En Esparta tenían la costumbre de encerrar en una habitación
oscura a todos los mancebos y a todas las chicas que aún estaban sin casar.
Cuando un joven ponía su mano sobre una doncella, debía casarse con ella sin
dote. Lisandro (el general espartano que puso fin a la guerra del Peloponeso)
fue multado por abandonar a la primera joven que había tomado de esa forma para
casarse con otra mucho más hermosa.
( Ateneo en "Banquete de los eruditos" )
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