Espíritu
inquieto, ¡no te alteres
pensando
en mí! Ningún hombre me envía
al
infierno antes de tiempo;
pero
tampoco puede ningún hombre escapar de su destino,
ya
sea cobarde o héroe.
Vete
a casa y ocúpate de tu oficio,
teje
e hila. Vigila a tus criados
para
que también ellos tejan e hilen. La guerra
es
trabajo de hombres, y los troyanos
deben ser fieles a Troya, sobre todo yo.
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