Cuenta la leyenda que en una ocasión, Alejandro Magno
increpaba a un pirata que habían capturado echándole en cara su profesión.
-"Soy pirata" -se oyó responder-
"porque no tengo más que un barco. Si tuviera una flota sería un
conquistador".
A Alejandro le causó gracia la ingeniosa respuesta y
lo dejó en libertad.
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