En el terreno religioso, fue un importante perseguidor del priscilianismo, doctrina asentada con fuerza en la Gallaecia de entonces, y colaboró con el obispo de Astorga Toribio en 445 para perseguirlos. En el 447 convocó un sínodo galaico por orden del papa San León. En 460 permaneció tres meses preso por orden del rey suevo Frumario.
Casi al final de su vida, Hidacio escribió una crónica al estilo de Jerónimo de Estridón y Eusebio de Cesarea, siguiendo en su estilo un modelo muy popular por entonces, consistente en ubicar la historia de la Humanidad en el contexto de una progresión lineal partiendo de la creación bíblica y cuyo final pretendía ser el segundo advenimiento de Cristo. Hidacio escribió sobre los acontecimientos sucedidos entre 379 y 468.
Es importante también destacar que, con mucha probabilidad, Hidacio fue el primero en inaugurar una nueva forma de datación cronológica conocida como la Era Hispánica, que tiene como año 1 el 38 a. C., año en el que Augusto da oficialmente por conquistada Hispania.
Las desolaciones de alanos, vándalos y suevos por España (409-410) desencadenaron cuatro mortales plagas: el hierro de los soldados y de los tiránicos exactores de tributos, que consumen todos los recursos del país; el hambre, que llega a extremos de antropofagia; la peste, que siembra cadáveres por todas partes; las bestias feroces, que, avezadas a la carne insepulta, infestan la tierra.
Hydatii Gallaeciae episcopi Chronicon, donde narra las invasiones germanas en el período de 379 a 468. Según Eduardo Manzano Moreno esta obra «es uno de los escasos testimonios que nos cuentan cómo se produjo la caída del Imperio Romano en Hispania». En esa obra vaticinó que el fin del mundo se produciría el 27 de mayo del año 482.