sábado, 29 de octubre de 2016

CARTA DE CICERÓN A SU AMIGO TITO POMPONIO ÁTICO SOBRE LOS BUROCRÁTAS


Como sabes, tengo un gran despacho en uno de los mayores edificios públicos del Foro. Allí me encuentro a menudo con la gente más irritante que puede afligir a un político: los burócratas y los que buscan influencias en el gobierno para sus contratos.

 

Un burócrata es el más despreciable de los hombres, aunque es necesario, al igual que los buitres son necesarios; pero uno no puede admirar a los buitres, a los que de modo extraño tanto se parecen los burócratas. No me he encontrado con un burócrata que no sea mezquino, aburrido, casi necio, taimado o estúpido; opresor o ladrón, que se pavonee con la poca autoridad de que goza, al igual que un niño disfrutaría poseyendo un perro travieso. ¿Quién va a confiar en semejantes criaturas? Son como el excremento de las naciones complejas.

 


A mi despacho vienen a verme fabricantes, comerciantes, constructores de carreteras y alcantarillas, proveedores de materiales para el Ejército, arquitectos y muchos otros, todos pretendiendo sobornarme para obtener mi recomendación. Yo sólo doy mi aprobación a lo mejor. Puede que me tomes por loco, como me toman esos hombres; pero vivo muy bien sin merecer su aprobación.



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