Porque conocían a Dios y no lo
han glorificado como le corresponde, ni le han dado gracias. Al contrario, se
perdieron en sus razonamientos y su corazón extraviado se obcecó más todavía.
Pretendían ser sabios cuando hablaban como necios. Cambiaron la gloria del Dios
inmortal por imágenes con forma de hombre mortal, de aves, de animales o de
serpientes. Por eso, Dios dejó que fueran dominados por sus malos deseos.
Llegaron a cosas vergonzosas y deshonraron sus propios cuerpos. Han cambiado el
Dios de verdad por la mentira; han adorado y honrado a seres creados, prefiriéndolos
al Dios creador, que es bendito por los siglos de los siglos. Amén. Por eso Dios
permitió que fueran esclavos de pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las
relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza. Igualmente los
hombres, abandonando la relación natural con la mujer, se apasionaron unos por
otros, practicando torpezas, varones con varones, recibiendo en sí mismos el
castigo merecido por su extravío.
(Romanos 1:21-7)
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