sábado, 20 de diciembre de 2014

LA LEGIÓN ROMANA TOMANDO UNA CIUDAD

 

ASALTO A LOS MUROS

No importa cuantos sean los atacantes, llegara un momento en el que se trate del primer asaltante en llegar a lo alto de la muralla contra todos los defensores juntos. Este legionario recibe automáticamente un premio (la corona muralis), pero a no ser que sus compañeros lleguen a ayudarlo rápidamente este sera inevitablemente concedido a titulo póstumo. Generalmente, para alcanzar la cima de la muralla se emplean dos técnicas.

 

ESCALAS

Los legionarios son dolorosamente conscientes de que un oponente testarudo o un general demasiado impaciente terminara acabando por obligarles a trepar el muro. No hace falta esforzarse demasiado para imaginarse lo peligroso que resulta subir por una escala cuando la muralla esta repleta de defensores furiosos, por lo que los legionarios prefieren no pensar demasiado en el asunto.




A la hora de sobrepasar los muros de una ciudad enemiga hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: la trigonometría básica y la regla del 12:10. La trigonometría se usa para calcular la altura de la muralla (midiendo la longitud de la sombra de la misma, aunque si sus constructores han sido tan amables de usar bloques regulares de piedra, basta con contar las hiladas). Una vez que la altura de las murallas ha sido determinada, se usa la regla del 12:10 para establecer la longitud que deben tener las escalas: 12 codos de longitud por cada 10 codos de altura de la muralla. Esto es importante. No hace falta explicar que una escala que se quede corta por dos metros es completamente inútil, pero quizás no sea tan obvio que una escala demasiado larga puede ser incluso peor. Lo ideal es que las escalas queden mas o menos treinta centímetros por debajo de la cima de la muralla. Si es mas larga, el defensor podrá empujarla (a veces con un palo en forma de horquilla, fabricado precisamente con ese propósito) y una docena de legionarios se ira al suelo con un sensacional estrépito.

 

Al mismo tiempo, el equipo de combate completo pesa mucho. Si se intenta colocar una escala que sea demasiado larga a la distancia justa sobre el muro dándole mayor inclinación es muy probable que se parta por la mitad cuando este cargada de legionarios. Y otra vez por los suelos.

 

TORRES DE ASEDIO

Teniendo en cuenta esta perspectiva, un grupo de asalto que cuente con el apoyo de una torre de asedio puede considerarse afortunado. Estas monstruosidades -algunas llegan a tener seis pisos de altura- son el equivalente a edificios acorazados y con ruedas. Los inquilinos de los pisos superiores forman una masa de artilleros, arqueros y honderos cuyo trabajo consiste en que no quede nadie vivo en los parapetos para cuando los legionarios hayan empujado la torre hasta las murallas y suban por las escaleras para acabar de ocuparla. Las torres de asedio deben ser resistentes al impacto de chorros de aceite hirviendo, flechas incendiarias y algún que otro proyectil de catapulta (el ingeniero Apolodoro sugiere el uso de intestinos de vaca curados como mangueras para el sistema de extinción de incendios). Todas estas medidas de protección pueden, sin embargo, resultar inútiles si el enemigo es lo bastante astuto como para desviar el agua de la ciudad y crear un lodazal justo enfrente de las murallas, o para excavar una mina y conseguir que uno de los lados de la torre se hunda en el terreno, derribándola, cuando apenas le falten por recorrer unos pocos metros para llegar a su objetivo.

 

RESUMEN DE UN ASEDIO

1.- Pásate días o semanas construyendo cosas mientras el enemigo te arroja objetos punzantes.

2.- Enfréntate a las ocasionales salidas con las que el enemigo intentara quemar o demoler lo que acabas de construir.

3.- Cuando se de la señal de ataque, avanza entre masas de flechas, proyectiles de honda y chorros de aceite hirviendo.

4.-  Súbete a una escala para pelearte con un gran numero de sujetos que albergan una furia homicida contra ti.

5.- Baja de las torres y las murallas por las escaleras, en una lucha peldaño por peldaño, hasta llegar al nivel del suelo.

6.- Encárgate de los últimos defensores, esta vez en una lucha casa por casa, mientras las señoras te tiran ladrillos y tejas a la cabeza (Pirro de Epiro perdió la vida a causa de un ladrillazo de estos durante la consecución de su ultima victoria. Fue efectivamente una victoria pírrica).

 

Por favor, ten en cuenta que para este momento es mas que probable que la ciudad este ardiendo -accidental o intencionadamente- por lo que estos últimos combates tendrán lugar entre edificios en llamas que pueden desplomarse sobre tu cabeza en cualquier momento.

 

Dadas todas estas circunstancias no debe resultar sorprendente que, para cuando hayan tomado la ciudad, los soldados estén para pocas bromas. Durante el saqueo de una ciudad ocurren cosas terribles, pero un general inteligente dejara rienda suelta a sus hombres durante horas, o durante días, antes de llamarlos al orden; fundamentalmente porque es muy probable que lo ignoren completamente si lo hace antes.

 

Tras ello, los romanos se dedicaran a saquearlo todo metódicamente, de forma muy romana. Normalmente, los que hayan sobrevivido a la furia asesina que sigue al asalto serán capturados y vendidos como esclavos. El botín se reúne para ser distribuido equitativamente mas tarde. Dependiendo de las circunstancias, es posible que la legión aun permanezca en la ciudad una semana mas o menos, derribando las murallas y devastando aquellas zonas del paisaje que aun no hayan sido devastadas por las partidas de aprovisionamiento. Después, menos numeroso pero considerablemente mas rico, el ejercito reemprende la marcha.

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