Octavio Augusto afirmaba que no debía en absoluto entablarse
un combate o una guerra sino cuando la esperanza de beneficio era
ostensiblemente mayor que el temor a las pérdidas. Decía, en efecto, que los
que buscaban un mínimo provecho arriesgando mucho eran semejantes a los que
pescaban con un anzuelo de oro, cuya pérdida, si se rompía, ninguna pesca la
podía compensar.
( Seutonio en "El divino Augusto")
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