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viernes, 13 de diciembre de 2019

EL CÓNSUL CAYO SOSIO


 
Cayo Sosio (en latín, Gaius Sosius) fue un senador y comandante de la República romana durante el siglo I a. C.
 
Fue cuestor electo de Manio Emilio Lépido en el año 66 a. C. y pretor en el año 49 a. C. Al inicio de la guerra civil entre Julio César que lideraba la facción de los populares y Cneo Pompeyo Magno que lideraba la facción de los optimates, se unió a los conservadores; no obstante, cuando estos marcharon a Grecia, Sosio acudió a Roma y se rindió a César.
 
Tras el asesinato del dictador, se unió a Marco Antonio, quien lo nombró gobernador de las provincias de Siria y Cilicia en sustitución de Publio Ventidio Baso (38 a. C.). Durante su administración se le ordenó que auxiliara a Herodes I el Grande, quien había quedado en posesión de Jerusalén, en su conflicto contra Antígono Matatías. Sosio obtuvo la posesión de la isla y de la ciudad de Aradus en la costa de Fenicia, hacia finales de 38 a. C.. En 37 a. C. avanzó contra Jerusalén y adquirió la prefectura de la misma. Tras la toma de la ciudad, Herodes obtuvo el trono.
 
Dejó el gobierno de la provincia en 35 a. C. siendo reemplazado por Munacio Plaucio. En recompensa a sus servicios, se le honró con un triunfo a su regreso a la capital (34 a. C.). En el año 32 a. C. fue nombrado cónsul junto a Gneo Domicio Enobarbo. Cuando estalló el conflicto entre Marco Antonio y Octaviano se mantuvo leal a Antonio y atacó con dureza a su rival en el Senado, siendo obligado a huir al Este.
 
 En el año 31 a. C. comandó una escuadra de la flota de Antonio y la condujo a la victoria frente a las naves dirigidas por Lucio Arruncio, al que obligó a retirarse; no obstante, cuando estaba en persecución de su rival, llegaron los refuerzos comandados por el segundo al mando de Octaviano, Marco Vipsanio Agripa. En esta batalla, el rey de Cilicia, Tarcondimoto, que era un aliado de Antonio, fue capturado y ejecutado y el propio Sosio se vio obligado a huir. En la batalla de Accio comandó el ala izquierda de la flota antoniana. Tras la aplastante derrota volvió a escapar para luego ser capturado; salvó la vida merced a Lucio Arruntio, quien intercedió en su defensa ante Octaviano. Cuando regresó a la capital, reedificó el Templo de Apolo Sosiano, que se había iniciado en el año 34 a. C., en honor a Octaviano.
 
No se conocen hijos varones pero sí dos mujeres : Sosia y Sosia Galla, tal vez con una Asinia, Nonia o Aelia.
 
Sosio asistió a los Ludi Saeculares en 17 a. C., como Quindecimviri sacris faciundis, cargo que ejercía desde el año 31 a. C.

MONEDA CON LA EFIGIE DE CAYO SOCIO


















martes, 16 de abril de 2019

ANTÍGONO MATATÍAS



Antígono Matatías (en hebreo, מתתיהו אנטיגונוס השני, Matityahu), (? - 37 a. C.) fue un rey de Judea y Sumo Sacerdote desde el 40 a. C. al 37 a. C.. Era el segundo hijo de Aristóbulo II, junto con su padre fue llevado prisionero a Roma por Pompeyo en el 63 a. C., sin embargo ambos escaparon en el año 57 a. C. y volvieron a Judea. Tras ser proclamado rey, fue derrotado por Herodes I el Grande y decapitado en Antioquía el 37 a.C., extinguiéndose de esta forma la dinastía de los Asmoneos.​

 

Los excesivos impuestos exigidos al pueblo por las extravagancias de Marco Antonio y Cleopatra crearon un profundo odio contra Roma. Antígono se ganó la confianza de la clase aristocrática de Jerusalén y de los fariseos. Los partos. liderados por Pacoro I, que había invadido Siria en 40 a. C., apoyaron al candidato antirromano, así que le enviaron tropas. Hircano fue enviado a Babilonia, tras sufrir mutilación de sus orejas, para que no pudiera ejercer de sumo sacerdote. Herodes huyó de Jerusalén, y Antígono fue oficialmente proclamado rey y sumo sacerdote por los partos. Sus tres años de reinado fueron de lucha continua.​

 

