La chabacana afición por los excesos más pretenciosos que
mostraba Lolia Paulina, la tercera esposa de Calígula, es incomparable. Se cubría
de esmeraldas y perlas no ya con motivo de alguna ceremonia severa y solemne,
sino incluso en un banquete corriente de esponsales; y estaba dispuesta a
demostrar de inmediato a quien lo dudara que le habían costado cuarenta
millones de sestercios enseñándole las facturas.
( Plinio en "Historia natural")
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