El que vende un esclavo debe declarar su nacionalidad, pues
la mayor parte de las veces la nacionalidad del esclavo atrae o disuade al
comprador. Es importante conocer la nacionalidad, pues se supone que unos
esclavos son buenos por ser de una nacionalidad que goza de buena reputación,
mientras que otros se consideran malos porque son de una nacionalidad que tiene
mala fama.
( Justiniano en "Digesto" )
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