Herodes fue declarado rey de Judea en Roma, y volvió en 39 a. C., emprendiendo una campaña contra Antígono, y poniendo sitio a Jerusalén. En la primavera de 38 a. C., aprovechando que los romanos dirigidos por Publio Ventidio Baso había expulsado a los partos, tomó el control de la provincia de Galilea, y luego de toda Judea, aunque pospuso el asedio de Jerusalén hasta la primavera de 37 a. C. Antígono les mantuvo a raya durante 3-5 meses, pero finalmente, los romanos capturaron la ciudad.​ Antígono fue llevado a Antioquía y ejecutado,​ poniendo fin a la dinastía asmonea.​

 

Flavio Josefo afirma que Marco Antonio decapitó a Antígono,​ pero Dion Casio dice que fue crucificado. Plutarco también dice que fue decapitado.


martes, 16 de junio de 2015

CARTA DESDE ATENAS, DE MARCO ANTONIO A CLEOPATRA



Querida mía:

He estado pensando en ti mientras estoy sentado aquí en Atenas metafóricamente impotente. El estado literal aún no me ha visitado, me apresuro a añadir, y siento a mi mejor amigo sujeto en mis ingles que comienza a moverse con tu recuerdo, con tus besos. Atenas, como verás, ha mejorado mi estilo literario; aquí hay poco más que hacer aparte de leer, patrocinar la academia y otros antros filosóficos y hablar con hombres como Tito Pomponio Ático, que vino a cenar.


¿Puede ser que Cesarión esté de verdad cerca de su noveno cumpleaños? Supongo que debe de ser así, pero me duele pensar que me he perdido dopreciosos años de su infancia. Créeme que intentaré solucionarlo lo antes que pueda, y cuando sea posible iré a por ti. Mis propios gemelos deben de estar cerca de los dos años. ¿Adónde se va el tiempo? Nunca los he visto. Sé que has llamado a mi hijo Ptolomeo y a mi hija Cleopatra, pero pienso en ellos como el Sol y la Luna, así que quizá cuando tengas en la residencia a Cha'em podrías llamar oficialmente a mi hijo Ptolomeo Alejandro Helios y a mi hija Cleopatra Selene. Él es el decimosexto Ptolomeo y ella la octava Cleopatra. Sí que sería bueno que tuviesen sus propios nombres, ¿no crees?


El año que viene estaré sin duda en Antioquía, aunque quizá no tenga tiempo para visitar Alejandría. Sin duda ya sabrás que Publio Ventidio se excedió en el mandato que le había dado para ir a la guerra y expulsar a los partos de Siria. En realidad no me complació, dado que apesta a soberbia. En lugar de poner a Herodes en el trono, se ha ido a Samosata, que, según me acaban de informar, ha cerrado sus puertas para soportar el asedio. Sin embargo, debe de tener el tamaño de una aldea, por lo que no podrá tardar más de un nundinum en rendirse.


Octavia está encantada, aunque algunas veces me encuentro a mí mismo deseando que tuviese algo más de su hermano. Hay algo intimidatorio en una mujer que no tiene faltas, y ella no las tiene, créeme. Si se quejase de vez en cuando, creo que pensaría mejor de ella, pues sé que cree que no paso bastante tiempo con los niños, de los cuales sólo tres son míos. En cuyo caso, ¿por qué no decirlo? Pero ¿lo hace? ¡Octavia, no! Sólo se muestra apenada. Así y todo, debo considerarme afortunado. No hay mujer en Roma más deseable; me envidian profundamente incluso mis enemigos. Escríbeme y dime cómo estás, y cómo está Cesarión. Ático hizo algunos comentarios sobre él y su relación con Octavio. Insinuó que puede haber un futuro peligro para él. Hagas lo que hagas, no lo envíes a Roma hasta que yo pueda acompañarlo. Es una orden, y no seas como Ventidio. Tu hijo se parece demasiado a César como para ser bien recibido por Octavio. Necesitará aliados en Roma, un fuerte apoyo.


Firmado, Marco Antonio

( C. McC. )

CARTA DE PUBLIO VENTIDIO BASO A MARCO ANTONIO

El territorio era ideal. Tengo la armadura dorada de Pacoro para exhibirla en mi triunfo; mis hombres me han aclamado imperator en el campo tres veces, como puedo testimoniar si tú lo requieres. No tenía sentido librar una guerra de contención en ningún momento de esta campaña, que progresó en un orden natural en una serie de tres batallas. 



Por supuesto, comprendo que el cierre de mi campaña no es causa de queja para ti. Te ha dado una Siria segura donde poder reunir a tus ejércitos -incluido el mío, que pondré en cuarteles de invierno alrededor de Antioquía, Damasco y Chalcis-para tu gran campaña contra Mesopotamia.


