La clámide (χλαμΰς en griego) era una prenda de vestir ligera, hecha de lana,
que llevaban a modo de capa los soldados de caballería y efebos griegos entre
los siglos V a. C. y III a. C.
Era en esencia un rectángulo de proporciones 2x1
aproximadamente, con un largo aproximado de la altura de su portador. Estaba
hecha de lana fina y solía llevar una franja de color adornando los lados
menores.
Se usaba en la
estación cálida por los soldados jóvenes, como prenda única, a excepción de las
sandalias, y ceñida con una fíbula generalmente sobre el hombro derecho aunque
hay documentación que sitúa la fíbula en el hombro izquierdo, la base del
cuello e incluso sobre la espalda.
El hecho de ser una prenda tan ligera sobre el cuerpo
desnudo hace que algunos historiadores la crean más conveniente únicamente para
el estadio, teorizando que en situaciones de campaña se llevaría con una túnica
debajo.
Posteriormente la clámide fue adoptada por los
romanos y acabó derivando en el paludamentum que se vestía sobre la coraza por
los mandos militares.
Recrear una clámide es relativamente sencillo usando
una sábana de cama individual o trozo de tela de dimensiones similares o algo
más pequeño.
Para ello basta con doblar a lo ancho la tela, y en
el lado derecho fijar los dos extremos a un tercio desde el doblez mediante un
imperdible o broche.
La forma de colocarse la clámide era introduciendo la
cabeza por la abertura quedando el broche sobre el hombro derecho.
La clámide tuvo continuidad en el período bizantino,
siendo a menudo mucho más grande, llevada de lado con un cierre en el hombro, y
casi alcanzaba el suelo por delante y por detrás.
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