Adrasto era hijo de un rey de Frigia llamado
Gordias y de Polinice, que de forma inintencionada mató a su hermano y fue
expulsado por su padre. Se refugió en la
corte del rey Creso, que lo purificó y recibió generosamente.
Después de algún tiempo fue enviado como guardián
de Atis, hijo de Creso que iba a cazar un jabalí que causaba grandes estragos
en la región. Adrasto tuvo la mala
fortuna de matar a Atis cuando apuntaba al animal salvaje.
Creso lo perdonó, le dijo que había sido un
accidente y la voluntad de los dioses, en cumplimiento de una profecía. Pero Adrasto no conseguía vivir con la culpa
y se suicidó en el túmulo de Atis.
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