Sin embargo, ha llegado a mis oídos que Antíoco de Cotnagene firmó un tratado con Pacoro que cedía a Comagene el gobierno parto. También obsequió a Pacoro con alimentos y provisiones, un hecho que permitió a Pacoro entrar en Siria sin verse afectado por los habituales problemas que representa mantener a una gran fuerza de caballería. 



Por lo tanto, en marzo tengo la intención de llevar siete legiones al norte, hasta Samosata, y ver qué tiene que decir el rey Antíoco de su traición. Silo y dos legiones marcharán a Jerusalén para poner al rey Herodes en su trono.


El rey Herodes ha sido de gran ayuda para mí. Sus agentes propagaron informaciones falsas entre los espías partos que me permitieron encontrarme en el territorio ideal cuando los partos desconocían totalmente mi paradero. Creo que Roma tiene en él a un aliado digno de su peso. Le he dado cien talentos para que vaya a Egipto y compre provisiones para su familia y la familia del rey Hircano, que está instalado en el mismo retiro de montaña imposible de ser ocupado. 



Sin embargo, mi campaña me ha dado diez mil talentos de plata de botín, que van de camino a la tesorería en Roma mientras escribo. Una vez que haya celebrado mi triunfo y el botín haya sido liberado, tú te beneficiarás considerablemente. Mi parte, de la venta de esclavos, no será grande, porque los partos lucharon hasta la muerte. Reuní alrededor de mil hombres del ejército de Labieno y los vendí


En cuanto a Quinto Labieno, acabo de recibir una carta de Cayo Julio Demetrio, que se halla en Chipre, donde me informa de que capturó a Labieno y lo mandó ejecutar. Deploro este último hecho porque no creo que un simple liberto griego, incluso uno del difunto César, tenga autoridad suficiente para ejecutar. Pero te dejo a ti la decisión final, como corresponde.


Puedes estar seguro de que cuando llegue a Samosata me ocuparé duramente de Antíoco, que ha abandonado el estatus de Comagene como amigo y aliado. Espero que os parezca bien a ti y a los tuyos.

Firmado, Publio Ventidio Baso



( C. McC. )



lunes, 15 de junio de 2015

CARTA DE PUBLIO VENTIDIO BASO A MARCO ANTONIO



El territorio era ideal. Tengo la armadura dorada de Pacoro para exhibirla en mi triunfo; mis hombres me han aclamado imperator en el campo tres veces, como puedo testimoniar si tú lo requieres. No tenía sentido librar una guerra de contención en ningún momento de esta campaña, que progresó en un orden natural en una serie de tres batallas. Por supuesto, comprendo que el cierre de mi campaña no es causa de queja para ti. Te ha dado una Siria segura donde poder reunir a tus ejércitos -incluido el mío, que pondré en cuarteles de invierno alrededor de Antioquía, Damasco y Chalcis-para tu gran campaña contra Mesopotamia.


Sin embargo, ha llegado a mis oídos que Antíoco de Cotnagene firmó un tratado con Pacoro que cedía a Comagene el gobierno parto. También obsequió a Pacoro con alimentos y provisiones, un hecho que permitió a Pacoro entraren Siria sin verse afectado por los habituales problemas que representa mantener a una gran fuerza de caballería. Por lo tanto, en marzo tengo la intención de llevar siete legiones al norte, hasta Samosata, y ver qué tiene que decir el rey Antíoco de su traición. Silo y dos legiones marcharán a Jerusalén para poner al rey Herodes en su trono.


El rey Herodes ha sido de gran ayuda para mí. Sus agentes propagaron informaciones falsas entre los espías partos que me permitieron encontrarme en el territorio ideal cuando los partos desconocían totalmente mi paradero. Creo que Roma tiene en él a un aliado digno de su peso. Le he dado cien talentos para que vaya a Egipto y compre provisiones para su familia y la familia del rey Hircano, que está instalado en el mismo retiro de montaña imposible de ser ocupado. Sin embargo, mi campaña me ha dado diez mil talentos de plata de botín, que van de camino a la tesorería en Roma mientras escribo. Una vez que haya celebrado mi triunfo y el botín haya sido liberado, tú te beneficiarás considerablemente. Mi parte, de la venta de esclavos, no será grande, porque los partos lucharon hasta la muerte. Reuní alrededor de mil hombres del ejército de Labieno y los vendí.


