Ha
vuelto mi marido y ha enviado criados a buscarme. Cuando leas la presente
estaré ya en Roma entre los muros de la casa de mi hermano y a la vista de
todos. No sé cuándo ni cómo podremos volver a vernos.
¿Cómo
podré vivir sin ti? ¡Oh, mi adorado, mi tesoro! ¿Cómo podré soportarlo? No verte,
no sentir tus brazos, tus manos, tus labios... ¡No lo soporto! Pero él me
pondrá tantas restricciones y en Roma hay tanta gente, que desespero de poder
volver a verte. Te amo más de lo que sé expresar. No lo olvides. Te amo.
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