Lucio Licinio Lúculo, aparte de gran político
y militar, era un muy reverenciado por los gastrónomos y mesoneros instruidos.
A él le debemos la aclimatación en Europa del delicioso cerezo (palabra
derivado de Ceraso, la ciudad del Ponto arrebatada a Mitrídates donde se
criaban los cerezos más dulces).
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