En cuanto a Quinto Labieno, acabo de recibir una carta de Cayo Julio Demetrio, que se halla en Chipre, donde me informa de que capturó a Labieno y lo mandó ejecutar. Deploro este último hecho porque no creo que un simple liberto griego, incluso uno del difunto César, tenga autoridad suficiente para ejecutar. Pero te dejo a ti la decisión final, como corresponde.


Puedes estar seguro de que cuando llegue a Samosata me ocuparé duramente de Antíoco, que ha abandonado el estatus de Comagene como amigo y aliado. Espero que os parezca bien a ti y a los tuyos.

Firmado PUBLIO VENTIDIO BASO

( C. McC. )




martes, 25 de noviembre de 2014

EL CÓNSUL CAYO CARRINAS



Cayo Carrinas (en latín, Gaius Carrinas), fue un general y político de la época final de la República Romana, hijo del comandante y pretor de época de Cayo Mario, Cayo Carrinas.


En 45 a. C., Carrinas fue enviado por Cayo Julio César a combatir a Hispania contra Sexto Pompeyo, y el resto de los republicanos que aún combatían al dictador. Carrinas fracasó y fue reemplazado por Cayo Asinio Polión.


Tras el establecimiento del Segundo Triunvirato en 43 a. C. Carrinas, junto con Publio Ventidio Baso fue nombrado como cónsul sustituto para el resto del año.



En 41 a. C., César Octaviano le nombró gobernador de Hispania, cuando entró en guerra con Boco II, de Mauritania. En 36 a. C., Octaviano le envió al mando de tres legiones a combatir a Sexto Pompeyo en Sicilia. En 31 a. C. Carrinas fue nombrado gobernador proconsular de la Gallia, donde luchó con éxito contra la rebelión de los mórinos y otras tribus galas e hizo retroceder a los suevos a la orilla derecha del Rin por lo que fue recompensado con un triunfo en 29 a. C.




viernes, 5 de septiembre de 2014

EL CÓNSUL PUBLIO VENTIDIO BASO


Publio Ventidio Baso (en latín, Publius Ventidius Bassus), fue un militar y político de la época final de la República Romana, leal partidario de Cayo Julio César.

SU HUMILDE ORIGEN


Ventidio era natural de Piceno. Durante la Guerra Social (91–88 a. C.), luchó de muy joven en el campo de los aliados italianos contra los romanos. Él y su madre fueron hechos prisioneros cuando fue tomada Asculum, y desfilaron en el triunfo del cónsul Cneo Pompeyo Estrabón por las calles de Roma. Convertido en prisionero, fue obligado a ejercer humildes oficios, como aportar mulas y vehículos para el transporte de magistrados que iban de Roma para administrar las provincias, pero después recibió la libertad. Esta ocupación temprana de Baso no fue olvidada cuando llegó a ser cónsul, y los romanos, que siempre han tenido un gusto por la sátira, lo recordaban con el siguiente verso, que es registrado por Gelio:


Nam Mulos qui fricabat consul factus est.


Planco, en una carta a Cicerón, llama a Baso, Ventidius Mulio, en alusión a su primera ocupación.

HÁBIL MILITAR


Baso vio en el ejército romano un medio a través del cual alcanzar la gloria. Durante la Guerra de las Galias su habilidad militar llamó la atención de Julio César, quien, aunque no le menciona en su obra, De Bello Gallico, lo contaba entre sus protegidos. Se le proporcionaron varios mandos durante el conflicto civil en los que demostró estar dotado de una considerable destreza como militar. Obtuvo el cargo de tribuno de la plebe, un asiento en el senado romano, y fue nombrado pretor en el año 43 a. C.

Tras el estallido de las hostilidades entre Marco Antonio y Cayo Julio César Octaviano, optó por permanecer neutral, alineándose después, en el 43 a. C. con Antonio durante la guerra de Mutina. Por este motivo reclutó dos legiones en las colonias fundadas por César, y una tercera en el Piceno, su país natal; y permaneció allí, según Apiano, en espera de los acontecimientos. Trajo sus legiones a través de los Apeninos sin ningún tipo de oposición por parte de Octavio, quién ya había derrotado a Marco Antonio en Mutina, y se unió a este en Vada Sabatia, en la costa de Liguria.

CÓNSUL SUFFECTUS


Tras la formación del Segundo Triunvirato en Bononia, y dado que Octavio había renunciado y que el otro cónsul Quinto Pedio había muerto, se le nombró consul suffectus. En el42 a. C. fue legado de Marco Antonio en la Galia Transalpina con Quinto Fufio Caleno, y detuvo a algunas tropas enviadas por César Octaviano a Hispania que querían cruzar los Alpes. Este hecho tuvo lugar durante la disputa de Octaviano con Fulvia y el cónsul Lucio Antonio, mujer y hermano de Marco respectivamente, conocida como Guerra de Perusia. Cuando Lucio Antonio quedó asediado en Perusia, Ventidio y Fufio Caleno no hicieron grandes esfuerzos para aliviar su situación, aunque parece no haber tenido razones concretas para no haber ido en ayuda de Lucio. Tras la captura de Perusia (40 a. C.), Ventidio unió sus fuerzas con las de Lucio Munacio Planco, que había logrado huir. En este mismo año, M. Antonio y Octavio llegaron a un acuerdo en la llamada paz de Brundisium.

SU TRIUNFO SOBRE LOS PARTOS


Cuando el Imperio Parto invadió la provincia de Siria (40 a. C.), Marco Antonio le envió en el 39 a. C. como legado y gobernador de Siria al mando de varias legiones veteranas de César con la misión de oponerse al avance en Asia Menor del general renegado Quinto Labieno, a quién persiguió hasta la zona de las montañas del Tauro, donde Labieno espero a los partos y Ventidio la llegada de refuerzos; al arribo de la caballería parta, Ventidio buscó una posición estratégica en un terreno elevado, donde fue atacado pero los partos fueron repelidos y se desbandaron por Cilicia perseguidos por Ventidio Baso, quién se detuvo a la vista del campamento de Labieno. Los hombres de Labieno, desanimados por la derrota de los partos, intentaron escapar por la noche, pero Ventidio mató o hizo prisionero a la mayor parte de ellos. Labieno fue capturado por Demetrio, un liberto de César, y condenado a muerte.

Ventidio envió entonces a Popedius Silo a ocupar los pasos del Amanos, que estaban controlados por el general parto Barzafanes (Dion Casio lo denomina Farnapates); Silo se enfrentó con el general de Pacoro, pero hubiera sido derrotado si no hubiera llegado oportunamente Ventidio en su ayuda; el general parto murió en la batalla; Baso se apoderó de toda Siria excepto de Arados, y de Palestina. Los reyes Antígono y Antíoco I de Comagene y el jefe nabateo Málico II tuvieron que pagar fuertes contribuciones para compensar su ayuda a los partos. El Senado no confirió honores a Baso por sus victorias, porque él sólo actuaba como legado de Antonio.

TRIUNFO Y RETIRO


En el 38 a. C. el príncipe parto Pacoro I de Partia volvió a avanzar sobre Siria. Las tropas de Ventidio estaban dispersas en sus cuarteles de invierno. Con objeto de ganar tiempo, Baso comunicó a un cabecilla de la Cirréstica que pensaba que los partos pasarían el Éufrates por Zeugma, el lugar acostumbrado, y que allí los podía derrotar fácilmente puesto que desde la altura podía controlar a la caballería de los partos; el cacique, que era en realidad un agente doble (y Ventidio lo sabía), comunicó esta confidencia al príncipe Pacoros. Este buscó otro lugar para cruzar el río y esto le hizo perder 40 días que dieron tiempo a Ventidio a reunir sus tropas. Los partos fueron derrotados en la batalla de Gindaros, donde el príncipe parto murió. La cabeza de Pacoros fue paseada por toda Siria. Después Ventidio fue a Comagene donde exigió más contribuciones al rey Antíoco.

Al mismo tiempo llegó Marco Antonio a Siria, y celoso de Ventidio, lo trató de manera indigna. Ventidio dejó el gobierno a Cayo Sosio y regresó a Roma, dónde celebró un triunfo en recompensa de su victoria en noviembre del 38 a. C.. Es el único comandante romano al que se le recompensó con tal honor tras vencer al Imperio Parto, que derrotó a militares como Marco Licinio Craso y Marco Antonio, cuyos ejércitos sufrieron una aniquilación total. Tras su triunfo, Baso ya no vuelve a ser mencionado.

Marco Antonio continuó la guerra contra Antíoco y asedió Samosata pero finalmente se tuvo que contentar con recibir 300 talentos por la paz, cuando se dice que su legado habría podido sacar mil.

Ventidio aparece brevemente en la obra de William Shakespeare, Antonio y Cleopatra donde se le representa comandando a su ejército frente a los partos. En la obra, se encuentra reflexionando si esta gran victoria levantaría los celos y las envidias de sus superiores y tras esta reflexión, desaparece de la obra.