No es de extrañar,
que hombres de todas partes del mundo vinieran para ver esta Acrópolis, para
subir sus escaleras, para recrearse en sus jardines y en sus floridas terrazas,
para cruzar aquellos muros e inclinarse ante Athenea Parthenos, para pasear a
lo largo de las columnatas del Partenón, detenerse ante los santuarios y dejar
allí una ofrenda y seguir los pasos de los filósofos y poetas que no volverían
a ser igualados, no, por muchos siglos que transcurrieran. Que los hombres del
futuro admiraran su propia ciencia y su propia sabiduría, sus propias leyes y
sus propias filosofías. Que alardearan todo lo que quisieran. No volvería a
haber una raza de hombres que erigiera una maravilla de gloria semejante, con
tan absoluta perfección y nobleza bajo
el sol. El hombre había alcanzado su ápice de encanto y sabiduría en esta
Acrópolis. De ahora en adelante, se declinaría y se haría más pequeño.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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