( En las fotos, el autor del blog Xavier Valderas
posando a la vista del acueducto durante su estancia en Segovia). Los dibujos
son grabados de épocas pasadas.
El acueducto de Segovia es un acueducto romano
situado en la ciudad española de Segovia. Su construcción data de principios
del siglo II d. C., en época del emperador Trajano. La parte más visible, y por
lo tanto famosa, es la arquería que cruza la Plaza del Azoguejo, en la ciudad.
El acueducto de Segovia conduce las aguas del
manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la
ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes
de llegar a la ciudad. El agua se recoge primeramente en una cisterna conocida
con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de
sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decanta y
desarena, para continuar su camino. Después recorre 813 m (con una pendiente de
un 1 %)2 hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se asentaba
la ciudad en torno al Alcázar). Antes, en la plaza de Día Sanz, hace un brusco
giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde salva la depresión con una
arquería, que presenta todo el esplendor del monumento. En la parte más elevada
mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de
arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.
Desde su llegada a la ciudad hasta la plaza de Día
Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación 44 arcadas de orden doble (esto
es, 88 arcos), siguiendo después otros cuatro arcos sencillos. En el primer
sector del acueducto aparecen 36 arcos apuntados, reconstruidos en el siglo XV
para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1072. En el piso
superior, los arcos tienen una luz de 5,10 metros, con los pilares de menor
altura y grosor que los del piso inferior. El remate es un ático por donde
discurre el canal conductor de agua (con una sección en forma de U de 180 x 150
cm), adaptándose el piso inferior a los desniveles del terreno. En el piso
inferior, los arcos tienen una luz que oscila alrededor de los 4,50 metros y
los pilares disminuyen su sección de manera escalonada, de abajo arriba: en la
coronación tiene una sección de 1,80 x 2,50 metros, mientras que en la base
llegan a alcanzar 2,40 x 3 metros.
Está construido con sillares de granito asentados sin
argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época
romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el
constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del
acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules Egipcio,
que según la leyenda fue el fundador de la ciudad. En tiempos de los Reyes
Católicos se colocaron en esos dos nichos la imagen de la Virgen de la
Fuencisla (patrona de la ciudad) y San Sebastián. Sin embargo, hoy en día tan
sólo se puede apreciar la primera talla. El 4 de diciembre, onomástica de santa
Bárbara, patrona del cuerpo de Artillería, cuya academia está en Segovia, los
cadetes arropan la imagen de la Virgen con una bandera. La línea de arcos se
levanta organizada en dos pisos, con una decoración simple en la que predominan
unas sencillas molduras, que enmarcan y estructuran el edificio.
En la época de los Reyes Católicos se realizó la
primera gran obra de reconstrucción del acueducto. Se encargó de las obras el
prior del monasterio cercano de los Jerónimos del Parral, llamado Pedro Mesa.
Se reedificaron 36 arcos, con mucho respeto hacia la obra original. Más tarde,
en el siglo XVI, fue cuando se pusieron en los nichos centrales las estatuas
antes mencionadas de la Fuencisla y san Esteban.
El acueducto es el hito arquitectónico más importante
de la ciudad. Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso
haya llegado al tiempo presente en perfecto estado. Hasta casi nuestros días
proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente a su Alcázar. En
los últimos años ha sufrido un patente deterioro causado principalmente por la
contaminación medioambiental y a los propios procesos de erosión del
granito.[cita requerida] Las vibraciones originadas por el tráfico, contra lo
que se pudiera pensar, no le afectan debido a su gran masa e inercia, hecho
comprobado gracias a las recientes auscultaciones dinámicas efectuadas.[cita
requerida] Para garantizar su supervivencia, se ha procedido a un minucioso
proceso de restauración que ha durado casi ocho años, bajo la dirección del
arquitecto Francisco Jurado, al tiempo que se ha desviado el tráfico rodado de
las inmediaciones del monumento (la plaza del Azoguejo se ha transformado en
zona peatonal).[cita requerida]
En 1992 los coches dejaron de pasar por debajo de los
arcos del acueducto. Con todo, sigue expuesto a la contaminación, ya que se
sigue circulando a escasos metros de él.
Hay una leyenda del acueducto de Segovia en la que se
cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y
bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio
que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los
días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el diablo y le
concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de
que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña accedió y el diablo
comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de
haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el
gallo, lo que hizo que el diablo fracasara y la niña no perdiera su alma. En el
hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de la
Fuencisla.
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