La tetrarquía es una forma de gobierno mediante la
cual el poder lo comparten cuatro personas que se autodenominan tetrarcas.
La tetrarquía fue también el sistema de gobierno
colegiado instaurado por el emperador romano Diocleciano en el año 284 d. C.
ante la necesidad de regular el caos que reinaba en el Imperio tras los años
conocidos como crisis del siglo III entre el 235 y el 285. La creación de un
sistema tetrárquico de gobierno por parte de Diocleciano se debió más a la
coyuntura político-militar que a un plan preestablecido o un designio sobre la
mejor forma de gobierno del Imperio. En los inicios se trató de una diarquía,
por la cual nombró césar a Maximiano en 285 d. C. con la finalidad de que este
reprimiera la rebelión bagauda. Un año más tarde, con el encargo de reprimir el
alzamiento de Carausio, era nombrado augusto de Occidente.
Por otro lado, fue el permanente conflicto con el
Imperio persa y el fracaso de los intentos de vencer a Carausio lo que llevó a
Diocleciano a formar la tetrarquía. Los dos Augustos nombraron simultáneamente
a los dos Césares: Galerio y Constancio Cloro. De este modo el Imperio quedaba
bajo el mando de dos Césares y dos Augustos. Los Augustos se encargaban de la
defensa del Imperio y los Césares (investidos de imperium y diadema) los
ayudaban y reemplazaban en caso de impedimento o muerte.
En este sistema, al menos en la primera tetrarquía,
no había una división territorial perfectamente delineada sobre las áreas de
poder de cada tetrarca. Diocleciano se comportaba como detentor de un poder
superior por ser el augusto senior. Dado que esta situación no se dio con la
segunda tetrarquía y ya generados algunos conflictos por problemas de
supremacía, la división territorial entre los cuatro se consumó en la segunda
tetrarquía.
Esta coparticipación del poder no supuso un
desmembramiento del Imperio, pues Diocleciano se reservó para sí la Auctoritas
Senioris Augusti, conservando así la capacidad de intervención en los demás
territorios. Asimismo, Diocleciano dio forma a la nueva tetrarquía determinando
que los augustos debían renunciar a los 20 años de gobierno, dejando paso a los
dos césares que a su vez debían nombrar a los nuevos. Asimismo, la reforma
indicaba las formas de titulación que debían emplearse:
Los títulos comunes de los emperadores romanos —pius,
felix, invictus, augustus, pater patriae— así como el fundamental poder
proconsular fueron detentados en exclusiva por los dos augustos, Diocleciano y
Maximiano. Por su parte los dos césares tenían el mismo número de consulados y potestades
tribunicias, pero carecían de salutaciones imperiales.
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