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martes, 16 de mayo de 2023

PREDICA APOSTÓLICA DE PABLO DE TARSO REFERENTE AL TRABAJO

"Si alguno no quiere trabajar, que no coma", dijo San Pablo de Tarso, el conocido apóstol cristiano, en una de sus predicas.

Para entender el significado de esta frase, primero tenemos que entender el contexto histórico en el que fue pronunciada. Pablo de Tarso sufrió en una época en la que el trabajo y la esclavitud eran una parte integral de la vida cotidiana en el Imperio Romano. La mayoría de la gente trabajaba duro para sobrevivir, mientras que otros más impedidos, dependían de la caridad de la gente para sobrevivir ( cosa a la que no eran demasiado dados la mayoría, aunque los emperadores proporcionaban pan, aceite, carne, e incluso espectáculos en el circo o teatro para tener satisfecha a la plebe más necesitada). Además, la economía y prosperidad del Imperio dependía en gran medida de la agricultura, la industria, y el comercio, lo que significa que la falta buena de voluntad en desempeñar con eficacia el trabajo y en la falta disciplina de esforzarse, podrían afectar gravemente la producción de alimentos y la subsistencia de la población.

Aclarado esto, podemos entender que la frase de Pablo de Tarso es una llamada a la responsabilidad personal y a la disciplina del trabajo duro para poder prosperar. Él está diciendo que si alguien no quiere trabajar, no debería esperar que otros le den de comer o tengan que mantenerlo. En otras palabras, si no haces nada productivo para contribuir en tus beneficios personales y con ello con el resto de la sociedad, no tienes derecho a recibir los beneficios de este trabajo ni que te lo proporcionen los demás que sí se aplican al trabajo

Pero también debemos tener en cuenta que la frase de Pablo no es una condena a los pobres desafortunados sin las oportunidades de poder trabajar con un mínimo de dignidad,  o a los que a causa de una desgracia, les han dejado impedidos que no pueden trabajar. De hecho, el mismo Pablo en sus predicas apostólicas cristianas,  abogaba por la caridad, la solidaridad, y el cuidado hacia los necesitados. Lo que él estaba enfatizando era la importancia del trabajo y el esfuerzo, y cómo esto es esencial para que sea posible la prosperidad y con ello el funcionamiento de una sociedad saludable.

Por ejemplo, imaginemos que eres un ciudadano romano rico que tiene muchos esclavos trabajando en tu hacienda. Si uno de tus esclavos se niega a trabajar y espera que otros a costa de su trabajo le den de comer, ¿cómo afectaría eso a tu producción de alimentos y, en última instancia, a tu negocio? O si eres un esclavo que ha sido liberado y ahora tienes que ganarte la vida por tu cuenta, ¿cómo te afectaría si no trabajas duro para ganarte el sustento?. Lo que está claro es que la holgazanería trae mala suerte para ti mismo, y también para los demás por la falta de la parte en la que deberías de contribuir o por lo que entorpece o retrasa en no aplicarte en aquello que se debiera.

En conclusión, la frase de Pablo de Tarso "Si alguno no quiere trabajar, que no coma" es un recordatorio de la importancia del trabajo y el esfuerzo en una sociedad saludable en la que todo el mundo atiende y es responsable de lo suyo, pudiendo prosperar y así contribuyendo a un mejor bienestar social, con lo cual hay más recursos para ser solidario y poder atender a otros más necesitados a causa de desgracias u otros impedimentos involuntarios. Como apóstol cristiano, no quería decir que es una condena a los pobres o a los caídos en desgracia que no pueden trabajar, sino un llamado a la responsabilidad personal y a la contribución a la sociedad, ya que así se podría ser caritativo y solidario hacia los más necesitados, que este era el deseo de su maestro Jesucristo. En resumidas cuentas, creo que San Pablo quiso decir que independientemente de la posición social en la que uno se situara, no se debería de olvidar nunca de trabajar siempre duro y ser responsables, para poder construir un mundo y una vida mucho mejor, en el que se beneficiaran todos, y que este era el deseo de Nuestro Señor Jesucristo.

