Un
hombre soñó que era llevado en volandas en una artesa llena de sangre humana y
comía un poco de la sangre que se había congelado. Entonces, su madre se presentaba
ante él y le decía: «Hijo mío, me deshonras». A continuación soñó que los hombres
que lo transportaban lo dejaban en el suelo y se iba a casa. En realidad se enroló
como gladiador y disputó muchos combates hasta el final. Pues darse un festín de
sangre humana auguraba que se alimentaría impura y salvajemente de sangre humana,
y las palabras pronosticaban una vida deshonrosa. El hecho de ser llevado en una
artesa auguraba que estaría en constante e incesante peligro, pues todo lo que
se pone en una artesa ha de ser consumido. Puede que su buena suerte en las
peleas hubiera acabado, pero abandonó su profesión y regresó a casa. Después de
mucho tiempo, y ante la enorme insistencia de algunos de sus amigos, dejó de
ser gladiador.
( Artemidoro en "Sueños" )
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