Había ganado cierta fama en Roma con mi oratoria, pero lo
que yo hacía era dar chillidos y berridos en comparación con la elocuencia de
mi noble maestro Demetrio. Su voz hace temblar la atmósfera un buen rato;
juraría que hasta los pájaros le escuchan. Cuando cita a Aristóteles, me parece
que es el mismo Aristóteles el que habla con acentos que semejan de mármol
brillante, porque parecen fulgurar y relucir y hacerse visibles a la vista
deslumbrada. ¡Qué delicioso es volver a ser estudiante!. Los hombres nunca
deberían de dejar de estudiar, de volver a esas fuentes en que bebieron en su
juventud porque en los libros existe mucha sabiduría y no hay fin para los
conocimientos que pueden adquirirse. Todo hastía, excepto el saber. Todo se
vuelve rancio y fatigoso si es cosa del cuerpo; pero lo que es de la mente y
del espíritu nunca cesa de satisfacer, nunca deja saciado y exhausto. Es como
si uno poseyera la eterna juventud, porque uno anda siempre descubriendo y
siempre es exaltado a un nuevo tesoro que le es revelado. Todos los senderos
son prístinos, como si jamás hubieran sido pisados por ningún pie. Cada portal
se abre a una nueva panorámica, jamás vista hasta entonces por ningún otro
hombre. Las palabras de Sócrates o Platón significan algo único para cada
discípulo, porque aporta a ellas una única mente y un alma nueva. Así deben ser
las Islas de los bienaventurados, jamás exploradas por completo, sin horizonte,
barridas por los vientos que vienen de la eternidad.
De aquí iremos a Asia Menor y a Rodas, para proseguir mis
estudios cuando éstos hayan sido completados, si es que uno puede decir
verdaderamente que el estudio es jamás completado. Cuando regrese, me casaré
con Terencia, porque, como tú me dices en tu carta, ella conviene en ese
matrimonio. Abrázala en mi nombre y trata de inducirla a que dé su
consentimiento final e implora a su hermana Fabia, que impetre para nosotros la
divina intercesión.
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