisa la mató en Día, situada en medio de las
olas, por la acusación de Dioniso». Homero no explica la naturaleza de la
acusación de Dioniso.
En Hesíodo y la mayoría de las demás fuentes,
Teseo abandonó a Ariadna dejándola dormida en Naxos y Dioniso la redescubrió y
se casó con ella. Existen diferentes tradiciones acerca del motivo de este
abandono: lo habría hecho porque Dioniso le hizo olvidarse de ella, o por orden
de Atenea o de Hermes; o por puro olvido o desprecio, o por vergüenza de llegar
con ella a Atenas, o porque amaba a Egle. Otro relato contaba que la nave donde
viajaban sufrió una tempestad en torno a Chipre y que Ariadna, que estaba
encinta, fue puesta en tierra en la mencionada isla, pero Teseo debió dejarla
allí para socorrer al barco. En este relato, Ariadna murió en la isla antes de
poder dar a luz y cuando Teseo regresó, ordenó celebrar sacrificios en honor de
ella. Otra tradición señalaba que después de haber sido abandonada por Teseo,
Ariadna casó con un sacerdote de Dioniso llamado Ónaro. En una versión
alternativa, Teseo no la abandonó, sino que Ariadna fue raptada por Dioniso y la
llevó a la isla de Lemnos.
Ariadna permaneció junto a Dioniso hasta que más
tarde Perseo combatió contra Dioniso en Argos y mató a Ariadna al petrificarla
con la cabeza de Medusa o tras arrojar una lanza que iba dirigida a otro
guerrero. En otros mitos Ariadna se ahorcó tras ser abandonada por Teseo. Sin
embargo Dioniso descendió al Hades y la trajo de vuelta junto con su madre
Sémele. Juntos se unieron entonces a los dioses del Olimpo. Según Hesíodo, fue
inmortalizada por Zeus.
En la mitología romana, la diosa comparable es Libera,
a la que los poetas romanos asociaban con la Ariadna greco-minoica.
Ariadna fue especialmente adorada en Naxos, Delos,
y Chipre. Probablemente también se la venerara en Argos, donde una tradición
indicaba que allí se conservaba su tumba. El Certamen de Homero y Hesíodo
también menciona una festividad en honor de Ariadna en el lugar donde fue
encontrado el cadáver de Hesíodo, aunque esta mención de Ariadna no es segura.
Las primeras representaciones seguras de Ariadna en
el arte aparecen en la época arcaica, en la segunda mitad del siglo VII a. C.,
donde aparece ligada a Teseo a través del episodio del Minotauro. Se la
representa también como esposa de Dioniso. Desde entonces la pareja ha sido a
menudo considerada, en la iconografía, como un símbolo del matrimonio feliz,
como en obras del Pintor de Heidelberg, en torno al 560 a. C. En la cerámica de
figuras negras, además de escenas de encuentro de Ariadna y Dioniso, aparecen
representaciones de Ariadna como auriga. A veces también aparece Ariadna
formando parte del tíaso de Dioniso pero de una manera destacada, participando
en un simposio, escena que también aparece en la cerámica de figuras rojas.
En el periodo clásico la figura de Ariadna continúa
apareciendo a menudo como esposa de Dioniso en ambientes festivos o incluso
donde ambos se abrazan o se besan. Además se representan escenas en las que
Dioniso persigue a Ariadna, a veces con la presencia de Eros. Otro motivo
iconográfico en que aparecen Ariadna y Dioniso es asociando ambos personajes al
teatro, como en la cratera de Pronomo o en la hidria de la locura de Licurgo. También
se encuentran algunas imágenes que representan el abandono que sufrió por parte
de Teseo y su posterior encuentro con Dioniso, como en la llamada Hidria de
Berlín.
Este episodio del abandono de Ariadna fue luego el
evento favorito de las representaciones de Ariadna en los periodos helenístico
y romano. Se halla en mosaicos, relieves y pinturas en las que, junto con su
tíaso, Dioniso encuentra a Ariadna que, según la versión predominante, se
encontraba dormida. También se encuentran imágenes de este periodo en las que
aparece únicamente la figura de Ariadna acostada.
En la Edad Media dejaron de aparecer representaciones
de Ariadna, que reapareció en el siglo XV, donde Donatello representa a Ariadna
y Dioniso como pareja ideal. Este tema se repitió continuamente a partir de
este momento y, en el Barroco, se popularizó una variante que representa las
bodas de Dioniso y Ariadna en presencia de Afrodita y donde a veces Ariadna
recibe la corona que después, según el mito, se transformó en una constelación.
También aparece representada la subida de ambos amantes al Olimpo, como en
obras de Giovanni Battista Tiepolo. Por otra parte, la escena del abandono de
Ariadna por Teseo y su descubrimiento por Dioniso volvió a darse a principios
del siglo XVI, en obras de Tiziano. En relación con este evento mítico en
concreto, en alguna ocasión se representó a Ariadna despierta pero predominan
las imágenes de Ariadna dormida.
Algunos investigadores creen, debido a su asociación
con el hilo y los giros, que era una diosa de la tejedura, como Aracne, y
sostienen tal afirmación con el mitema de la ninfa ahorcada.
Algunos investigadores creen que Ariadna es el
epíteto tras el que se esconde una primitiva diosa de la fertilidad de Creta,
«el primer personaje divino de la mitología griega en ser inmediatamente
reconocido en Creta»,16 una vez hubo comenzado la arqueología. Creen que este
personaje debe identificarse con el teónimo documentado en tablillas micénicas
da-pu-ri-to-jo po-ti-ni-ja («Señora del Laberinto») y que para Homero y la
mitología griega posterior, los orígenes divinos de Ariadna se diluyeron.17 En
una copa ática (kílix) del pintor Esón (c. 425–410 a. C., M.A.N., Madrid),
Teseo arrastra al Minotauro desde un laberinto parecido a un templo, pero la
diosa que le ayuda es Atenea. Para los mitógrafos atenienses la mentora del
fundador de Atenas es Palas Atenea y Ariadna no es más que un trofeo.
Según algunos habría en realidad dos Ariadnas:
La esposa de Dioniso a la que mató Perseo.
La princesa que se enamoró de Teseo, y que habría
nacido dos generaciones después.
Por otra parte, una mención de Homero en la que se
dice que Dédalo construyó para Ariadna una pista de baile ha sido interpretada
por algunos mitólogos como una alusión a la construcción del laberinto y
también se ha sugerido que podría tratarse de una ofrenda a Ariadna no como
princesa sino como divinidad protectora.
Il lamento d'Arianna (El lamento de Ariadna) es un
célebre madrigal compuesto en 1608 por Claudio Monteverdi e incluido en su
sexto libro de Madrigales. Il lamento d'Arianna es, en realidad, el único
fragmento que se conserva de la que fue la segunda ópera compuesta por el genio
veneciano, Arianna, después de la renombrada L'Orfeo, favola in musica, primera
ópera propiamente dicha de la historia de la música.
Ariadne auf Naxos (Ariadna en Naxos) es el título de
una cantata compuesta por Franz Joseph Haydn en 1789, así como el de una ópera
Richard Strauss.
Lamento de Ariadna es un poema de Friedrich Nietzsche
que forma parte de sus Ditirambos de Dioniso.
Ariadna es el título de una obra teatral de A. A.
Milne.
Ariadna es el título de un texto teatral de Marina
Tsvietaieva, que fue estrenado en Sevilla en 2008 con la coproducción del
Centro Andaluz de Teatro y Atalaya Teatro a partir de la versión de Carlos
Iniesta.
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