En
nuestro mundo romano las mujeres son distintas de los hombres. Y las hembras no se les da otra opción que
tener que hacer lo que se les dice su paterfamilias, porque así lo estipula la
ley romana. La única razón por la que el paterfamilias carga con el gasto de las hijas es porque puede valerse
de ellas para mejorar su situación o la de su hijo. Si no, ¿para qué
alimentarlas y vestirlas durante dieciocho años? Hay que darles una buena dote
y eso el padre de familia lo hace a fondo perdido. Mira, hijo mío, a las chicas
sólo se las utiliza para obtener ventajas. Aunque, oyendo gritar a tu hermana
como se opone a casarse con el chico que yo he elegido para ella, no sé si no
tenían más razón en la época antigua, cuando a las niñas las ahogaban en el
Tíber.
Tienes
que entender que las mujeres son seres inferiores, joven Lucio Cornelio. Tejen
sus ilusiones en las telas, no en el telar del tiempo. No tienen ninguna
importancia en el mundo; no hacen la historia, ni gobiernan. Las cuidamos
porque es nuestra obligación y las protegemos contra las preocupaciones, la
pobreza, las responsabilidades... Por eso, si no mueren al dar a luz, viven más
que los hombres. A cambio de eso, nosotros les exigimos obediencia y respeto.
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