En los espectáculos de gladiadores dados por él o por
otros, hacía degollar a todos los que caían, aunque fuese casualmente y, en
especial, a los reciarios, cuyo semblante moribundo le gustaba contemplar…
Disfrutaba tanto viendo a los gladiadores llamados bestiarios y a los
meridiano, que iba a sentarse en el anfiteatro al amanecer y permanecía allí
incluso durante el mediodía cuando el pueblo se retiraba a comer.
( Suetonio)
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