Además, Pablo de Tarso, aparte de instar a las personas a trabajar para merecer lo de poder comer, también enfatizó la importancia de la caridad y el cuidado de los necesitados, como ejemplo de buenos cristianos. Para él, la caridad no era simplemente dar limosnas, sino un acto de amor y compasión hacia los demás, propio del comportamiento cristiano ante los ojos de Dios. Pablo enseñó que todos somos iguales ante Dios y que debemos ayudar y amar a aquellos que están en necesidad, ya sean ricos o pobres, libres o esclavos.

En sus escritos, Pablo habla sobre la importancia de compartir con los necesitados y ayudar a los menos afortunados. Por ejemplo, en la carta a los Gálatas, él dice: "Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gálatas 6:2). Aquí, Pablo está exhortando a los creyentes a ayudarse en tiempos difíciles, mostrando empatía y solidaridad. Si la gente es así y trabaja debidamente, con el tiempo se sale de la pobreza y de las dificultades.

Entonces, ¿cómo podemos reconciliar el enunciado de "Si alguien no quiere trabajar, que no coma" con su mensaje de caridad?. Podémoslo de la siguiente manera: Pablo estaba instando a las personas a entender la responsabilidad de su propio bienestar y contribuir a la sociedad a través del trabajo. Sin embargo, esto no significa que debamos negar la ayuda a aquellos que, debido a circunstancias difíciles, no pueden trabajar, porque esto no sería amor ni caridad, actos que definen a los verdaderos cristianos que cumplen con la sugerencia de amor de Cristo.

Ya se sabe, por otra parte, que la pereza y llevar una vida ociosa, son la fuente de todos los males, y solo el trabajo da satisfacción, como ya se indica en las propias Sagradas Escrituras. 



lunes, 15 de mayo de 2023

EL MISTERIOSO PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA: UNA FUSIÓN ENTRE NEOPLATONISMO Y CRISTIANISMO

Pseudo Dionisio Areopagita es el nombre que se le atribuye a un autor misterioso cuyos escritos tuvieron una gran influencia en la teología y filosofía medieval. Sus textos, de inspiración neoplatónica y cristiana, fueron atribuidos erróneamente a Dionisio el Areopagita, discípulo de San Pablo mencionado en los Hechos de los Apóstoles. En este artículo, exploraremos la vida y las obras de Pseudo Dionisio Areopagita, su influencia en el pensamiento medieval y su legado en la mística y la teología.

 

I. EL ENIGMA DETRÁS DE PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA:

 

Origen y contexto histórico: Pseudo Dionisio vivió a finales del siglo V y comienzos del VI, y sus escritos fueron atribuidos a Dionisio el Areopagita, discípulo de San Pablo. Sin embargo, se desconoce su identidad real y se cree que adoptó este nombre para ganar autoridad y difusión para sus obras.

Inspiración neoplatónica: Pseudo Dionisio fue fuertemente influenciado por el filósofo neoplatónico Proclo. Sus escritos son una mezcla de la filosofía neoplatónica y la teología cristiana, donde intenta conciliar ambas corrientes de pensamiento.

 

II. LAS OBRAS DE PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA:

 

De la jerarquía celeste y De la jerarquía eclesiástica: Estas obras exploran las jerarquías divinas y terrenales, clasificando las criaturas según su nivel de perfección y especie. Aquí se introduce la idea de una jerarquía sagrada que refleja el orden cósmico.

De los nombres divinos y De la teología mística: Estos textos abordan el conocimiento de Dios. Pseudo Dionisio propone dos enfoques: la teología positiva, donde se afirman las perfecciones divinas que se encuentran en las criaturas, y la teología negativa, que niega todas las determinaciones finitas de Dios para llegar a una comprensión más allá de los conceptos.

III. LA INFLUENCIA DE PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA:

 

En la Edad Media: Las obras de Pseudo Dionisio tuvieron una gran influencia en la teología y la filosofía medieval. Filósofos como Escoto Eríugena y teólogos como Santo Tomás de Aquino hicieron referencia frecuente a sus escritos.

La mística medieval: Dionisio se convirtió en el padre reconocido de la mística medieval. Sus enseñanzas influyeron en místicos, ascetas, liturgistas y artistas de la época.

