En los momentos de mayor
tranquilidad es cuando hay que prepararse para lo peor. Y los métodos que yo
sugiero para la seguridad de Roma, provocan la consternación de mis amigos e
incluso acusaciones de que soy inmoderado y que estoy perdiendo el sentido de
la proporción. Un hombre que puede dar órdenes a la escoria de una nación, que
no siente amor por su país, un revolucionario poseído por el odio y la envidia
y con sentimientos vengativos, perverso y traidor, no es un individuo del que
pueda uno reírse ni ignorarlo. Mis amigos son demasiado complacientes; creen
que Roma está fundada sobre una roca, que nuestra Constitución es invulnerable
y nuestras leyes demasiado fuertes. Les gusta creerse tolerantes con las
opiniones de todos los hombres y se niegan a reconocer que hay hombres
profundamente pervertidos, que son monstruos por naturaleza. Se miran sus
propios rostros agradables y paternales y creen que sus espejos reflejan a todo
el mundo. ¿Sabes lo que me dicen? ¡Que los seguidores de Catilina constituyen
una pequeña minoría en Roma!.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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