Adornando el cadáver de Viriato con esplendor sumo le
incineraron sobre una altísima pira y en su honor degollaron numerosos animales
sacrificiales. Infantes y jinetes, ordenados en filas, corrían en círculo y, al
modo bárbaro, proclamaban, revestidos en sus armas, la alabanzas de aquél.
Hasta que se extinguió el fuego permanecieron todos sentados en su derredor. Una vez concluido
el sepelio, se llevó a cabo un certamen de luchas individuales sobre la tumba.
( Apiano en su "Historia Romana")
La imagen es un cuadro del pintor José de Madrazo, expuesto
en el Museo del Prado de Madrid.
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