La continuidad del neoplatonismo: Gracias a los escritos de Pseudo Dionisio, el neoplatonismo perduró en la Edad Media, manteniendo su relevancia en el pensamiento filosófico y teológico.

 

Pseudo Dionisio Areopagita es una figura enigmática cuya identidad histórica aún sigue siendo un enigma. Se estima que escribió una serie de tratados entre los años 480 y 530, los cuales fueron venerados por la Edad Media como textos sagrados. Se desconoce si realmente se llamaba Dionisio, pero adoptó ese nombre y se hizo pasar por el discípulo de San Pablo convertido después del discurso del apóstol en el Areópago. Aprovechando esta identidad, dirigió diez cartas a figuras de la época apostólica, como Cayo, Sosípatro, Policarpo, Demófilo, Tito e incluso "Juan, teólogo, evangelista y apóstol desterrado en la isla de Patmos", es decir, San Juan Evangelista.

 

En su obra más célebre, "De los nombres divinos", que fue comentada por Santo Tomás de Aquino, Pseudo Dionisio Areopagita afirma haber presenciado la "dormitio" de la Virgen María (término que luego se asoció con la muerte de la madre de Jesús) y haber conversado con San Pedro y Santiago Apóstol. Según la epístola VII, habría presenciado el eclipse solar durante la crucifixión de Jesucristo. La autoridad de papas como San Gregorio Magno y San Martín, así como la de San Máximo confesor (siglo VII), contribuyeron a considerar auténticos estos textos, tanto en Oriente como en Occidente, y llevaron a rechazar las sospechas sobre su origen apostólico que habían surgido durante la controversia con los monofisitas.

 

Las obras de Pseudo Dionisio Areopagita se difundieron a través de las versiones latinas del abad Ilduino y de Juan Escoto Erígena, y tuvieron una amplia influencia en la escolástica europea de la Edad Media. Inspiraron una serie de comentarios, incluyendo los de Hugo de San Víctor, San Alberto Magno y San Buenaventura. Dionisio se convirtió en el padre reconocido de la mística medieval, y sus ideas influyeron en teólogos, ascetas, liturgistas y artistas. Incluso Jacques Bossuet, experto en estilo, encontró agrado en sus escritos. Aunque el humanismo renacentista despreciaba el tosco latín de la Edad Media, no renunció al tesoro místico dionisiano, reconocido por su espíritu neoplatónico. A través del buen gusto de Marsilio Ficino, se ofreció una versión latina digna y se revivió la "quaestio dionisiana" en torno al autor desconocido.

 

La producción de Pseudo Dionisio Areopagita se divide en dos grupos de obras: uno compuesto por "De la jerarquía celeste" y "De la jerarquía eclesiástica", donde se estudia la clasificación de las criaturas dignas de recibir la revelación divina, y otro que incluye "De los nombres divinos" y "De la teología mística". Estos dos últimos textos, "De los nombres divinos" y "De la teología mística", profundizan en la naturaleza de Dios y la unión mística con lo divino. En "De los nombres divinos", Pseudo Dionisio explora los nombres y atributos de Dios, utilizando un lenguaje simbólico y místico para describir la naturaleza inefable de lo divino. Considera que estos nombres divinos son una forma de acercamiento y conocimiento de Dios, pero también reconoce que Dios está más allá de cualquier concepto humano o categoría de pensamiento.

 

En "De la teología mística", Pseudo Dionisio explica los diferentes niveles o etapas de la unión mística con Dios. Describe un camino ascendente hacia la unión con lo divino, que involucra purificación, iluminación y finalmente la unión contemplativa con Dios. Estos conceptos influyeron en la teología y la espiritualidad mística de la Edad Media, y se convirtieron en un punto de referencia importante para los místicos posteriores.

 

Pseudo Dionisio Areopagita también desarrolló la idea de la jerarquía celestial y eclesiástica. En sus obras "De la jerarquía celeste" y "De la jerarquía eclesiástica", describe una estructura ordenada en el mundo celestial y en la Iglesia. Según él, existen diferentes órdenes o jerarquías de seres celestiales y también de autoridades eclesiásticas en la tierra. Esta visión jerárquica influyó en la organización y el pensamiento eclesiástico medieval, y se consideraba un reflejo de la jerarquía divina en la creación y la Iglesia.

