A
nosotros los pobres no se nos podría calificar ni siquiera de plomo, sino de
algo más bajo, si es que existe, y la mayoría de nosotros nos ganamos el pan
con el sudor de la frente; y la pobreza, la necesidad y la desesperación, y
exclamaciones como ¡Ay!, ¿qué voy a hacer?, y ¡Oh, qué mala suerte!, son
habituales, al menos entre nosotros los pobres. Puedes estar seguro de que
estaríamos menos angustiados si no viésemos a los ricos vivir con tanta dicha,
los cuales, a pesar de tener tanto oro y tanta plata en sus arcas, a pesar de tener
todas esas ropas, sus propios esclavos, carruajes, edificios y granjas, todo
ello en grandes cantidades, no sólo no lo han compartido nunca con nosotros,
sino que ni siquiera se han dignado jamás a fijarse en la gente corriente. Esto
es lo que más nos indigna, Cronos, y creemos que es intolerable que un hombre
se recueste vestido con ropajes púrpura y se atiborre de cosas buenas,
eructando y recibiendo las felicitaciones de sus invitados y celebrando
banquetes sin cesar, mientras yo y los de mi clase soñamos con conseguir cuatro
óbolos para poder dormir tras hartarnos de pan o cebada, con berros, tomillo o
cebolla como condimento.
( Luciano en su "Saturnalia")
No hay comentarios:
Publicar un comentario