Nerón inició el proyecto de abrir un canal en el Istmo de
Corinto, que sirviera como alternativa a la larga y peligrosa ruta que
circundaba el Peloponeso. Dio tres primeros golpes en la tierra con un pico de
oro, que le entregó ceremoniosamente el gobernador de Grecia. No se dejó
arredrar por los recelos de sus ingenieros egipcios, que preveían inundaciones
desastrosas, pues el mar estaba a niveles distintos en uno y otro lado del
Istmo, pero se vio obligado a abandonar el proyecto debido a la sublevación de
la Galia que daría lugar a su derrocamiento.
( Filóstrato, en "Nerón" )
La oposición de los dioses a la perforación del canal, quedó
demostrada por la muerte violenta de todos los que intentaron llevar a término
el plan: Demetrio I de Macedonia, Julio César, Calígula y Neron.
( Plinio en "Historia natural")
Aunque el proyecto no se concretó hasta el siglo XIX,
la idea venía concibiéndose desde al menos el siglo VII a. C., cuando el tirano
Periandro de Corinto pensó en ejecutar una obra similar pero se vio obligado a
cancelarla debido a las dificultades técnicas, insalvables para la época,
construyendo en su lugar una rampa de piedra sobre el istmo de Corinto a la que
se conoce como Diolkos, y cuyos restos pueden verse todavía hoy discurriendo de
forma paralela al canal.
En los últimos años de la República romana, Julio
César vio ventajas en la construcción del canal para su recién formada Colonia
laus Iulia Corinthiensis.
En el año 67 d.C., el Emperador romano Nerón ordenó
que el canal se excavara nuevamente, encomendando el trabajo a 6000 esclavos.
Nerón murió un año después del comienzo de las obras y su sucesor Galba canceló
el proyecto por considerarlo demasiado costoso.
No obstante, el Canal de Corinto se completó por fin, sin
inundaciones ni castigo divino en el año 1893.
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