 

Es importante destacar que el pensamiento de Pseudo Dionisio Areopagita está fuertemente influenciado por el neoplatonismo y la filosofía griega. Combina elementos del platonismo, el pensamiento místico y la teología cristiana para desarrollar su visión única de la divinidad y la espiritualidad.

 

A pesar de las controversias sobre su autoría y la falta de certeza histórica sobre su identidad, las obras de Pseudo Dionisio Areopagita tuvieron un impacto significativo en la teología y la espiritualidad cristiana durante la Edad Media. Su enfoque místico y su lenguaje simbólico han seguido siendo objeto de estudio y admiración hasta el día de hoy.

 

En consecuencia, el personaje de Pseudo Dionisio Areopagita fue un teólogo y místico cristiano del siglo VI cuya identidad histórica sigue siendo incierta. Sus escritos, influenciados por el neoplatonismo y la filosofía griega, tuvieron un impacto significativo en la teología y la espiritualidad cristiana durante la Edad Media. Aunque su autoría es discutida, sus obras, como "La teología mística" y "De los nombres divinos", exploran la naturaleza de Dios, la unión mística con lo divino y la jerarquía celestial y eclesiástica.

 

Frases destacadas de Pseudo Dionisio Areopagita:

 

"La oscuridad de lo divino es más resplandeciente que la luz más brillante, y no conocerlo es el conocimiento supremo."

 

Esta frase destaca la naturaleza inefable de Dios y la importancia de reconocer las limitaciones humanas en el conocimiento de lo divino.

"La teología mística es el conocimiento supremo, la ignorancia iluminada por la sabiduría más alta."

 

Pseudo Dionisio enfatiza que la verdadera sabiduría se encuentra en la unión mística con lo divino y en reconocer la limitación del conocimiento humano.

"La unión con Dios es alcanzada cuando somos despojados de todo lo que no es Dios."

 

Esta frase resalta la importancia de la purificación y el desapego de todo lo mundano como un camino hacia la unión mística con Dios.

"En el éxtasis místico, el alma alcanza la más alta realidad sin ser llevada allí."

 

Pseudo Dionisio describe el éxtasis místico como una experiencia en la cual el alma alcanza la realidad divina sin ser transportada físicamente a ese lugar. Estas frases representan algunos de los conceptos fundamentales de Pseudo Dionisio Areopagita y su enfoque en la mística y la unión con lo divino.

 

Finalmente decir que en su obra "De los nombres divinos", menciona brevemente al diablo como un ser que se opone a la voluntad divina. Sin embargo, su enfoque principal no está en analizar detalladamente al diablo o el pecado, sino en explorar la naturaleza divina y la unión mística con Dios. Pseudo Dionisio consideraba que el pecado es el resultado de la ignorancia y la separación de lo divino. 

Según su perspectiva, el pecado es una caída de la verdadera realidad y una incapacidad para reconocer la luz y la belleza de Dios. Propone que a través de la purificación y la unión mística con lo divino, el individuo puede liberarse del pecado y alcanzar la unión con Dios. Es importante tener en cuenta que Pseudo Dionisio Areopagita escribió desde una perspectiva teológica y mística, y sus ideas sobre el diablo y el pecado se encuentran dentro de ese contexto. Sus escritos no se centran en una elaboración exhaustiva sobre estos temas, sino en la contemplación de lo divino y la búsqueda de la unión con Dios.




viernes, 10 de abril de 2020

AREÓPAGO



El Areópago o «Colina de Ares», es un monte situado al oeste de la Acrópolis de Atenas, sede del Consejo que allí se reunió desde el 480 a. C. hasta el 425 d. C.



Geológicamente, la colina del Areópago es un enorme monolito de mármol gris azulado, veteado de rojo. Mide 115 m de altura y domina el Ágora de Atenas. En la cima y en las laderas se observan cortes en la roca, formando plataformas, que son los únicos restos de antiguos edificios.

