Un
plebeyo llamado Publio Afranio Potito, en un inoportuno arranque de adulación
rastrera, juró ofrecer su vida si Calígula se recuperaba de una enfermedad, y
un caballero, de nombre Atanio Secundo, declaró que, si se curaba, participaría
en un combate de gladiadores. En vez de obtener la cuantiosa recompensa que
esperaban, perdieron la vida, pues Calígula recobró su salud y los obligó a
cumplir sus promesas.
( Dión
Casio en "Historia romana")
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