martes, 23 de diciembre de 2014

CARTA DE TIGRANES DE ARMENIA A MITRIDATES DEL PONTO SOBRE LUCIO CORNELIO SILA



Tened cuidado con el romano Lucio Cornelio Sila, mi apreciado y poderoso suegro. En Zeugma del Éufrates concluyó un tratado de amistad con el sátrapa Orobazus de Seleucia del Tigris en nombre de mi soberano el rey Mitrídates de los partos.


Entre ambos me han atado de manos, amado rey del Ponto. Según los términos del tratado, tengo que permanecer al este del Éufrates y no osar desobedecer mientras ese viejo tirano que lleva vuestro nombre siga en el trono de los partos. Setenta valles pagó mi reino por mi regreso, y si desobedeciera me arrebatarían otros setenta.


Pero no debemos desesperar. Como os he oído decir, aún somos jóvenes y tenemos tiempo para ser pacientes. Este tratado entre Roma y el reino de los partos me ha decidido y voy a expansionar a Armenia. Para vos los territorios que mencionasteis de Capadocia, Paflagonia, la provincia de Asia, Cilicia, Bitinia y Macedonia. Para mi, el sur de Siria, Arabia y Egipto. Y, naturalmente, el reino de los partos. Pues Mitrídates, el viejo rey de los partos, morirá, y preveo que se producirá una guerra por la sucesión, pues ha sojuzgado a sus hijos igual que me sojuzga a mi, no favorece a ninguno y los atormenta con amenazas de muerte, llegando a veces a matar a alguno para que los demás se sometan. Por eso no hay ningún respeto de ningún hijo respecto a otro, lo cual es peligroso cuando muera el viejo rey. Yo os juro, honrado y estimado suegro, que en el momento en que estalle la guerra interna entre los hijos del rey de los partos, aprovecharé la oportunidad y atacaré en Siria, Arabia, Egipto y Mesopotamia, pero hasta entonces proseguiré mi labor de construir Tigranocerta.



REY TIGRANES DE ARMENIA

Una cosa más tengo que comunicaros respecto a la reunión entre Orobazus y Lucio Cornelio Sila. Orobazus ordenó al adivino caldeo Nabopolosor leer la palma de la mano y el rostro del romano. Bien, yo conozco los vaticinios de este Nabopolosor, cuyo hermano es adivino del propio rey de reyes, y os digo, grande y sabio suegro, que es un vidente que nunca se equivoca. Cuando hubo examinado la mano y el rostro de Lucio Cornelio Sila se postró en tierra humillándose ante él como únicamente lo hace ante el rey de reyes. ¡Y luego dijo a Orobazus que Lucio Cornelio Sila era el hombre más grande del mundo! Desde el río Indus hasta el río del océano, le dijo. Y yo sentí gran temor. Igual que Orobazus. Con toda razón. Cuando regresaron a Seleucia del Tigris, se encontraron con el rey y Orobazus le comunicó inmediatamente lo que había sucedido, incluidos detalles que le había dado el romano sobre nuestras actividades, poderoso suegro. E incluyendo la opinión del romano de que vos tenéis ambiciones de conquista del reino de los partos. El rey Mitrídates lo ha tomado muy en cuenta y me vigila, aunque lo único que me consuela es que ha mandado ejecutar a Orobazus y a Nabopolosor por honrar más a un romano que a su rey. Sin embargo, ha decidido cumplir el tratado, escribiendo a Roma a tal efecto. Parece que el viejo lamenta no haber visto en persona a Lucio Cornelio Sila. Yo sospecho que, de haberlo podido hacer, habría dado trabajo a su verdugo. Lástima que estuviese en Ecbatana.


Sólo el futuro nos mostrará nuestro destino, queridísimo y admiradísimo suegro. Puede que Lucio Cornelio Sila no vuelva más a Oriente y que su grandeza quede circunscrita a Occidente. Y puede también que un día sea yo quien asuma el título de rey de reyes. Sé que esto no significa nada para vos, pero para quien se ha criado en las cortes de Ecbatana, Susa y Seleucia del Tigris lo es todo.


Mi querida esposa, vuestra hija, se encuentra muy bien. Nuestros hijos están bien. Ojalá pudiera informaros de que nuestros planes van bien, pero, de momento, no es así.



( C. McC. )



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