Según la leyenda, se llamaba así porque Ares había sido juzgado por los dioses y exonerado de ser ajusticiado por dar muerte a Halirrotio, hijo de Poseidón, que había violado a una hija de Ares: Alcipe. Por otra parte, y también según la leyenda, allí fue juzgado Orestes por el asesinato de su madre Clitemnestra.



En su origen, el Consejo del Areópago dependía del rey y se componía únicamente de Eupátridas. La influencia de éstos aumentaba a medida que iba disminuyendo el poder del rey, hasta el siglo VII a. C., en el que estos últimos llegaron a gobernar.


Tras las reformas de Solón, sus miembros eran escogidos entre los arcontes (magistrados) cuyos cargos eran inamovibles y representaban a los ricos en oposición a los aristócratas, si bien constituían un organismo menos exclusivo.​


Este tribunal controlaba a los magistrados, interpretaba las leyes y juzgaba a los homicidas. ​Sus poderes políticos fueron recortados y, en cierta medida, limitados por Clístenes, pero mantuvieron el poder hasta las Guerras Médicas. ​Con el rápido progreso de las instituciones democráticas, sus poderes resultaban incongruentes. Los arcontes perdieron su prestigio y su poder político en el 487 a. C. y ya no eran escogidos entre los hombres más importantes de la sociedad, sino que eran elegidos por sorteo.


Efíaltes, en el 462 a. C. les retiró la custodia de la constitución, con lo que su competencia disminuyó. ​Conservaron, no obstante, su función de tribunal para juzgar los asuntos criminales, pero perdieron toda su importancia política.


Se encuentra registro bíblico, diciendo en Hechos 17,16-18 y 22, que el apóstol Pablo pronunció un discursó allí, cuando unos filósofos epicúreos y estoicos lo condujeron al Areópago para que explicara aquella enseñanza «extranjera» que publicaba:

 

 Ahora bien, mientras Pablo los esperaba en Atenas, se le irritó el espíritu en su interior al contemplar que la ciudad estaba llena de ídolos.  Por consiguiente, se puso a razonar en la sinagoga con los judíos y con las otras personas que adoraban a Dios, y todos los días en la plaza de mercado con los que por casualidad se hallaban allí.  Pero ciertos individuos, filósofos de los epicúreos así como de los estoicos, entablaban conversación polémica con él, y algunos decían: «¿Qué es lo que este charlatán quisiera contar?». Otros: «Parece que es publicador de deidades extranjeras». Esto se debió a que declaraba las buenas nuevas de Jesús y de la resurrección.  De modo que se apoderaron de él y lo condujeron al Areópago, y dijeron: «¿Podemos llegar a saber qué es esta nueva enseñanza que hablas?»  Pablo entonces se puso de pie en medio del Areópago y dijo: «Varones de Atenas, contemplo que en todas las cosas ustedes parecen estar más entregados que otros al temor a las deidades».

 

En la actualidad hay una placa de bronce que contiene este discurso del apóstol Pablo y que conmemora dicho acontecimiento. No es posible afirmar con certeza que en aquella ocasión Pablo hablase ante el tribunal del Areópago, pero en su auditorio tuvo por lo menos a un componente de ese notable tribunal, según se afirma en Hechos 17:33-34.


Así que Pablo salió de en medio de ellos,  pero algunos varones se unieron a él y se hicieron creyentes, entre los cuales también estuvieron Dionisio, juez del tribunal del Areópago, y una mujer de nombre Dámaris, y otros además de ellos.


lunes, 8 de abril de 2019

SAN PABLO RECOMIENDA A LOS ESCLAVOS CRISTIANOS DE COLOSAS


Siervos, obedeced en todo a vuestros amos de la tierra; no sirváis solamente cuando os vean, para lograr el favor de los hombres, sino con sinceridad y por amor al Señor. Cualquier trabajo que hagáis hacedlo de buena gana, pensando que trabajáis para el Señor, en vez de fijaros en los hombres. Bien sabéis que el Señor os recompensará, dándoos la herencia prometida […] En cuanto a vosotros, conceded a vuestros servidores lo que es justo y razonable, sabiendo que también vosotros tenéis un Señor en el cielo.
 (Colosenses 3:22-4:1)