(...) Como ya
han constatado muchos, César era muy aficionado al lujo y a la elegancia. Mandó
construir una hermosa casa de campo en las cercanías del bosque de Diana, y apenas
terminada la hizo demoler porque no le gustaba. En sus viajes llevaba consigo
pavimentos de mosaico y fuentes de mármol. Su ida a Britania fue movida, según
dicen, por el deseo de encontrar perlas
(…) Siempre estaba dispuesto a comprar
piedras preciosas, obras de arte de prolijo trabajo, estatuas y cuadros
antiguos. Por esclavos de hermoso cuerpo y cultivada inteligencia pagaba
precios tan fantásticos que él mismo se avergonzaba y no los asentaba en sus
libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario